La mentira hecha verdad por repetida
En medio de este viaje de la vida
me encontré a mí mismo en un bosque oscuro, donde se perdió la rectitud del
camino
Dante Aligueri: La divina
comedia
La verdadera
división de poderes en Venezuela
Es importante entender lo que pasa en Venezuela.
Aquí hay dos poderes, unos institucionales y otros fácticos. Los
primeros son los clásicos: Ejecutivo,
Judicial y Legislativo. En éstos, el
juego está trancado, pues la AN no reconoce al Presidente desde ayer, el
TSJ no reconoce a la AN, etc. Los poderes fácticos son el pueblo en general, en
la calle, (con inclusión de todas las clases sociales, ojo que no hablo de
todas las ideologías), las FFAA y la Iglesia.
Las FFAA fueron convocadas a actuar en defensa de la Constitución por
la AN desde que se instaló su nueva directiva. A las FFAA también se pidió
intervenir para salvaguardar la seguridad, alimentación, salud y derechos
humanos del venezolano por la Conferencia Episcopal, desde el sábado próximo
pasado ¿Que soluciones hay?
1. Que el Ejecutivo
acepte la solicitud de la AN, Maduro salga y el Vicepresidente convoque a
elecciones en 30 días para elegir a quien deberá completar su período hasta el
2019
2. Que el gobierno
termine por desenmascararse como dictadura –no sólo militar y castro–comunista,
sino también fundamentalista– y pretenda hacer lo que le dé la real gana impunemente
ante los ojos del mundo. La primera alternativa sería la mejor para Maduro y su
cúpula, pues saldrían sin haber cometido delitos contra la Constitución.
La segunda impulsaría y justificaría la activación de los poderes
fácticos, con el visto bueno de Raimundo
y todo el mundo. Además, la imagen de la MUD quedaría chévere, pues no sería
ella quien ejecutaría La salida, pero
sí quien la habría facilitado. A mi entender, esos son los dos únicos caminos
existentes.
Ninguno de ellos, empero, está exento de imponderables.
Crimen y castigo
según el District
Attorney
Jorge Rodríguez: Auto-nombrado nuevo portavoz del Vaticano
El rol de Venezuela durante los gobiernos estadounidenses coincidentes
con los mandatos de Chávez y Maduro, decidieron no pararle a las provocaciones presidenciales
y a los presuntos delitos cometidos por los llamados enchufados, o cúpula cívico militar responsable de la catástrofe
nacional. Digo presuntos, puesto que
hasta que no estén presos, convictos y confesos –o al menos se hayan probado de
manera indubitable las acusaciones en su contra, siguen gozando de la presunción de inocencia–.
Pero así como en el Derecho Penal de EEUU existen dos opciones, culpable y no culpable, a nivel de la opinión pública hay juicios de valor
vinculados con la calidad y estilo de vida de los sospechosos.
Si yo, por ejemplo, salto de mi condición socioeconómica actual, y
comienzo a exhibir una forma de vida que
implicaría poseer una fortuna personal de 100, 1.000 o 5.000 millones de euros,
me convierto, automáticamente, en sospechoso
para quienes vigilan el movimiento de capitales a escala global.
No sería entonces de extrañar que, al aterrizar en Miami, me
detuviera el FBI y me preguntara–: Mr.
García, ¿de donde sacó usted esa catarrajia de dólares? A lo que yo pidiera
hipotéticamente responder: Me gané el
Loto Florida; o: Hice una jugada
riesgosa en la Bolsa de Nueva York.
Son hipotéticas respuestas correctas sobre acciones honestas, pero,
en ambos casos, tienen que estar respaldadas por una documentación creíble: El
cobro del impuesto correspondiente al juego, las facturas del corredor de
operaciones bursátiles. Si no existen los papeles justificativos, surge la
presunción de la actividad delictiva más común del Siglo XXI: El lavado de dinero. Y comienza la
pesquisa para detectar los 12 elementos que lo configuran, así como los
colaterales que involucran a otras personas.
Armar un rompecabezas de esta categoría es el sueño para cualquier
Fiscal de Distrito o DA, como se les llama en EEUU. Porque sabe que, a partir
de ese punto crítico, viene una caída de fichas de dominó, la cual puede
elevarlo del a ser electo Alcalde y, de allí, a una brillante carrera política
cuyo techo puede ser la bóveda del Parlamento en Washington, o hasta la de la
casa nívea que queda en el vecindario.
El poder funde
los fusibles del cerebro
Un general que hace honor a"El Padrino" de Scorcese
Pese a que lo antes dicho debería ser de conocimiento común no es de
concienciación corriente: El poder funde más de un tapón cerebral y aísla del
mundanal ruido a los encumbrados. Pasó con Pablo Escobar Gaviria, quien se
creyó que gozaba de impunidad vitalicia, hasta que murió sobre cualquier tejado
de cualquier vecindario. Pasó con el Chapo Guzmán, quien pensó que al moverse
como un topo evitaría su detención, hasta que el afán de protagonizar en
Hollywood al lado de Sean Penn, condujo a sus perseguidores al escondite. Hoy recordé
la anécdota de un personaje conocido, quien fue Ministro en la IV República.
Aún caído, se le llamaba por su nombre
de pila, y se hacía el loco. Le interpelaban por su título, Ingeniero; y tampoco. La única manera de
que volteara y respondiera, ¡Hola, Luis!,
era cuando le decía: Ministro.
Sólo así se entiende –como lo destaca hoy Jesús Petit Da Costa– que
los hermanitos Rodríguez, el Alcalde y la Canciller, le reclamaron airadamente
a monseñor Diego Padrón que cómo se le ocurría contrariar al Papa en lo del
diálogo. El comentario del ilustre profesor fue muy simpático: Así andará de mal el régimen que encarga a
los camaraditas Rodríguez de la defensa del Vaticano.
No hay forma de
expresarse en libertad
Sicarios del régimen apaleando a Julio Borges
No quiero terminar esta reflexión sin referirme al rol de los medios,
los masivos y los otros. No es un secreto para nadie que el régimen ha
impuesto, siguiendo la conseja de ese pupilo de Goebbels que es Izarrita, la
hegemonía comunicacional en Venezuela. Como periódicos sólo quedan en la
oposición El Nacional, El nuevo país y Tal Cual. En la tele y la
radiodifusión, la situación es aún peor con la autocensura de las emisoras aún
independientes.
Pero aunque hubiera hoy todo el menú de opciones existente ADC –antes
de Chávez–, hay verdades dolorosas que es preciso reconocer para poder enmendar si fuera posible. La libertad de
expresión no la ejercen los periodistas. Hay siempre una raya amarilla, conocida como línea
editorial, que la fijan los dueños. Los comunicadores inteligentes y
preparados suelen sortear esa raya, tomando riesgos cada vez mayores, cuyos
resultados pueden ser el desempleo, la prisión y la muerte. Veo más libertad
offline que online, queriendo decir con esto en las redes sociales que en los medios
masivos.
Desde luego, el peligro de las redes sociales es el hackeo y la
propagación de noticias falsas y rumores. Hoy, por ejemplo, a nombre mío y
utilizando mi lista de contactos, mandaron la falsa información de que watsup
iba a ser oneroso a partir de mañana, si no se enviaba el mensaje a 9
contactos. También recibí una nota de que el presidente Trump había declarado a
The New York Times que sacaría a las
patadas a Maduro durante los primeros 100 días de su gestión. Para darle
credibilidad a la noticia, ésta se hallaba dentro de un arte final con la
caligrafía del periódico en caligrafía. Pero hablaba de algo que no existe, de
la versión en español del Times.
Y es aquí donde se me erizan los cabellos. Porque el imbécil que
redactó la nota de marras se dirige a otros imbéciles que pueden creérsela. Y
aquí es donde coincido con el presidente Trump: Si Ud. quiere mantener privado lo que escribe, hágalo a mano y mándelo
por correo; porque ningún computador es seguro. Y hoy, con de la tecnología
más avanzada en cuanto a formatos se trata, regresamos a la oscuridad de la
mentira hecha verdad por repetida.
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