domingo, 24 de marzo de 2019

El guion del magnicidio cubano

Nicolás Maduro afirmó ayer, durante otro de sus escuálidos mitin, que había frustrado un magnicidio liderado por Juan Guaidó. Aseguró también que el Sebin había detenido a Wilfrido Gómez, (a) “Neco”, solicitado por la Interpol por homicidio y sicariato. Maduro agregó que no le temblaría el pulso para hacer justicia, y, refiriéndose a Juan Guaidó, señaló: “Al títere diabólico le acabamos de desmantelar un plan que dirigía él personalmente para matarme” (lta.reuters.com).


Para Javier Galeano de “El Periódico” de Cataluña, Fidel Castro fue el sujeto con más homicidio frustrados, un total 638 intentos según el G2 cubano hasta el 2007. De acuerdo a la misma fuente, llegaron a ejecutarse más de un centenar.
Esta información fue recogida por el “Libro de Récords Guinness”, y así lo registró en su contabilidad. Por su parte, la web Cubadebate atribuye la planificación de los mismos a la CIA.  
Galeano describe los métodos planeados  y advierte que todos fracasaron: francotiradores, explosivos colocados en sus zapatos, veneno inyectado en un puro, una pequeña carga explosiva dentro de una pelota de baseball, entre otras variantes".
El general de división Fabián Escalante, ex jefe del servicio secreto cubano y uno de los encargados de la seguridad del sátrapa por décadas, declaró que, durante todos los presidentes de Estados Unidos, desde Eisenhower hasta Clinton –pasando por Kennedy, Johnson, Nixon, Carter, Reagan y Bush (padre)– adelantaron y fallaron en algún intento al respecto.
Escalante describe a los 10 más más “llamativos”:


La “femme fatale”
Una de las amantes del tiranosaurio, Marita Lorenz, habría aceptado como misión de parte de la CIA envenenarle con pastillas. Lorenz las introdujo en el  dormitorio de Castro, pero debió ocultarlas en un pomo de loción, dentro del cual las píldoras se disolvieron, por lo cual el plan se vino abajo.
El flux contaminado
En 1975, el Comité de Inteligencia del Senado estadounidense acusó al abogado James B. Donovan, político, abogado y ex militar estadounidense (famoso por su rol estelar en las negociaciones que lograron por el intercambio de los prisioneros Francis Gary Powers y Rudolf Abel), de haber elaborado un traje que le sería entregado al tirano como presente, y que “forrado con esporas y bacterias que le provocarían una grave enfermedad en la piel, y le conducirían a una horrible muerte".
El mortal regalo le sería entregado durante la negociación para liberar a los prisioneros de bahía de Cochinos. El plan abortó cuando Donovan le dio a cambio a un traje de buceo comprado por él mismo
La pluma–inyectadora
A la moda de los inventos de las películas de James Bond, Escalante denunció haber arrestado un sicario que portaba una pluma estilográfica cargada de tóxicos a presión. La idea era que el detenido, mezclado entre sus seguidores, se le acercara durante un evento público y chocara contra él, inyectándole un potentísimo veneno. Este plan también falló.
El tabaco explosivo
En 1967, el diario “Saturday Evening Post” publicó que la CIA le había pedido a un agente de policía de Nueva York cambiarle uno de los Cohiba que el dictador fumaba por un tabaco que le volaría la cabeza, durante la visita de Castro a las Naciones Unidas en 1960. Empero, el intento no se efectúo
El tabaco envenenado
La adicción de Fidel a la nicotina trató de ser explotada, por lo cual la CIA la volvió a explotar con otro tabaco, en este caso un puro envenenado con toxina botulínica, capaz de matarle en breve tiempo. Sin embargo, si bien el doble agente que recibió el arma, no pudo llevar a cabo el atentado.
El caracol implosivo
Aprovechándose de la afición de Castro por el buceo, la CIA colocó una caracola implosiva, con colores brillantes y aspecto lo suficientemente inusual como para atraer su atención, en uno de los lugares favoritos de Fidel. Funcionaría como una mina submarina, pero no ocurrió–
El mentón hirsuto
Los analistas de imagen de norteamericanos creían que parte del poder de Castro residía en su barba. La CIA calculó que, si la perdía, mostraría a los ante sus seguidores su debilidad y falibilidad. Así, se intentó poner sal de talio, un potente depilatorio, en los zapatos de Fidel o en alguno de sus puros. El químico sería absorbido o inhalado por el líder, provocándole la caída del vello facial. Obviamente, todo quedó en el aire.
El ácido lisérgico (LSD)
En lo que fue un esfuerzo no tanto por matar a Fidel, sino para desacreditarlo. La CIA intentó rociar a Castro con un aerosol cargado de LSD, durante su alocución en vivo. La idea era que Fidel enloqueciera en el aire, dando a entender a los radioescuchas que había perdido la razón.
El pañuelo contaminado
Fue una variante el traje contaminado, y Escalante lo describe como “una obsesión de la CIA por llenar a Fidel de bacterias nocivas y/o de toxinas”– El pañuelo también brilló por sus ausencia.
El jugo envenenado 
Para Escalante, “lo más cerca que la CIA estuvo de matar a Castro fue cuando intentó hacerle ingerir un jugo envenenado, en 1963”. Pero la pastilla que debía echársele al batido se quedó adherida a la pared de nevera del hotel Habana Libre, donde Castro había acudido. Cuando el camarero–espía trató de despegarla, la cápsula se abrió, y el veneno se derramó. 


General de división Fabián Escalante, fabulador del magnicido

Estos intentos, que Escalante narra con lujo de detalles en sus obras (“La gran conjura”, “Proyecto Cuba”, “Operación Mangosta”, “Acción Ejecutiva” y “1963: el complot”) pueden tener dos significados: que el general retirado los inventó, para garantizarse el apego de su jefe y sus ascensos dentro del apparatchik cubano; que los adobó, salpimentándolos para exacerbar la paranoia de Fidel, común a todos los dictadores y, en especial, los comunistas (Stalin, por ejemplo, mandó a deforestar ambas riberas del río Moscova, por la cuales solía pasear, para evitar le asesinaran).
Sea como fuere, el hábito de denunciar intentos de magnicidio que han empleados tanto Chávez como Maduro no es original –como tampoco lo han sido ninguna de las medidas adoptadas por sus regímenes–. Se trata de libretos de culebrones como “El derecho de nacer”, escritos en Cuba, pero no por Félix B. Caignet, sino por Fabián Escalante. En otras palabras, del guion del magnicidio cubano.

sábado, 2 de marzo de 2019



Narcotráfico, Inc.
Luis García Planchart

Prólogo
 El lector de este trabajo tiene tres opciones: creer que estoy como María Antonia, loco de remate, pues escribo con una escoba y barro con un Paper–Mate,[1] concederme el beneficio de la duda o pensar que lo que afirmo es cierto. La verdad es hay en lo que escribo muy poca especulación y opinión  de mi parte, aunque sí mucha documentación, ordenada secuencialmente.
Estimo que narcotráfico es hoy el negocio más rentable del mundo. Cuando Pablo Escobar Gaviria, jefe del Cartel de Medellín, llegó a su máximo estrellato, un Kg de coca pura se pagaba en Colombia a US$ 2,000, y se vendía al mayoreo, en EEUU, a US$ 5,000. Ese margen del 60% era entonces más que suficiente para cubrir con creces el flete, la pérdida por la captura de los alijos y el pago de sobornos.
    Según la Oficina de las Naciones Unidas para el control de las Drogas y la Prevención del Delito (Onudd), el mercado de la cocaína en el mundo mueve hoy más de US$ 84, mil millones[2]. Para producir un kilo de pasta base de cocaína, se requieren entre 450 y 600 kilos de hojas. Un campesino colombiano recibe, en promedio, US$ 1.30 por kilo, lo cual quiere decir que el kilo de pasta base en la selva colombiana vale entre US$ 585 y US$ 780. Empero, aún en la misma selva colombiana, el kilo llega a venderse a US$ 2,700, y en los puertos, el valor se triplica. Esa misma porción, adulterada, se convierte en dos, y cuesta 165 mil dólares el kilo. La data proviene del informe “El problema de las drogas en las Américas”, elaborado recientemente por la Organización de Estados Americanos (OEA).
Al llegar a Centroamérica, el kilo se vende a diez mil dólares, al arribar al norte de México, a quince mil. Al pasar la frontera con EEUU, vendido al mayoreo, alcanza los 27 mil o más, pero en el trayecto, sufre alteraciones que lo duplican. En 2010, el precio por gramo de cocaína refinada, vendido en EEUU, alcanzaba los 16 mil dólares.



Joaquín “El Chapo” Guzmán
Según la Revista “Forbes”[3], Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, alias “El Chapo”, actualmente procesado en EEUU, llegó a ser el más buscado por las autoridades mexicanas y estadounidenses, y, asimismo, uno de los hombres  más ricos del mundo, con una fortuna que superaba los mil millones de dólares para el 2011.
En mayo del 2915, la revista “Foreign Policy” incluyó a “El Chapo” Guzmán entre de los 500 individuos más poderosos del mundo, junto a Miguel Ángel Treviño Morales –líder de Los Zetas– y Vicente Carrillo Fuentes –líder del Cártel de Juárez–. Guzmán, según la Fiscalía de Nueva York, fue responsable de traficar 25% de las drogas ilegales entre México y EEUU. Sus operaciones cubrían no sólo Centro y Sur América; sino también Europa y Oceanía.
Solamente de EEUU, Guzmán recibía mas de 2 mil millones de dólares al año, y otros tantos de la Unión Europea. Al precio del que traficaba, habría que haberle añadido el doble por las ventas al detal.
Comparada con la industria petrolera –llamada una vez la más productiva–, el narcotráfico le lleva una morena. En él no hay patronos ni obreros, contratos colectivos, huelgas, exploración, perforación ni refinación. Tampoco hay meritocracia ni una intrincada red de distribución y comercialización de los productos básicos y derivados.
En el narcotráfico, tan globalizado como la industria petrolera, hay una oligarquía gobernante, de origen europeo, con más de dos siglos de existencia. Fuera de los jefes de las familias que dirigen la operación, los demás son simples peones, desechables, entrenados para recibir y ejecutar órdenes.
 La familia Bronfman
La historia del narcotráfico como negocio transnacional no comienza, como algunos pudiesen creer, en el Siglo XX, con Pablo Escobar Gaviria o los cárteles mexicanos, sino mucho más atrás, hace doscientos años, con la familia Bronfman.
De ascendencia judía y radicada en Canadá, la familia Bronfman debe su apellido a Samuel Bronfman (1889–1971), quien hizo fortuna contrabandeando licores de la empresa Seagram´s a EEUU durante la prohibición.
Lo que Bronfman exportaba era veneno puro, una mezcla de alcohol, ácido sulfúrico, caramelo, Fusel[4] y whisky de centeno. Por su ingesta, entre 1920 y 1930, 34 mil norteamericanos murieron.
Desde 1920, Bronfman importó whisky y ginebra de The London Distillery Company, Ltd, licorera que dominó por décadas más del 50% del mercado mundial. Sus propietarios fueron altos jerarcas de la nobleza británica, a quienes Su Majestad les había concedido derechos para comercializar destilados alcohólicos. Entre ellos figuraban Thomas Dewar[5], el mariscal del campo y conde Douglas Haig, el barón Thomas Woolavington y otros personajes que dieron nombres a sus destilados.



Samuel Bronfman, CEO de Seagram´s
En 1936, cuando el presidente Franklin Roosevelt derogó la prohibición, los Bronfman tuvieron que pagarle 1 mil 500 millones de dólares a la Tesorería de EEUU para cancelar los impuestos por exportación de alcohol, reconociendo, implícitamente, que más de la mitad del alcohol ingresado ilegalmente había sido  contrabandeado por su firma.
Hoy se considera a los Bronfman filántropos respetables y distinguidos, y su apellido está relacionado con le tout de Canadá e Israel, tanto dentro de sus gobiernos como en los negocios y la cultura. En EEUU les conocen como “los dueños de Seagram´s, la destilería más grande de Norteamérica”[6]. Empero, el patrimonio familiar va mucho más allá del alcohol, pues incluye bancos, bienes raíces, estupefacientes y minas.
Durante la prohibición, delinquir fue en EEUU una actividad económica muy lucrativa. La economía subterránea se nutría de la prostitución, la usura y la protección. Al legalizarse el alcohol, empezó a comercializarse una valiosa mercancía, la droga, cuyo abastecimiento se coordinaba desde Londres y Canadá, que entonces era una colonia británica. El hampa estadounidense se recicló, transformándose en eslabones finales de un proceso de marketing que integraba la fabricación de la droga, su distribución al mayor y ventas al detal, con territorios asignados, comisiones y precios uniformes.
Hollywood enmascaró la sordidez de este proceso con películas sobre la fabulosa década de los años veinte. Pero nada hubo de glamoroso ni liberador tras la mascarada cinematográfica, sino la inoculación del crimen organizado internacional, creado por Gran Bretaña, con el apoyo de los Bronfman y sus aliados estratégicos.
Así se fueron llevando, “puerta a puerta” y por más de un decenio, la heroína, la cocaína y cuanta ponzoña caía en manos de esta singular familia, usando la misma empleada para contrabandear licor.
El próximo paso fue lograr su impunidad.
 Productores y consumidores
 La Primera Guerra del Opio se libró entre el Reino Unido y China, entre 1839 y 1842, pues los británicos sólo poseían entonces opio como divisa, elaborado en la India, y querían cambiarlo por valiosos productos chinos como la seda, el té y el arroz. Inglaterra necesitaba del libre comercio, mientras que el Emperador Daoguang lo había prohibido, pues los campesinos y obreros adictos al opio, se gastaban hasta dos tercios de sus ingresos en la droga maldita.
El Emperador expulsó a los importadores quienes, corrieron a Gran Bretaña, y, llegando a Londres, pusieron el grito en el cielo. Así lograron que Su Majestad ordenara a la Armada Británica imponer por la fuerza la venta por la libre del opio en China. ¡Las tropas chinas fueron rápidamente derrotadas por los ingleses, y el Emperador firmó el infame e infamante “Tratado de Nankín!, en 1842, donde, además de aceptar el enviciamiento de su pueblo, cedió a Hong Kong como puerto de entrada.
Al terminar la II Guerra Mundial, el gobierno comunista de Mao Zedong decretó la pena de muerte inmediata contra los narcotraficantes, y cero ayuda a los consumidores. A éstos se les dejaba encerrados en celdas acolchonadas, desnudos y con un cubo para orinar y excretar. Si sobrevivían al síndrome de abstinencia, bien. Y si no, peor para ellos.
 Testaferros
Los financistas británicos se valieron de tres categorías de testaferros para encubrir al narcotráfico.
1.    Los “Hofjuden” –“judíos de la Corte”–; familias que, a lo largo de los siglos, habían servido eficiente y lealmente a la nobleza europea como asesores de hacienda, manteniendo su adhesión inquebrantable a las ramas nobiliarias genovesa y veneciana, y, tras el derrocamiento de Jacobo II (1688), al fusionarse con la realeza británica, al servicio del Reino Unido.[7] Los Hofjuden nada han tenido que ver con el sionismo. Al contrario, organizaron pogromos frecuentes, para luego hacerse los locos, poniéndose al lado de las víctimas gracias a sus apellidos.
También figuran en esta categoría los Montefiore, servidores de la nobleza genovesa desde el Siglo XIII, en Italia y España; los Goldsmid y Mocatta, principales intermediarios en la compraventa del oro y plata de la familia real británica desde el Siglo XVII; los Oppenheimer, propietarios de minas de oro y diamantes en Sudáfrica; los Sassoon; los Hofjuden de la India, antiguos productores de opio,  y, en la actualidad, respetadísimos miembros del jet set del Caribe; los De Hirsch, que pagaron la emigración sionista de Europa Oriental a Canadá; los Rothschild, con su inveterado y tradicional empeño en destruir a EEUU; y las familias bancarias de nueva estirpe, como los Loeb, Meyer, Schiff, Schroeder y Warburg.
2.    Los “recién llegados”, seleccionados y patrocinados por las familias pioneras para dirigir al bajo mundo y sus brazos legales en EEUU. Este gran grupo de migrantes se disfrazó con los ropajes de la religión, especialmente de la ortodoxia rusa. A veces por medio de cultos oscurantistas, ejercen el poder religioso, particularmente a través del Consejo Norteamericano de Iglesias Cristianas.
Lo cierto es que los “recién llegados”, antes de su arribo a EEUU, colaboraron con el fascismo, suministrándole tropas a Hitler y Mussolini en los Balcanes y Europa Oriental.
Algunos de ellos, como los Sassoon, manejan hoy la flor y nata del narcotráfico, la pornografía y el juego en los garitos clandestinos. Son también ejemplos típicos los Radziwill, líderes de los solidaristas polacos; los De Menil, quienes, gracias al connubio, se incorporaron a las grandes fortunas tejanas; los Di Spadafora, representantes de la casa italiana de Saboya y responsables del la comisión de múltiples asesinatos, así como familias de menor abolengo, como la Brzezinski, las de William F. y James Buckley –promotoras de la legalización del consumo–, las Di Portanova –quienes también llegaron al patrimonio por el matrimonio­– proveedores para la élite de los adictos, desde las discotecas de Nueva York hasta las playas de la Riviera Maya de México y el Caribe.
3.    Los “testaferros”, antiguos miembros de los partidos comunistas de EEEUU y la Gran Bretaña. Son “topos” de muy bajo perfil, que han continuado infiltrándose en la inteligencia y las organizaciones gremiales de la derecha de ambas naciones.
La manipulación de la ley en EEUU
No es sólo en los países tercermundistas donde el crimen organizado internacional consiguió impunidad para el narcotráfico y el narcolavado, para lo cual vale la pena hacer una pequeña historia.
La adicción estadounidense al opio y sus derivados comenzó desde la Guerra Civil (1861–1865). A los heridos se les inyectaba morfina, para operarles y aliviar sus dolores, y miles de ellos volvieron adictos. El problema se agudizó durante la Conquista del Oeste, pues en sus pueblos, al lado de los bares, burdeles y casinos, había fumaderos de opio; una realidad ocultada celosamente en las películas de vaqueros.
Entre finales del Siglo XIX e inicios del XX, en EEUU se fabricaban kits, adquiribles sin prescripción, contentivos de ampolletas de vidrio y dosis de morfina y heroína. También se vendía libremente la  cocaína, empacada en cajas de latón. El láudano –opio disuelto en alcohol– era un elíxir muy común para tratar numerosas enfermedades, y  se administraba, indiscriminadamente, a niños y adultos. Hubo campañas de mercadeo para vender los opiáceos como panaceas universales contra todos los padecimientos, desde el alcoholismo hasta el cáncer. La mayoría de los compuestos pregonados en los mercaditos populares contenía uno o más de estos narcóticos en su formulación.
La heroína, la morfina y otros opiáceos se vendieron, legalmente y sin regulaciones, hasta 1920, cuando se promulgó la “Ley de la Droga Peligrosa”; pero ya era demasiado tarde, pues se había creado, tan solo para la heroína, un mercado más de 200 mil consumidores fuertes en EEUU.
Aunque la mona se vista de seda
 Revocada la Prohibición, y floreciente el negocio del opio con Shanghái, los Bronfman, al igual que muchos de sus socios canadienses, se “legitimaron”.
El hampa invirtió millones en empresas lícitas como fachada ilegales y para lavar dinero. Esta nueva fase, de pretendida legalidad, se caracterizó por el abandono del contrabando alcohol en favor del tráfico aún mayor de los estupefacientes.
Al principio, los Bronfman asumieron todos los riesgos del contrabando. Eludieron la ley, enfrentaron a los “zopilotes” mexicanos y encararon la humillación de los escándalos y el escarnio público, si algo les salía mal. Como resultado, la familia adquirió una pésima reputación.
Sin embargo, dado el valor del mercados de drogas en EEUU, los británicos no podían dejar a su principales testaferros cargando con una imagen tan negativa, ni tampoco deshacerse de ellos, pues los Bronfman se había vuelto irremplazables por su dominio absoluto sobre el crimen organizado.
No obstante, representaban un riesgo mayor, si continuaban negociando abiertamente con los distribuidores en el tráfico de narcóticos.
El problema se resolvió subiendo a los Bronfman varios escaños en la pirámide de los Hofjuden. Casi de la noche a la mañana, los Rothschild, los Montefiore, los De Hirsch y demás, convirtieron a Sam Bronfman, “Míster Sam”, el zar del hampa en Norteamérica, en la estrella ascendente del movimiento sionista canadiense.[8]
En 1934, Míster Sam recibió su primer empleo respetable: le designaron Presidente del National Jewish People’s Relief Committee de Canadá. En 1939 fue  nombrado director de la Jewish Colonization Association presidida por el Barón De Hirsch. Ese mismo año, la Canadian Pacific Corporation invitó a Míster Sam a establecer una nueva organización de refugiados con los judíos de Europa Oriental.
En cinco años Míster Sam se transformó, por obra y gracia de los británicos, en un filántropo sionista. Los puestos le fueron cayendo, uno a uno. Fue director del Comité Judío Canadiense, sustituyendo a Lyon Cohen, hijo de Lazarus Cohen; y  fundador de la Jewish Colonization Association. Los demás Bronfman recibieron honores similares.
Por último, en 1969, los Bronfman obtuvieron de Su Majestad la más alta investidura: Míster Sam fue ungido como Caballero de Gracia de la Venerada Orden de San Juan de Jerusalén. A su hermano Allan y a su hijo Charles, los  hicieron Caballeros de la Justicia. Estos nombramientos no fueron meros maquillajes, pues sólo se le habían conferido, históricamente, a quienes habían desempeñado las misiones más peligrosas y fructíferas para la Corona Británica.
Sin embargo, pese a su montaña de riquezas y su ingreso al mundo de la sangre azul, los Bronfman no consiguieron un poder autónomo. Aunque muchos creen que los Bronfman son los dueños de Seagram´s, las acciones de la licorera pertenecen a Trizec, sobre la cual sólo poseen un porcentaje minoritario. Trizec la es dueña, a su vez, Eagle Star Ltd. de Londres, que pertenece a la más rancia aristocracia británica: Evelyn de Rothschild, los condes y duques que dominan el Lloyd of London y otras empresas bancarias y lumbreras británica, como Sir Kenneth Strong y sir Kenneth Keith.
La sociedad a su vez es dueña de la English Property Corporation Ltd., a cuyo accionista mayoritario, el proxeneta Laurie Marsh, le conocen como “El Príncipe de la Pornografía” por ser propietario de los bares de strippers, los salones de masaje, las productoras de films Triple X y los burdeles de la Zona Roja de Londres. English Property es la dueña mayoritaria de Trizec.
Tampoco los Bronfman manejan la estrategia de las inversiones y el lavado de dinero, sino que lo lleva a cabo el bufete de abogados Phillips, Bloomfield, Vineberg and Goodman, famoso por su reciente participación en los escándalos denominados “Los papeles de Panamá” y “Los papeles de las Bermudas”.
 El crimen internacional organizado (CIO)
 El punto de inflexión en la Guerra del Opio ocurrió durante el primer quinquenio de la posguerra, tras la derrota de Japón. El narcotráfico se introdujo en aquel momento crítico, gracias a la Seguridad Británica –BSC–[9],domiciliada en el Rockefeller Center de Nueva York, un año antes de que EEUU entrara en guerra.


Sir William Stephenson es condecorado por Bill Donovan, Jefe de la OSS
El jefe de la BSC fue William Stephenson (1897-1989), piloto militar canadiense, hombre de negocios e inventor. Sus órdenes iniciales habían sido: “Investigar las actividades del enemigo, proteger las propiedades británicas contra el sabotaje y motivar a la opinión pública a favor de la Gran Bretaña”. Más tarde, sus operaciones fueron extendidas para asegurar en incluir a la inteligencia norteamericana en el espionaje global, colaborando estrechamente con los británicos.
Stephenson se convirtió muy pronto en el asesor favorito del presidente Franklin Delano Roosevelt, logrando que su amigo, William Donovan, fuese nombrado como director de la Oficina de Servicios Estratégicos –OSS–, la cual se convertiría, eventualmente, en la Agencia Central de Inteligencia –CIA–.
Así la inteligencia británica le puso las manos al área más sensible del espionaje en EEUU, antes, durante y después de la II Guerra Mundial.
La Cosa Nostra mete su cuchara en la política de EEUU
Stephenson reunió a los capo–mafiosos de la Cosa Nostra y a los mandos del Ejército de EEUU para preparar la invasión a Sicilia, y se convirtió en un verdadero capataz del crimen, a través de Meyer Lansky[10] . Igualmente, Stephenson patrocinó la “rehabilitación” del gánster Lucky Luciano.
Cachorros de la misma camada del OSS fueron el coronel Louis Mortimer Bloomfield–apoderado y contador de los Bronfman– y el general Julius Klein –padrino de Max Fisher y ficha clave de la mafia estadounidense–[11].
El periódico italiano “Paese Sera” identificó, en marzo de 1967, a Permindex, como propietaria del Centro Mondiale Commerciale -CMC-, empresa de fachada de la CIA para transferir fondos a Italia. El dinero fue usado en actividades ilegales de espionaje. Según “Paese Sera”, el CMC participó en el complot para defenestrar y asesinar al presidente francés Charles de Gaulle.
“Paese Sera” profundizó en sus denuncias contra Permindex, mencionando a Bloomfield, a quien describió como “un agente estadounidense que aparenta ser hombre de negocios canadiense”.  Por supuesto, estas noticias fueron  rechazadas por los gobiernos de Italia y EEUU, pero su desmentido sería aplastado por las abrumadoras evidencias y pruebas que surgirían a futuro.
Julius Klein, tras servir como espía estadounidense en Alemania durante la I Primera Guerra Mundial, trabajó como reportero de sucesos, en 1920, en el “State Herald” de Chicago, y fue el primer locutor en idioma germano para la misma empresa, propiedad de William Randolph Hearst. Adicionalmente, editó la versión “Pacífico Sur” de la Revista “Stars and Stripes”, candidato a la Asamblea Legislativa de Illinois (1932) y al Senado de EEUU (1954).
Kein formuló, en 1941, una estrategia militar denominada “Combat Public Relations”, que unificaba la guerra psicológica y la propaganda política. Durante la Guerra del Pacífico, manejó las relaciones públicas del general Douglas MacArthur.
La relación de Klein con el crimen organizado internacional se inició a través del Kuhn, Loeb & Company[12], el banco de inversión más próspero de finales del Siglo XIX y principios del Siglo XX, cuyo crecimiento implosionó gracias al oro y las joyas hurtadas por la Guardia Roja al zar Nicolás II y a su familia, antes de que les asesinaran con la mayor vileza.
Klein investigó la desaparición de 400 millones de dólares en efectivo, enviados en 1917 por Nicolás II a el Chase Manhattan Bank, el JP Morgan y el First National City Bank, con motivo de la primera insurgencia en Rusia. Klein detectó que el dinero había sido retenido y lavado indebidamente por sus custodios. En el caso de Klein, los resultados de sus pesquisan no trascendieron, pues funcionó el refrán: “El silencio es oro”.
 El COI y el magnicidio de Kennedy
David Sarnoff, un judío ruso exiliado que llegó a EEUU con una mano por delante y otra por detrás y terminó siendo presidente ejecutivo de la compañía angloamericana RCA–Victor, seleccionó al personal clave para la Agencia Nacional de Seguridad –NSA–.
Allí colocó a Walter Sheridan como Jefe de Contrainteligencia y Coordinador de Protección Política e Inteligencia de “Resorts International” –la red de casinos Lansky–, y al coronel Clay Shaw – quien más tarde fue enjuiciado como autor intelectual del magnicidio del presidente John F. Kennedy. De torvos sujetos como como Shaw se valió el OSS, y. por ende, el crimen organizado, para operar a sus anchas en el mercado estadounidense.
En la investigación sobre la muerte de Kennedy, el fiscal Jim Garrison de Nueva Orleáns demostró que el presidente había sido abaleado, como mínimo, por dos francotiradores, y que, en dicha conspiración, habían intervenido agentes de la CIA, el FBI, la policía de Dallas y altos funcionarios del gobierno norteamericano.
La acusación de Garrison está detallada en su libro “On the Trail of the Assassins”. Allí aparecen todas las pistas, datos, claves y referencias para que cada quien saque sus propias conclusiones y, a mi entender, las mejores de ellas fueron también plasmadas en el filme JFK de Oliver Stone (1992).
La “caza de brujas” del senador Joseph McCarthy estuvo concatenada con un proyecto de la OSS. Fue el primer ejercicio de envergadura de los infiltrados en el FBI para infiltrar a miembros del crimen organizado en la seguridad norteamericana, sobre todo en su inteligencia y en relaciones públicas, con el objeto de anticipar, resolver y echarle tierra a los yerros de que cometieran sus compinches.
Hubo alguna resistencia, sobre todo por parte del presidente Dwight Eisenhower, quien mantuvo fuera de esta red a los programas aeroespacial y nuclear, pero hasta ahí. ¿Por qué? Porque quien les declarara la guerra a las drogas, aún siendo presidente de EEUU, tendría que vérselas contra mafias e individuos implacables, enquistados en la estructura de poder del país.
La pregunta es: “¿Hacia dónde ha ido todo esto?”. La respuesta la da Daniel Estulin:
“El objetivo final de la pesadilla actual es un futuro que transformará a la Tierra en un planeta-prisión, mediante un mercado  único globalizado, controlado por un gobierno mundial –también único– vigilado por un ejército igualmente mundial, regulado económicamente por un Banco Mundial y habitado por una población controlada mediante microchips; cuyas necesidades vitales se habrán reducido al materialismo y la supervivencia: trabajar, comprar, procrear, dormir, todo conectado a un ordenador global que supervisará cada uno de nuestros movimientos.”[13]
Rol del narcotráfico en el nuevo orden mundial




Para poder captar a plenitud el verdadero rol del narcotráfico, el narcolavado, el crimen organizado y los estados productores y consumidores de drogas, comencemos por entender qué son las drogas, y a cuáles de ellas no estamos refiriendo.
Veamos la secuencia del narcotráfico:
1. Cultivo
La adormidera –“Papaver somniferum”– es una flor nativa del Sur y el Este del Mediterráneo, oriunda de las riberas de los ríos Rin, Ródano, Po y Danubio, el Lago Bracciano en Italia y Alemania. y en las proximidades de Granada, en España. Hay evidencias de su cultivo y uso desde finales de la Edad de Piedra. Hoy se planta en Europa, Asia, África y América.
Afganistán produjo el 95% del opio del mundo, en el 2012, y el 66 %, en el 2015, manteniéndose como el principal productor mundial de las últimas décadas.
La coca –“Erythroxylum coca”– crece al piedemonte andino, en Bolivia, Brasil, Colombia, Chile y Ecuador. En Perú y Bolivia, a diferencia de Colombia, la coca se cultiva con frecuencia en zonas agrícolas cercanas a pueblos rurales y a mercados bien conectados con los sistemas económicos y de transporte del país.
En ambos países hay cultivos de coca no sólo en zonas remotas, sino también junto a cultivos lícitos, campos de pastura y zonas boscosas, advierte el informe de la OEA “El problema de las drogas en las Américas”.
La marihuana –“Cannabis sativa”– es originaria del Asia central, y se consume desde hace 3 milenios AC. Hoy es el psicotrópico más común en el mundo con fines recreativos, religiosos y medicinales, según la ONU:  entre 127 millones y 233 millones de consumidores para el 2014[14].
Las drogas sintéticas –metanfetamina y éxtasis, entre otras– representan nuevas adiciones al menú narcoadictivo. Aunque fueron descubiertas a principios del Siglo XX, su lanzamiento y promoción ocurrió mucho después, cuando el COI negoció con los carteles y los productores chinos, y se ajustó para su comercialización en EEUU y la Unión Europea.
 2. Elaboración
 Los opiáceos son derivados de los alcaloides, los cuales se hallan en la cápsula de la adormidera y se extraen por incisión. Los más conocidos son la heroína, la morfina, el opio y el láudano.
2.1 Heroína
La heroína fue sintetizada por Charles Romley y Alder Wright, a fines del siglo XIX, quienes la aislaron con la acetilación del clorhidrato de morfina, otro subproducto del opio. “Heroína” fue el nombre con el que Bayer de Leverkusen, Alemania, bautizó a la nueva sustancia, creyendo que su ingesta convertiría a los soldados alemanes en héroes, y que, como sustituto de la morfina, resultaría mucho menos adictiva.
Más tarde se descubrió que la heroína se convertía en morfina al ser absorbida por el hígado. Igualmente, se supo que la adicción generada por la heroína era más intensa que la de la morfina.
La heroína está prohibida en EEUU desde 1961, pese a lo cual ha habido aumentos significativos y constantes de su oferta y la demanda. Su consumo se multiplicó en la segunda década del Siglo XXI, hasta convertirse en una verdadera epidemia, por lo cual el presidente Donald Trump la declaró “una emergencia nacional” (2017) por sus más de más cien bajas letales al día.
2.2 Láudano
El láudano es un cóctel de alcohol, opio y aromatizantes, preparado por primera vez por el alquimista, astrólogo y médico suizo Teofrasto Paracelso (1493–1541), usando azafrán, canela, clavo, vino blanco y otros ingredientes.
Algunos efectos del láudano no han sido superados por ningún otro fármaco moderno, y siguen disponibles en varios países, entre ellos España, mediante su elaboración como fórmula magistral.
El láudano se empleó en varios jarabes durante doscientos años. Los más famosos fueron los de Thomas Sydenham ­–quien lo aderezaba con vino de Málaga–  y el abate Rousseau, médico personal de Luis XIV de Francia –que usaba alcohol y  levadura de cerveza–.
Hasta que apareció la aspirina, el láudano era el único analgésico eficaz contra cualquier dolor, desde el provocado por la caída de los lentes de leche en los niños a los generados por el cáncer y otras enfermedades terminales. También su efectividad fue demostrada para curar o mejorar la ansiedad, la diarrea, el insomnio, y la tos, desde un catarro hasta la tuberculosis. Sus principios activos básicos son la morfina y la codeína.
 2.3 Cocaína, bazuco (crack) y PBC
 La cocaína es un psicotrópico extremadamente adictivo, que va directamente al cerebro. A partir de la pasta básica de cocaína –PBC–, su reducción a polvo requiere de precursores y recursos que sólo se producen en los países industrializados como, por ejemplo, la acetona.[15] Por eso, el narcotráfico de cocaína genera una copiosa importación de insumos que no debería ser desestimada por las autoridades de los países productores y consumidores.
La cocaína se extrae de las hojas del arbusto de coca, oriundo de Los Andes. Sin embargo, se la conoce desde hace miles de años, y fue masticada directamente por los aborígenes para acelerar el metabolismo respiratorio y poder trabajar, productivamente, en la atmósfera enrarecida del altiplano andino.
El clorhidrato de cocaína se consume desde hace un centenar de años. A principios del siglo XX, la cocaína purificada fue el principio activo empleado por la mayoría de los tónicos y elíxires para tratar gran variedad de enfermedades.
En 1855, al sintetizar químicamente las hojas de coca, se creó la cocaína, empleada inicialmente contra el dolor de muelas. Después surgió una variante más potente y adictiva, el crack.
La cocaína llegó a su cénit en 1886, pues John Pemberton la incluyó como ingrediente básico de la Coca-Cola. Fueron la euforia y los efectos energéticos del refresco lo que potenciaron a la marca como la gaseosa más vendida del mundo.
Entre los grandes defensores de la cocaína droga destacaron Sigmund Freud –quien la promovió como tónico seguro y útil contra depresión y la impotencia sexual–, Thomas Alva Edison y Sarah Bernhart.
La cocaína se convirtió en estilo y calidad de vida para los estadounidenses de todas las clases sociales. Fue, asimismo, el mensaje principal del cine mudo, cuya influencia se extendió a millones de personas a escala planetaria. En el Siglo XX, fue llamada, La droga de los años ochenta y noventa, por su gran popularidad y uso extendido.
La pasta de cocaína –PBC– se procesa en Colombia, Bolivia y Perú. En la década de los noventa, tras varios esfuerzos para reducir el cultivo en el sur del Subcontinente, Colombia se convirtió en el líder indiscutible en su producción.
No hay gran diferencia entre los efectos patológicos de la  PBC y el bazuco o crack. La PBC antecede a la elaboración de la cocaína pura, el crack es el polvo transformado en una sustancia fumable, al agregarle agua bicarbonatada.
El bazuco afecta a todas las esferas sociales y dimensiones de la vida, altera el funcionamiento psíquico, destruye los vínculos familiares, eleva el riesgo de contraer enfermedades, produce graves trastornos orgánicos, predispone a la violencia y la criminalidad y genera manifiesto desinterés por todo lo que se aparte de la perversa introspección del drogadicto.
Además, desquicia la economía familiar y nacional, aumenta la corrupción e impulsa la adopción de patrones que amenazan al país, pues ­–como ha sucedido en Colombia y en Venezuela–, se llega a percibir su marketing como una forma de legítima subsistencia.
 2.4 Marihuana
La marihuana se con las flores y hojas secas del Cáñamo de la India, en cigarrillos, infusiones o como ingrediente de alimentos. Entre sus efectos físicos y psíquicos destacan la euforia, la pérdida de la percepción temporal y un mejor estado de ánimo. Aunque en la actualidad hay una tendencia a despenalizar su consumo por considerarla droga light, como cualquier alcaloide –sin excluir a la cafeína y la teína– su uso crónico crea dependencia.
2.5 Éxtasis
El éxtasis –MDM– genera euforia intimidad y reduce la ansiedad. Crea pérdida de la timidez, volviendo al individuo más alegre, extrovertido e hiperactivo. Fue descubierto en 1912 por Anton Köllisch, pero sólo hasta la década de los setenta del Siglo XX, no se lo empleó como droga recreativa y fármaco en la psicoterapia.
La posesión de MDM está prohibida en casi todo el mundo, salvo para investigación científica y médica. En el 2016, la ONU estimó que unos 20 millones de personas consumían MDM en todo el mundo, cifras similares a las de los usuarios de cocaína, anfetaminas y opiáceos varios, aunque considerablemente menores que las de usuarios de cannabis.
Muchos señalan a Hong–Kong como el mayor exportador de éxtasis, incluso a través de ventas por Internet. Pero es en China Comunista donde están los grandes laboratorios de producción masiva.
2.6 Metanfetamina
La metanfetamina –desoxiefedrina– es un estimulante sintético, relacionado con la efedrina y la adrenalina. Fue sintetizada en Japón, en 1919, partiendo de la anfetamina. Comenzó a comercializarse en 1938, bajo el nombre de “Methedrina”, y se utilizaba  como descongestivo nasal e inhalador bronquial.
En la Alemania Nazi, se vendía sin receta, bajo el nombre comercial de “Pervitin”. Durante la II Guerra Mundial fue utilizada para estimular a los combatientes.
Se fabrica clandestinamente, con procesos sencillos y reactivos relativamente baratos, de fácil acceso. Por esta causa, hay controles sobre n sus precursores y reactivos, por ejemplo, la efedrina. México es uno de los mayores productores de metanfetamina, y gran parte de su producción va a la Unión Europea y Argentina.
La  nueva guerra del opio
En 1973, dos periodistas del Diario “Le Monde”, Catherine Lamour y Michel R. Lamberti, publicaron “La nueva guerra del opio”, focalizándose en la producción de heroína en el Sudeste Asiático.
Francia, dueña de Indochina desde 1884, le compraba opio a la India y Afganistán, y lo almacenaba en Hanói. Durante la guerra contra Japón, no pudo importarlo más, por lo cual, empezó a cultivar adormidera en Laos. Allí se establecieron centros de acopio de morfina base, precursora de la heroína. Antes de ser invadido por los japoneses, Laos llegó a exportar más de 60 TM al año de este precursor.
Tras la victoria de Mao Zedong, el cultivo de adormideras y la fabricación de morfina se trasladaron a “El triángulo del Oro” –fronteras de Birmania, Camboya, Los y Tailandia–. Francia metió en el negocio a los anticomunistas, algunos de ellos exiliados de China, y liderados  en su mayoría por Touby Lyfoung y Van Pao; quienes se convertirían, posteriormente, en jefes de los mercenarios de la CIA.
El narcotráfico desde “El triángulo del Oro” fue celosamente protegido por la inteligencia militar francesa, hasta la derrota de los galos en 1954.
 La CIA como narcotraficante
Los estadounidenses tomaron el testigo al ocupar Vietnam, pero la ya CIA andaba involucrada en el narcotráfico antes de la rendición francesa. Diez años después, la producción de Laos había crecido a más 150 TM de morfina base anuales, y en el país se elaboraba heroína.
Desde su llegada al norte de Birmania, los expatriados chinos cultivaron y se encargaron del narcotráfico, con el apoyo del general Phao, jefe de policía de Tailandia y miembro de la CIA, que le aportó armas, municiones y aviones de transporte sin matrícula. La producción birmana pasó a 400 TM anuales en 1962.
En Wanton, campamento del cual expulsaron a los chinos, se encontraron tres refinerías de morfina. En 1961 las tropas birmanas –en colaboración con el ejército chino comunista– desalojaron otro campamento, Mong Pa Liao, adjunto a un aeropuerto. En él hallaron armas estadounidenses. Birmania protestó ante la ONU, pero Washington no le paró, y aseguró desconocer la procedencia del armamento. 
La DEA reconoció, en marzo de 1972 que el ejército anticomunista controlaba el 80% del tráfico de opio en el “Triángulo del Oro”, y cubría un tercio del consumo mundial, lo cual era únicamente posible con la colaboración de la CIA. El rol de los mercenarios y sus relaciones con la CIA fue negado reiteradamente por el gobierno de EEUU.
Empero, un antiguo empleado de la CIA declaró a Lamour y Lamberti–: “En 1971 yo planeaba los vuelos y me encargaba de los fletes de Continental Air Service, al servicio exclusivo de la CIA en Laos.”
“Conocía el origen y el destino de cuantos vuelos entraban y partían de Laos. Cuando el plan de vuelo llevaba la mención ´diverso´, yo sabía que era opio. Estos cargamentos gozaban siempre de prioridad, y los manipulaba un personal especial. Se les llamaba ´cargamentos confidenciales”.
“El más importante que yo vi llegó en un DC3, y  ocupaba medio avión. A veces, el opio se almacenaba en los locales de Air América, en Vientián. Otras veces se reembarcaba con destino a las bases norteamericanas en Tailandia, Vietnam o Bangkok. El tráfico nunca fue un negocio personal de los pilotos. ¿Cómo habrían podido transportar drogas sin que sus superiores lo supieran? La mitad de la carga de un DC-3 no es un paquetito menor. Para utilizar equipos y facilidades militares se siguen órdenes”.
Cuando los mercenarios de Van Pao no pudieron contener la insurgencia comunista del Pathet, Laos fue bombardeado masivamente por los B-52 (1964). Fue una masacre deliberada de la población civil, que desplazó a más de un millón de personas, en una guerra la cual, “oficialmente”, nunca existió.
Alfred McCoy, profesor de la Universidad de Wisconsin, dedicó más de 20 años a investigar sobre el Sudeste Asiático y su política.
En su libro, “La política de la heroína en el Sudeste Asiático”, denunció cómo la guerra fría y las operaciones encubiertas de EEUU fomentaron un auge sin precedentes en el tráfico de heroína, acusando a la CIA y al Departamento de Estado de  complicidad en el mismo. McCoy relata cómo Bill Marshall, antiguo boina verde, testimonió haber visto en Vietnam opio a bordo de un avión militar en cajas marcadas como “repuestos para motores de aviones”.
Al crearse la OSS su y transferirse personal clave a la Oficina Federal de Narcóticos, esta relación estrecha –según McCoy– continuó:
“La DEA se mantuvo fuera del sureste de Asia durante ese período, y no interfirió en narcóticos en deferencia a la CIA. Hablé con Maurice Belleux, ex-director del equivalente francés a la CIA, el Service de Documentation Extérieure et du Contre-Espionnage.”
“Me dijo que la inteligencia militar francesa había financiado todas sus operaciones encubiertas comerciando las drogas de Indochina. Los paracaidistas recogían el opio de las tribus, y los aviones franceses, lo transportaban a Saigón, desde donde la mafia china se encargaba distribuirla. Las cuentas del Banco Central, el reparto de los beneficios, todo estaba controlado por la inteligencia militar francesa.”
La CIA reclutó a los “Zares de las Drogas” en el noreste de Birmania, en 1950, y luego, entre 1965 y 1975, éstos huyeron a Afganistán, incorporándose a las guerrillas fundamentalistas contra las fuerzas soviéticas. Protegidos por la CIA, manufacturaban oleadas periódicas de heroína.
En 1971 Mike Levine operaba en Tailandia como agente de la DEA –contó McCoy:
“Me comentó que iría a Chiangmai, la capital de heroína del sureste asiático y el centro financiero y de procesamiento del negocio. Quería hacer operaciones importantes de incautación. Sin embargo, sus superiores de la DEA se lo prohibieron hacerlo, y mucho menos llevar a cabo redadas.”
Cuando en 1970 se supo que unos 30 mil soldados estadounidenses en Vietnam eran heroinómanos, el escándalo se hizo viral en los medios masivos. Un corresponsal del “Christian Science Monitor” denunció de que la CIA formaba parte del patuque.
En 1973 el confidente de la CIA, Puttapron Khramkhruan, fue detenido en Chicago, con 60 libras de opio. Confesó que la CIA estaba al tanto de sus quehaceres. El Departamento de Justicia enterró el caso porque podría levantar muchas ronchas debido a la participación del detenido en la CIA en Tailandia, Birmania y otros países del Triángulo. Por supuesto, Richard Helms y William Colby, directores de la CIA, negaron reiteradamente su participación en el narcotráfico.
Un oficial de inteligencia de EEUU, quien declaró anónimamente en newsxax.com (2002), reconoció que la CIA estaba asociada al comercio internacional de drogas:
“El incremento en el comercio de heroína en EEUU a partir de la década de los 70, puede atribuirse directamente a la CIA. La agencia ha sido cómplice en el narcotráfico global por años, y no creo que hayan abandonado su negocio favorito.”
Michel Levine, ex agente de DEA, en su libro “La gran mentira blanca – De Bangkok a Buenos Aires, el fracaso de la guerra contra las drogas” (1996), concluye que:
“Durante décadas, la CIA, el Pentágono y organizaciones secretas como la de Oliver North, responsable del escándalo Irán–Contra, han apoyado y protegido a los mayores narcotraficantes del mundo.”
Pol Pot mató a 1 de cada 4 de sus paisanos
En Camboya murieron de mengua de 1,7 millones de personas, un 33% de los hombres y un 15% de las mujeres que la poblaban en 1975. En términos porcentuales, fue el mayor genocidio de la historia, con uno de cada cuatro camboyanos muertos.
Una historia acallada por mucho tiempo por conveniencias políticas y estratégicas, y que se diluyó en el anonimato de los 100 millones de víctimas estimadas que los regímenes comunistas dejaron por herencia en el siglo XX, más que la Primera y la Segunda Guerras Mundiales juntas[16]
Cuando Pol Pot fue finalmente derrocado, la ayuda humanitaria enviada por Oxfam[17] y UNICEF resultó insuficiente. EEUU presionó a la Cruz Roja para que se abstuviera de intervenir mientras los vietnamitas ocuparan el territorio camboyano, por eso, la mayoría de los suministros enviados fueron retenidos por “el ejército liberador”. Como ha pasado en Afganistán, Colombia y Venezuela, Camboya fue un importante proveedor de drogas, pues el narcotráfico no puede nacer, crecer y desarrollarse sino en medio de la anarquía política y social. Al narcotráfico no le importa sacrificar grupos, pueblos y naciones enteras para mantener su comercio vil. Y tampoco le importa el terrible final de la mayoría de sus víctimas, los adictos.
 La droga en América Latina
 A finales de los 60 del Siglo XX, Philip Morris, famosa tabacalera de Carolina del Norte, EEUU,[18] estudió en un mercado de prueba el lanzamiento de Marlboro, en el Cono Sur. Al efecto, organizó una red que llevaba bultos de tabaco desde Tampa, Florida, hasta La Asunción, Paraguay, para ser distribuidos en Argentina, Brasil, Perú y Uruguay.
El presidente paraguayo, general Alfredo Stroessner, dictador por 35 años, estuvo involucrado en todos los negocios lícitos e ilícitos de su país, gracias a lo cual acumuló más de 6 millardos de dólares.
El Vice chairman encargado del operativo, un ex maestro colombiano, aprovechó la coyuntura de que la incorporación de jets a la aviación civil había dejado en tierra numerosas aeronaves de pistón, de gran autonomía de vuelo, para alquilarlas por un puñado de dólares, contratando para su manejo a pilotos considerados como la escoria de su profesión.
En una segunda fase, convino con los fabricantes de whisky en Perth, Escocia, completar la carga de los Douglas DC-7 y Superconstellation con cajas de escocés premium. La ruta se planeó con escalas en Panamá, para recoger los destilados. Pero, al regresar, los aviones venían vacíos.
Tal oportunidad motivó al avispado maestro para embarcar unos cuantos kilos de marihuana y coca. En la vuelta a Panamá, se adquirían también algunos electrodomésticos, a precios de zona franca de Colón, para llevarlos a México. Así comenzó el periplo de la coca y nacieron los carteles mexicanos.
¡El cocalero soy yo!
Al crimen organizado siempre le atrajeron los nuevos negocios, sobre cuando había poca o nula resistencia.
Desde que Evo Morales accedió a la Presidencia, Bolivia da ambas facilidades, habiéndose transformado en el eje de una dinámica criminal novedosa, que le añadió más leña al fuego, y que se adaptó como guante a la mano a los patrones de compraventa del subcontinente.
Bolivia limita con el segundo mayor consumidor de coca del mundo, Brasil. Asimismo, con Perú, otro gran exportador de coca, y con Paraguay, principal cultivador de marihuana en Sudamérica. En Argentina crece la demanda por bazuco. E, igualmente, aumenta diariamente el número de adictos en Chile y Perú.
Estas condiciones convirtieron a Bolivia en epicentro del narcotráfico para el Cono Sur, pero también hubo otros factores que hicieron del país terreno fértil para el crecimiento del Crimen Organizado Transnacional –COT–.
Durante el siglo pasado, Bolivia tuvo sus propias mafias de alta envergadura.
La más destacada, dirigida por Roberto Suárez, llegó a ser la mano derecha de Pablo Escobar Gaviria y el Cartel de Medellín. Hoy el COT está limitado a los clanes, los cuales participan en una amplia variedad de actividades delictivas, principalmente la del contrabando. Los narcoproductores bolivianos dirimen sus rivalidades pacíficamente. Ichilo, en Santa Cruz, es uno de los centros de producción del bazuco, y allí funcionan cuatro de los mayores clanes.
En una entrevista en el programa de televisión “Sin Letra Chica”, el portavoz de uno de los clanes señaló que su organización trabajaba en paz con los demás, y que entre dos de ellas agrupaban a más de 600 “asociados”. Aseguró que ambas comunas producían hasta 800 Kg de pasta de coca por semana, que parte de ésta se enviaba a Brasil y el resto la compraban los colombianos. También destacó el entrevistado que el coronel de jefe la policía de Yapacaní estaba incluido en su nómina.
Hoy son los mexicanos –y no los colombianos– quienes abastecen el mercado estadounidense. El papel dominante de los carteles mexicanos se debe tanto a su ubicación –“tan lejos del cielo y tan cerca de Estados Unidos”–, como a su capacidad para producir localmente heroína, marihuana y metanfetaminas.
Venezuela: “Tá barato, dame dos”
 Lyndon LaRouche asegura:
“Venezuela tuvo una relación privilegiada con el narcotráfico sudamericano. Hasta 1983, exenta de la producción de estupefacientes, servía de estación de trasbordo y centro bancario.”[19]
“Fueron los narcodólares venezolanos los que iniciaron el torrente de dinero lavado en bienes raíces en el estado de Florida, antes que a la mafia colombiana se le ocurriese completar la idea. Llegó a tanto el volumen lavado por los venezolanos que se convirtió en chiste popular decir que el venezolano iba a Miami, y al preguntar por el precio de un producto, decía: ´Tá barato, dame dos”.
Para 1980, se calculaba oficialmente que el capital venezolano invertido en Florida ascendía a más de 1,100 millones de dólares. Y, en 1984, según estimados oficiales, se habían lavado más de 5 millardos.
Una acuciosa investigación de la periodista Penny Lernoux,[20]  concluye en que Oswaldo Cisneros estuvo metido hasta los codos el narcolavado, en su condición de socio propietario de World Finance Corporation –WFC–, cuyo negocio era la limpieza al por mayor de dinero sucio. Al haber quedado en evidencia varias veces, WFC, finalmente se desplomó, y su presidente, el cubano-estadounidense Guillermo Hernández Cartaya fue encarcelado por el delito menor de evasión de impuestos.
El libro de Lernoux, reproducido en algunos de sus capítulos por la Revista “Resumen”, develó los detalles más sórdidos de la WFC: canje de armas por drogas en el Caribe, recursos financieros para Fidel Castro y otras lindezas por el estilo. El reportaje suscitó aún más interés por el hecho de que “El Diario de Caracas” publicó una foto del entonces presidente de Venezuela Jaime Lusinchi leyendo el libro de Lernoux.
La Organización Diego Cisneros –ODC– publicó desplegados a páginas enteras en la prensa de Caracas, rechazando de plano su relación con la WTC, Credival o Hernández Cartaya.
Por su parte, Oswaldo Cisneros, entrevistado por “Resumen”, presentó su versión del affaire. Reconoció haber contratado a Hernández Cartaya para reorganizar Inversiones Fénix –llamada después Credival– y que ambos habían sido socios de una subsidiaria de la WFC en Caracas.
Pero Cisneros insistió en que “fue el último negocio que habían hecho juntos”, y que desconocía que Hernández Cartaya tuviese algo que ver con el narcotráfico o el narcolavado.
Los apologéticos de Cisneros atacaron duramente a Lernoux. Aseguraron que a su carrera se habían costeado la KGB y el MI6 británico. Pero la mayoría de las pruebas ofrecidas por Lernoux provenían del Congreso de EEUU, la Dirección de Aduanas del mismo país, la DEA y un gran jurado federal.
 Cisneros y el narcolavado
 Juan José Requena, columnista del diario digital chavista “Aporrea”, denunció que José Rafael Revenga, ex vicepresidente ejecutivo de la ODC y Venevisión, era director del Royal Bank of Canada –cuya fama como banco de narcolavado no puede ser peor–. Asimismo, que la ODC había estado asesorada por George S. Moore, ex presidente del Citibank y director emérito de WR Grace.
Requena aseguró que Diego Cisneros era miembro de la sociedad “Mont Pelerin” –cuyo objetivo es legalizar la economía ilegal–, que había costeado numerosas jiras de los propagandistas de “Mont Pelerin” a Venezuela para hacer proselitismo entre los empresarios del país y que su consigna de toda la vida –según lo escribió en su autobiografía su hijo Gustavo– era: “Denme al hombre apropiado, ¡y trato hecho!”
Gustavo, a su vez, fue vicepresidente de los “Caballeros de la Orden de Malta” y, en 1981, director del Chase Manhattan Bank, uniéndose su directiva a Henry Kissinger, Per Gyllenhammer, Joe Martínez de Hoz, Y.K. Pao, Ian D. Sinclair y G.A. Wagner; todos ellos destacados miembros del Club de Bildenberg.
Requena también sostuvo que, durante la presidencia de Jimmy Carter, el Secretario de Estado Cyrus Vance, utilizó a la ODC como “mediadora” entre ciertos grupos políticos y económicos de la región.
La ODC potenció el boom financiero venezolano en Florida. En 1978 compró acciones del Florida First National Bank. uno de los tres bancos que encabezaron la campaña para levantar las restricciones del Estado a fines de la década de los 70, –requisito indispensable para transformar a la compañía en refugio para el narcolavado–. Según un informe publicado el 1° de julio de 1984 en “El Diario de Caracas”, Oswaldo Cisneros fue el enlace de un plan para que EEUU restableciera relaciones comerciales y diplomáticas con Cuba.
El “Diario de Caracas” relató una visita de Oswaldo a Cuba, en un avión de Pepsi-Cola, así como su reunión con Fidel Castro. Entrevistado por “Resumen”, Cisneros reconoció haber ido a la Isla, pero “por razones familiares”, y aseguró que su reunión con Castro había sido “casual” y que únicamente había tratado con él “generalidades”.
Pero, según Requena–: “Hubo puntos que nunca explicó Cisneros. Su esposa, la cubana Ella Fontanals, es hermana de José Fontanals Pérez, ex director del Banco Nacional de Cuba, y asesor económico de los Castro. Los nexos de Ella con su hermano no fueron sólo del pasado.” Oswaldo, en la citada entrevista, dijo que él facilitó por lo menos una visita discreta de Fontanals a Caracas, para asistir al funeral de su madre.
Según la DEA, Ella Fontanals acudía en Nueva York a lugares donde se reunían los diplomáticos cubanos y, asimismo, los narcotraficantes colombianos; entre ellos, Jemel Nassel de Lehder, ex esposa del rey de la mafia colombiana, Carlos Lehder.
Hernández Cartaya participó en la invasión de Bahía de Cochinos, le capturaron, lo liberaron y entró a trabajar en el Citizens and Southern Bank de Atlanta, hasta que montó su propio negocio.
El abogado de la WFC, Walter Surrey, ex agente de la OSS, se quedó en la empresa hasta 1976. Surrey era también asesor jurídico de Ronald Stark, terrorista condenado en Italia por su actuación con las Brigadas Rojas.
Antes de sus actividades terroristas, Stark fue miembro de la “Brotherhood of Eternal Love”, fabricante de la mayoría de los alucinógenos en EEUU durante la década de los 70; hermandad considerada “pionera” del narcotráfico y lavado de dinero en el Caribe, EEUU y Mesoamérica.
WFC fue desde el principio una narcolavandería.
En 1977 poseía nueve empresas y un banco en Miami, así como subsidiarias en 8 países iberoamericanos. Unibank, su filial panameña, abrió sucursales en las Antillas Neerlandesas, las Islas Caimán, Londres, los Emiratos Árabes Unidos y Texas. WFC obtuvo dos  millones de dólares del Narodny Bank de Moscú en 1975. A juzgar por los hechos conocidos, Hernández Cartaya hizo más que suficiente para merecerlo.
En sus primeros 7 años, WFC generó más de 500 millones de dólares en beneficios. Una mala gestión en los Emiratos acabó con su  solidez (1977), les costó a los inversionistas US$ 55 millones y obligó a Hernández Cartaya a huir del país, provisto de un pasaporte colombiano falso. Una investigación posterior reveló que el National Bank of South Florida estaba involucrado en el narcolavado de dinero, auto préstamos y varios otros delitos.
Cuba y el narcolavado
La WFC incluyó en su clientela a la hez del bajo mundo financiero del continente. El representante colombiano de la WFC, Jaime Mosquera, fue a la cárcel en 1982 por fraude. Según testimonio ante el Congreso de EEUU que investigó a WFC, Hernández Cartaya fue “representante secreto” del gobierno cubano, y le ofreció  una jugosa comisión a Alfonso López Michelsen, presidente colombiano, para que cooperara con Cuba en abrir las rutas norteñas del narcotráfico.
El Unibank de Panamá también compró armas para los sandinistas, antes que Daniel Ortega derrocara a Tachito Somoza en 1978. Unibank sirvió como intermediario en el canje de armas por drogas, tanto en Venezuela como en Colombia.
Hernández Cartaya iba a dónde lo llevara el viento. Según Peter Dale Scott y Jonathan Marshall[21], el banquero cubano financió al terrorismo anticastrista de Orlando Bosch, y a Gaspar Jiménez. ­hombre de confianza de Bosch arrestado en México en 1976 cuando intentaba secuestrar al cónsul cubano en Ciudad de México. Más tarde, pagó 50 mil dólares para que Jiménez escapara de la cárcel.
Scott y Marshall describen los nexos de la WFC con los principales narcotraficantes, que fueron múltiples y muy frecuentes.
Aseveran que la DEA demostró que uno de los colaboradores más allegados de Hernández Cartaya trabajaba con Santos Traficante, el famoso capomafioso que hizo de Cuba su propio feudo antes de la Revolución.
La financiera Dominion Mortagage Corporation, propiedad de Traficante, registró sus oficinas en el mismo domicilio de WFC. La DEA sostuvo, además que Enrique Argomaniz, empleado de la WFC traficaba drogas y armas.
 Gobiernos complacientes
En 1976, cuando Guyana cayó en default y recurrió al Fondo Monetario Internacional en busca de créditos de emergencia, se reunió con altos funcionarios del gobierno una delegación del Royal Bank of Canadá. El banco insistió en que Guyana reorientara su economía hacia la producción de cosechas de exportación, frase eufemística para definir a los narco cultivos, para poderle otorgar los préstamos solicitados
Entre 1982 y 1994, Pablo Escobar Gaviria no sólo fue el icono del tráfico de la cocaína. También manejó más de diez millardos de dólares, fue electo congresista suplente, asistió como invitado oficial a la toma de posesión de Felipe González en España, mandó a asesinar a más de 4 mil personas y planeó y ejecutó el homicidio del candidato presidencial a la Presidencia de Colombia, Luis Carlos Galán.
Durante su reinado, Colombia usó como indicativo sobre la economía las alzas y bajas de la moneda nacional, pues el valor del cambio del dólar bajaba o subía según se capturaran o no de alijos de cocaína. Por eso, en Colombia, la droga creó una perversa, cotidiana y volátil prosperidad.
Los gobiernos de Belisario Betancour y Virgilio Barco fueron, indudablemente, complacientes con el narcotráfico, pues durante sus mandatos el Banco Central de Colombia cambiaba libremente los dólares sin averiguar su procedencia.
Los símbolos exteriores de la riqueza mal habida resultaron evidentes, desde  lujosos vehículos todoterreno –como sucede hoy en Venezuela–, hasta  propiedades urbanas y vacacionales de alto valor en manos de quienes nunca habrían podido adquirir ni siquiera las chozas donde habían nacido –lo que también sucede aquí–.
La “guinda del cóctel” fue un zoológico de animales exóticos, ubicado en la finca de Escobar Gaviria, a pocos kilómetros de Medellín. Allí celebraba fiestas que duraban hasta el amanecer, regadas con las mejores bebidas del mundo y amenizadas por la orquesta de bailes Los Melódicos, que traía en aviones chárter desde Venezuela.
Recientemente, para evitar que la residencia urbana de Escobar Gaviria siguiera siendo “objeto de culto”, la Alcaldía de Medellín ordenó la destrucción del inmueble para erigir en su terreno un monumento a las millones de vidas prematuramente destrozadas por la droga.
Fue el presidente César Gaviria quien le puso el cascabel gato. Cumpliendo con sus órdenes, la policía arrestó a Escobar Gaviria, y, tras su fuga y enconche, le ajustició, el 2 de diciembre de 1993.
Contra viento y marea, Álvaro Uribe Vélez, se las jugó por la ética, combatiendo el mal desde sus raíces más profundas, que no eran sólo los forajidos de Escobar Gaviria, sino los autoproclamados apóstoles de la guerrilla castro–comunista, los chicos de las FARC y el ELN, controladores de todas las zonas de producción y refinación cocaleras, y de dos tercios del territorio nacional.
Al asumir la primera magistratura, Uribe Vélez fue recibido a morterazos –cuyos impactos aún podían verse hace un par de años en el Palacio de Nariño-, pues la narcoguerrilla era dueña de aldeas y caseríos a sólo 4 kilómetros del cerro Monserrate de Bogotá, los gamines –o niños de la calle– eran entrenados para el sicarios o guerrilleros por los carteles y las FARC de Tirofijo Marulanda.
Como también acontece en Venezuela y Centroamérica, los jóvenes colombianos emigraban por millares, a cualquier rincón del mundo donde sus pasaportes recibieran visas.
Uribe Vélez realizó una extraordinaria labor, llevando al borde de la extinción a las FARC, seguro como estaba de que Juan Manuel Santos, su Ministro de la Defensa, la continuaría al ser electo Presidente. Pero se equivocó de banda a banda. Poseído no se sabe de qué espíritu, Santos se dedicó en cambio a concertar la paz, sin haberle ganado la guerra a las FARC y el ELN.
Mary Anastasia O’Grady, columnista de “The Wall Street Journal”, comentó este caso así:
“Santos tardó seis años en firmar un acuerdo al que los colombianos le dijeron ´no´ y apenas seis semanas para reformarlo, olvidándose de su promesa de que cualquier concertación con la guerrilla tendría que ser aprobado por una consulta popular...[22]
Así, el gobierno colombiano volvió a ser complaciente, actitud que se coincidió, al finalizar el mandato de Santos, con un incremento en más de un 100% del cultivo de la coca.
 Gobiernos narcorruptos
 En Bolivia y Venezuela, ambas cúpulas gubernamentales se abocaron a promover, proteger y aprovecharse del narcotráfico.
Bolivia, que a finales del Siglo XIX había sido “la joya de la corona de la Gran Colombia”, Bolivia, la bienamada de  Simón Bolívar, Antonio José de Sucre y José Antonio Páez, se nutre hoy de la cocaína y la pasta de coca que envía a Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay.
Los bolivianos organizaron clanes en sus fronteras para elaborar el polvo, la pasta y el bazuco, realizan las faenas a plena luz del día y hasta comentan libremente esos quehaceres por la televisión regional.
¿A que se debió la involución de Bolivia?
Al igual que Venezuela, sus gobiernos cayeron en manos de subalternos sin moral ni luces. Sobre uno de los veinte presidentes que tuvo Bolivia desde su Independencia, Gabriel García Márquez recogió una frase lapidaria, atribuida a su progenitora: “Si hubiera sabido que mi hijo iba a ser presidente, lo habría mandado a la escuela[23]”.
El llamado “Cartel de los Soles” demostró en Venezuela, durante más de veinte años de régimen chavomadurista la sumisión de los generales como subalternos del narcotráfico –o, más bien, “lugartenientes”[24]–, en un entramado que los mandatarios del Foro de Sao Paulo diseñaron para la explotación de la droga.
Con soles y no estrellas se determina el rango de la oficialidad en Venezuela, y así se les identifica en sus prendas militares. Un sol corresponde a general de brigada o contralmirante, dos a general de división o vicealmirante, cuatro a general en jefe o almirante[25].
Como buenos lugartenientes, los portadores de soles fueron siempre pésimos estudiantes, pues ocupaban los últimos lugares de sus estudios castrenses.
Ali Babá y los 40 ladrones
Hoy compiten, además, por el récord Guinness de la corrupción, no sólo por haber saqueado descaradamente las empresas del Estado cuya dirección se les confió, sino ejerciendo el control para que la droga y el dinero fluyan libremente por el territorio venezolano, y los precursores y armas lleguen a Colombia.
Empero, no sólo es la cúpula castrense la que maneja este infame negocio en Venezuela, sino que de la misma teta chupan también oficiales de menor rango, sargentos y hasta rasos, especialmente los de la Guardia Nacional Bolivariana.
Como en el resto del crimen organizado, se necesitan chivos expiatorios que carguen con las culpas de los alijos de droga y el dinero capturado, al dar “saludos a la bandera”, pues, para que lleguen 100 Kg de droga a su destino, hay que sacrificar 10 Kg.
Tampoco todos los militares venezolanos deben ser metidos en el mismo saco, pues decenas de oficiales perdieron sus ascensos, carreras y hasta la libertad por oponerse a este modus vivendi.
Un caso notable es el de los aviadores, quienes, una vez cumplido su servicio y accedido a los cursos de mejoramiento profesional disponibles, discretamente se dan baja y emigran, para solicitar trabajo en la aeronáutica civil, merced a la demanda de pilotos existente hoy en el mundo, especialmente en EEUU y la Unión Europea.
En conchupancia con el régimen comunista y el “Cartel de los Soles”, están los boliburgueses, una variopinta multigeneracional que va desde algunos empresarios enriquecidos al amparo de la IV República –principalmente banqueros, importadores y dueños de medios– hasta la boliburguesía y los bolichicos[26]. Todos estos grupos emergentes necesitan lavar sus ingresos, y lo hacen a través de un polígono que une a Caracas, La Habana, Panamá y Miami.
Venezuela padece hoy de una crisis humanitaria, por escasez de alimentos y medicinas. Nadie sabe qué puede pasar con una migración que ya va por 3 millones de personas, y con una avalancha prevista de 4 a 6 millones de refugiados adicional hacia los países vecinos.
Según la ONU, Venezuela superó con creces los niveles mundiales de inflación e inseguridad. La República está despedazada, el desorden generalizado, tolerado y promovido por el Ejecutivo Nacional, convirtió a Caracas en una de la ciudades más embochinchadas, inseguras y sucias del planeta, y hoy se reconoce que el 80% de los venezolanos volvió a la pobreza crítica y extrema, pues las cifras suministradas a las FAO por el régimen fueron manipuladas:
“A pedazos se cae el país. Los bachaqueros [27] se adueñan de Sabana Grande, la gente hace sus necesidades en la calle, invade terrenos, construye ranchos junto a la autopista. Todos esgrimen idénticos mensajes: la necesidad económica, la razón social, el mismo que les repiten sus gobernantes. Abiertamente se proclama que las sentencias judiciales y amparos deben ser cumplidas, aunque sean injustas, según la interpretación del juez, el funcionario, el partido. Nunca en los famosos cuarenta  años de la IV República el país soportó tal descomposición, pese a que ahora permanezcan callados quienes tanto hablaban de ´anomia moral´. El auge de la inseguridad tiene está relacionado directamente con esa descomposición, con la inexistencia de la ley, la impunidad de todo tipo, intelectual, política y legal.”[28]
Según el pensamiento estratégico chino, que tanto atraía a Chávez–: “Si las instrucciones no están claras, si las órdenes no han sido explicadas, tiene la culpa el comandante. En cambio, si las instrucciones están claras y las órdenes han sido explicadas, mas no se ejecutan conforme a la observancia, los oficiales son los responsables[29]”.  O como dicen los latinistas: “Nadie puede alegar en su descargo su propia torpeza.”
Venezuela, que recibió durante el boom petrolero de comienzos del siglo XXI US$ 300 millardos, 10 veces más que Europa Occidental entre 1948 y 1961 por el Plan Marshall, según Asdrúbal Oliveros y Gabriel Villamizar [30], hoy adeuda más de US$ 249 millardos, casi lo mismo que obtuvo con el oro negro a más de 100 dólares el barril, y ha caído, técnicamente, en default.
Nadie responde a la pregunta, “¿Dónde están lo reales?” El fiscal general nombrado a dedo por órdenes de Cilia Flores, Tarek William Saab ha detenido a unos cuantos involucrados en el affaire de la Faja Petrolífera del Orinoco. Pero se trata sólo de “un millardito” de dólares, y los aprehendidos no son santos de la devoción de Maduro.
Venezuela fue expulsada de Mercosur por violar principios democráticos fundamentales como el respeto a los derechos humanos, el imperio de la Ley, la independencia de los poderes públicos y el sometimiento a la Constitución; se salió de la OEA, la Comunidad Andina y el G–3; muchos funcionarios de alta jerarquía figuran en las listas de los más buscados por la CIA, la DEA e Interpol; los miembros del gobierno han sido sancionados por Canadá, EEUU y la Unión Europea.
Esta es la cosecha que el narcotráfico le ha deparado al que fuera uno países más rico de Sudamérica, lanzándolo a un abismo cuyo fondo aún no se vislumbra.
Entre crímenes violentos y pacientes muertos por falta de medicinas, ya van 600 mil bajas. Para resolver el problema, la ilegal Asamblea Constituyente aprobó una “Ley contra el Odio” que penaliza hasta con diez años de presidio, según la discrecionalidad del burócrata o juez encargado de aplicarla, toda crítica pública que incite a la violencia.
El psiquiatra Jorge Rodríguez, hermano de la ahora Vicepresidenta de la República y Expresidenta de la Asamblea, fue nombrado Ministro de Comunicaciones e Información para vigilar que se cumpla la ley en los medios masivos, y prometió hacerlo en los interactivos a través de una avanzada tecnología.
Debe referirse Rodríguez al cepo instalado en China, que impide que todos los medios democráticos publiquen sus páginas Web y otras informaciones en esa nación, salvo “The New York Times”[31], siempre que no mencione temas prohibidos: manifestaciones contra el gobierno y las referencias al Tíbet. O las fake news que Rusia TV y la Agencia Sputnik lanzan impunemente a diario.
The End
Publiqué esta investigación en mi blog, terminando el 2017.
De acuerdo con “La Prensa de Lara”[32], Érika Guevara Rosas, Directora para las Américas de Amnistía Internacional (AI), presentó en Caracas un informe intitulado, “Hambre, miedo y represión”, donde denuncia la violación de los derechos humanos en Venezuela –detenciones arbitrarias, abusos policiales, acciones extrajudiciales entre otros delitos–, y responsabiliza a Nicolás Maduro por las “ejecuciones selectivas” de manifestantes registrada en enero del 2019. durante las protestas antigubernamentales.
El informe concluye que fuerzas de seguridad venezolanas “bajo la línea de mando de Nicolás Maduro, ejecutaron a personas, usaron fuerza excesiva y detuvieron arbitrariamente a cientos de ellas, incluyendo adolescentes, en una escalada de su política de represión para controlar a la sociedad venezolana”.
Añade AI que, entre el 21 y el 25 de enero cuando comenzaron las protestas callejeras contra Maduro como “usurpador”, al menos 41 personas fallecieron, “heridas todas ellas por de armas de fuego”, y más de 900 fueron “detenidas arbitrariamente”.
En una entrevista posterior, que Guevara Rosas concedió a Fernando del Rincón, ancla de CNN[33], agregó que el informe culpaba directamente a Maduro y que, tanto él como sus subalternos, estaban sujetos “a crímenes de lesa humanidad”, cuyos delitos son imprescriptibles.
Además, ante una inquietud del periodista por la inmovilidad de los organismos multilaterales para actuar en estos casos, Guevara Rosas afirmó que, partiendo del hecho de que estos delitos no sólo carecen de fecha de caducidad, sino que, también, son “extraterritoriales” –pues los tribunales penales de cualquier país pueden detener y procesar a los sospechosos según sus propias leyes–, AI había solicitado a varias naciones proceder en consecuencia.
El informe resalta lo siguiente: “Autoridades estatales llevaron a cabo las ejecuciones extrajudiciales selectivas como método de control social a través de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), principalmente de sus Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), contra personas que participaron de alguna forma en las protestas”.
Estas acciones se evidenciaron aún más con el fallido intento, liderado por el presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, de hacer llegar ayuda humanitaria a los más necesitados. Camiones que portaban alimentos y medicinas fueron detenidos e incendiados por la Guardia Nacional y la “milicia” –entre cuyos integrantes figuran las “avispas negras”, abominable ejército de mercenarios que incluye a militares de Bolivia y Cuba, guerrilleros de las FARC y el ELN y terroristas de Al Qaeda, soldados iraníes y psicópatas liberados por el gobierno de los presidios venezolanos–.
Ante la reacción internacional, cuyo reconocimiento a Guaidó y a la Asamblea Nacional se extiende a más de 50 naciones, el cepo se estrecha cada vez más sobre Maduro y su “Corte de los Milagros”. Empero, lamentablemente, nunca han sido los foros mundiales los que determinaron la suerte de las naciones, sino la decisión de sus pobladores. Por eso, la decisión de liberarnos de la empresa Narcotráfico, Inc. pareciera no estar en nuestras manos. 


Bibliografía
@AdrianBlancoR, 05/11/17
antilavadodedinero.com, 19/02/2016
Blog: http://ticsddhh.blogspot.com/
CNN en Español, 12/02/19
Peter Dale Scott y Jonathan Marshall: “Cocaine Politics: Drugs, Armies, and the CIA
in Central America”, University of California Press, Stanford, 1991.
Daniels, Diana: “Mapa de riesgos para periodistas”, Colonial Press, Miami, 2007-
Gabriel García Márquez: “El otoño del patriarca”.
Jim Garrison: “On the Trail of the Assassins”, Sheridan Square, New York, 1988.
laprensalara.com.ve
Lyndon Larouche: “Narcotráfico, S.A”, 1978.
Penny Lernoux: “In Banks We Trust”, Penguin Books, 1984
Fausto Masó: “El método del discurso”; en Diario “El Nacional”, (26/05/01)
Andrés Openheimer: “Cuentos Chinos”, 2005.
Revista “Semana” (Cuatro entregas sucesivas): Bogotá, Noviembre de 2016
Juan José Rivas Moreno: “Pol Pot y el genocidio de Camboya”, 12/01/2015
Sun Tzu: “El arte de la guerra”, 1990.
vdeinteminutos.es/noticia




[1] Canción de Luis Mariano Rivera, popularizada por Gualberto Ybarreto.
[2] https://www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/286766-precio-droga-crece-500-veces/
[3] https://www.tvynovelas.com/mx/tv-y-novelas/cuanto-dinero-tiene-joaquin-chapo-guzman/
[4] Aldehídos y cetonas, tóxicos presentes en la destilación primitiva o defectuosa del alcohol absoluto.
[5] Propietario también de destilerías en Escocia que fabricaban marcas con el whisky White Label. Hoy la compañía pertenece a Bacardí, Ltd., siguiendo una política internacional de las licoreras a fusionarse en oligopolios para concentrar su poder.

[6] Seagram´s compró las acciones de Pernod Ricard, –empresa franco–americana –involucrada en un escándalo con un bufete financiero de Trinidad– y vendió parte de las suyas a Coca Cola, antes de pasar a ser propiedad de la firma británica Diageo, líder mundial en bebidas alcohólicas, con 8 de las 20 marcas más vendidas: crema de licor Baileys, ginebras Gordon's y Tanqueray, ron Captain Morgan, tequila Cuervo, vodka Smirnoff, whisky canadiense Crown Royal, whiskies escoceses  Johnny Walket y J&B .
[7] Lyndon Larouche, Narcotráfico, S.A, 1978. Dado que esta obra fue prohibida y recogida varias veces en muchos países, entre ellos Venezuela, el autor ha liberado su descarga desde Internet.

[8] Lyndon Larouche, Op. Cit.
[9] Agrupaba y era la máxima jefatura del MI5, el MI6, el Servicio de Inteligencia –SIS–, el Servicio de Ejecutivo de Operaciones  Especiales –SOE– y el Servicio Político de Guerra –PWE– para el Caribe Norteamérica y Sudamérica del Reino Unido.

[10] Lansky (1902–1983) creó el sistema financiero de lavado de dinero de la mafia en EEUU. Junto a Charles Lucky Luciano, fue uno de los principales referentes del crimen organizado judío–estadounidense durante el siglo XX.
[11] Bloomfield (1906–1984), abogado y comerciante, fue un reconocido líder de la comunidad judía canadiense.
[12] Kuhn, Loeb & Company financió ferrocarriles en expansión y compañías como Western Union y Westinghouse, convirtiéndose así en el principal rival de JP Morgan & Company, pero no pudo adaptarse al ritmo y la velocidad de los cambios del mercado después de la guerra. En 1977, la empresa se fusionó con Lehman Brothers, y fue adquirida, a su vez por American Express en 1984Jim Garrison, On the Trail of the Assassins, Sheridan Square, New York, 1988.
[13] Daniel Estulin: La verdadera historia del Club Bildenberg, 2005
[14] Creo que las cifras de la ONU, más que conservadoras, intentan ser tranquilizadoras para no alimentar fuegos mediáticos. Según la DEA, el 20% de la población de EEUU era o es narcoadicta, y esa cantidad, sumada sólo con la de la Unión Europea, se acerca a los 40 millones de adictos, tan solo en referencia a la cocaína y sus productos derivados.

[15] El mayor exportador de acetona durante la última década del siglo pasado y la primera del presente ha sido Alemania. Supongo que los fabricantes germanos conocerán el uso final que sus compradores le dan al producto, y sabrán calculado cuánta acetona hace falta para esmalte de uñas, y cuánta para otros usos. Esta misma “doble moral” se aplica a bancos como Citibank, JP Morgan y Wells Fargo la Fiscalía de Ciudad de México acusó de lavar dinero en el caso de las metanfetaminas,

[16] Juan José Rivas Moreno: Pol Pot y el genocidio de Camboya, 12/01/2015
[17] Oxfam es una agrupación internacional formada por 17 ONG que proveen ayuda humanitaria a 90 países. Fue fundada en Oxford en 1942, para paliar los devastadores efectos de la II Guerra Mundial entre la gente de menores recursos.
[18] Entre los accionistas de Philip Morris se cuentan el presidente Donald Trump y Carlos Slim, el empresario mexicano considerado por la Revista Fortune como “el hombre más rico del mundo”.

[19] Lyndon Larouche, Op. Cit.
[20] Penny Lernoux: In Banks We Trust, Penguin Books, 1984
[21] Peter Dale Scott y Jonathan Marshall: Cocaine Politics: Drugs, Armies, and the CIA in Central America, University of California Press, Stanford, 1991.

[22] Según sus opositores, Santos, al igual que Maduro, fue siempre un “topo” comunista. Revista Semana, Bogotá, 2016
[23] Gabriel García Márquez: El otoño del patriarca.
[24] En el narcotráfico es el Deputy Chief (segundo jefe). Los Carteles precisan de 2 jefes para realizar sus tareas. El principal es quien ejerce la representación institucional, da el visto bueno a los proyectos y  firma los escritos importantes. Es quien representa a la organización hacia afuera. El segundo jefe se encarga el trabajo interno, da la cara hacia dentro. Es quien atiende los asuntos menores y de rutina y coordina el funcionamiento interno del cartel. Cuando el jefe principal no puede  activarse, actúa como sucesor en la cadena de mando.
[25] Aunque tampoco se sabe ahora cómo quedó el orden jerárquico, pues fueron creados nuevos cargos: el de “mayor general” –quizás por la insuficiencia de brigadas para atribuírselas a los coroneles que ascienden– y la de “almirante en jefe”, cuyo significado realmente se me escapa pues parece redundante
[26] Pertenecientes a la Generación del Milenio, hijos de familias bien, “venidas a menos”, que decidieron olvidar sus valores y dedicarse a vivir de la corrupción.
[27] Antiguos buhoneros, hoy vendedores de alimentos, medicinas y productos escasos a precios de mercado negro.
[28] Masó, Fausto: El método del discurso; en El Nacional. (26/05/01).
[29] Tzu, Sun: El arte de la guerra (1990).
[30] US$ 249.523 millones al cierre de 2014, de los cuales US$ 121.688 millones correspondieron a endeudamiento del gobierno central –bonos de deuda interna y externa, letras del tesoro y préstamos con multilaterales–, US$ 46.153 millones a la deuda financiera de Pdvsa –denominada en su totalidad en dólares–, US$ 19.564 millones a financiamientos obtenidos del Fondo Chino, US$ 11.359 millones por expropiaciones y nacionalizaciones no canceladas y US$ 23.443 millones a deuda no financiera de Cadivi–Cencoex –divisas para importaciones, dividendos, renta y servicios aprobadas pero no liquidada.
[31] Andrés Openheimer: Cuentos Chinos, 2005.
[32]www.laprensalara.com.ve/2019/02/amnistia-internacional-responsabiliza-a-maduro-por-delitos-de-lesa-humanidad/
[33] Conclusiones, CNN en Español, 12/02/19