martes, 29 de septiembre de 2009

¿Cuánto me costarán esos muertos?

Ayer, cuando el líder estudiantil Julio Rivas, excarcelado horas antes, se incorporaba a la huelga de hambre que se desarrolla actualmente frente a sede de la OEA en Caracas, el gobierno saboteó la información de las emisoras independientes con la transmisión diferida de un acto en honor al señor Muammar Gaddafi, celebrado en la Isla de Margarita.
Además de haber demostrado un pánico cerval ante lo que los manifestantes pudieran haber logrado y, quizás, recordando a ese otro universitario del mismo apellido, Eutimio, ejecutado en la UCV por la policía del general Eleazar López Conteras el 10 de febrero de 1937, y cuya muerte ocasionara una cadena de acontecimientos que terminaron con lo que quedaba del régimen gomecista en 1945; además de miedo, quienes no pudieron ver de manera inmediata lo que sucedía en Las Mercedes, si tuvieron el dudoso privilegio de observar la cara del más viejo de los líderes terroristas levantinos, el señor Gaddafi.
Su semblante es un poema, y revive la genialidad de Charles Chaplin quien, en 1940 y cuando era políticamente incorrecto hacerlo, satirizó al nazismo y al fascismo en el largometraje El gran dictador. Porque aún cuando Chaplin personificó específicamente a Adolf Hitler en su filme, no hay duda de que el rostro del señor Gaddafi se asemeja notablemente al que proyectara ayer la cadena nacional de radio y televisión. Con bigotito recortado, lividez cadavérica y maquillaje blanco, parecido al efecto que lograban las señoras de antes con los llamados polvos de arroz, así lució Charlot en 1940, y así luce el señor Gaddafi en el 2009.
Como muchos venezolanos no recuerdan o no han leído la historia sobre el 10-F de 1937 o la del señor Gaddafi, pudieran considera como irrespetuoso que le llamemos terrorista . Mas tal calificación no es nuestra, sino que deviene de las sentencias de un tribunal inglés y otro germano, los cuales, en 1991 y 2001 respectivamente, determinaron que el gobierno libio era responsable de la voladura de la discoteca La Belle en Berlín (1986) y del Vuelo 103 de Pan Am (1988) sobre la población escocesa de Lockerbie. Dado que en Libia no hay separación de poderes y nada se mueve sin el conocimiento ni consentimiento del señor Gaddafi, a él no lo quedó más remedio que reconocer de hecho su propia complicidad en los sucesos mencionados.
En ambos casos y para lograr que la ONU levantara las sanciones en su contra, el señor Gaddafi indemnizó a los familiares de las víctimas. A los de Berlín, con 35 millones de dólares, a los de Lockerbie con 10 millones per cápita. Lo de Berlín salió más caro, porque únicamente se pagó por ciudadanos no estadounidenses, y los muertos fueron dos soldados de esa nacionalidad y una mujer turca.
El 5 de abril de 1999, el señor Gaddafi entregó a la justicia británica a los autores materiales del atentado terrorista de Lockerbie, el ex agente de inteligencia y ex jefe de seguridad de la aerolínea libia, Ali Mohmed Al Megrahi; y al ex director de esa misma empresa en el Aeropuerto Internacional de Malta, Al Amin Khalifa Fhimah. A Al Megrahi, la condena a cadena perpetua le fue condonada por razones de salud, y acaba de regresar a su país, recibido como héroe nacional.
Todos estos tejemanejes, que el ciudadano de a pie no entiende –ni mucho menos comparten los parientes de los muertos de Lockerbie y los sobrevivientes y familiares de los agredidos en la discoteca berlinesa-, son los que les permiten hoy al señor Gaddafi viajar impunemente de Trípoli a Nueva York y de allí a Porlamar, participar en foros internacionales y ser escuchado y aplaudido por multitudes ignorantes e insensibles en conciertos –otra vez la bailo-terapia como arma política-.
Los tejemanejes, y asimismo, una interpretación jurídicamente sesgada de la reparación económica del daño moral, impuesta a rajatabla, globalmente, por el derecho de los bárbaros que practican los anglosajones, donde, por ejemplo, al ex jugador de fútbol y actor O.J. Simpson un tribunal estadounidense le exculpa del homicidio de su cónyuge, y otro tribunal, esta vez civil, le obliga a pagar daños y perjuicios por ese mismo delito. No hay que ser abogado para concluir que resulta imposible ser culpable e inocente a la vez de un mismo crimen.
De estas contradicciones, obviamente violatorias de los derechos humanos, es que se valen los Gaddafi y Simpson del mundo para liberarse del justo castigo. Por lo cual no sería raro que, en el futuro, Osama Bin Laden pudiera pavonearse, libremente, por esos mundos de Dios. Y es que la pregunta que deben contestarse estos simpáticos personajes antes de cometer sus villanías es muy simple: ¿Cuánto me costarán esos muertos?

sábado, 26 de septiembre de 2009

La avaricia como brújula

Hace algunos años pesábamos unos 40 kilos más que en la actualidad y nuestras ingesta cotidiana era notablemente mayor. Dado que el resto del sistema circulatorio se hallaba en perfecto estado y por razones aún desconocidas –pero probablemente traumáticas-, una arteria que nutre la extremidad inferior derecha comenzó a cerrarse, y produjo un conato de lo que a se conoce desde tiempos inmemoriales como trombosis.
Anduvimos cojeando más de un mes, calzando chancletas con medias, súper pavoso, pero nos era imposible usar zapatos normales. Consultamos con tres galenos, quienes nos mandaron a hacer cualquier cantidad de exámenes, y sufrimos toda clase de burlas crueles y recomendaciones chimbas de amigos y conocidos, que ubicaban el origen de nuestro infortunio en un estilo de vida poco recomendable pero muy envidiable: gota, ácido úrico y otras impertinencias por el estilo.
Como ni los calmantes prescritos ni la mala o buena voluntad de los relacionados ayudaban, nos encontrábamos al borde de consultar a un sobador o brujo para conseguir alivio. Hasta que, de una manera casi milagrosa, el Destino nos puso en contacto con Enrique Gómez, excelente cardiólogo venezolano graduado en la Escuela Vargas de la UCV y posgraduado en el Instituto Karolinska de Suecia, la misma academia que otorga los premios Nóbel de medicina.
Tras un examen de cabo a rabo –como debe ser, puesto que un galeno manco es digno de toda sospecha-, el doctor Gómez detectó la causa y recetó los medicamentos requeridos, con la advertencia que de no surtir efecto en una semana, habría que pensar en un by-pass, pues la otra alternativa era serruchar el pie derecho. Efectivamente, a los siete días, los remedios actuaron y el pie volvió a recuperar su condición fisiológica, con la poderosa ayuda de mente que estaba aterrada frente alas opciones B y C.
El introito sirve para explicarle a los legos –entre quienes nos incluimos- las extraordinarias similitudes existentes entre la Medicina y la Economía, y que no son meras coincidencias sino procedentes de una misma metodología, el funcionalismo. En ambos casos, los organismos –uno orgánico y el otro social-, son percibidos y estudiados como vivientes, compuestos de partes y estructuras, sometidos a acciones y reacciones funcionales o disfuncionales y a crisis llamadas estructurales y coyunturales. Con la salvedad de que nos referimos a la Macroeconomía, la que inventó John Maynard Keynes, la que salvó al capitalismo en la recesión de los años treinta del siglo pasado, y la está salvando ahora. No a la que practican Jorge Giordani y sus discípulos, la que arruinó a Rusia, Europa Oriental, Cuba, Laos, Corea del Norte y de vaina no se lleva por los palos a China.
Lo malo de la Medicina y la Economía es que ambas ciencias son inexactas. Hoy resulta expulsado del vademécum un medicamento que hasta ayer era considerado como una panacea universal, porque, tras diez años de comercialización, demostró ser más peligroso que mono con hojilla. Hoy el ilustre economista D.F. Maza Zavala demuestra que endeudarse públicamente es bueno y malo, en una intolerable afrenta a la lógica aristotélica donde dos verdades de signo contrario no pueden coexistir: una de ellas tiene que ser falaz.
En fin, como advertía el Premio Nóbel de Literatura George Bernard Shaw, en Economía y Medicina todo es cuestión de ensayos y errores y estadísticas. Estadísticamente hablando –aseveraba el autor de Pigmalión en su Guía política de nuestro tiempo- la apendectomía es una operación menor, de escaso o nulo riesgo para el paciente. Sin embargo, en mi caso y por sus complicaciones colaterales, me costó una postración de casi quince días y demandó una lentísima recuperación. Con lo cual quiero expresar que las verdades estadísticas, sean médicas o económicas, ni me complacen ni me satisfacen.
Contra viento y marea y un cúmulo de malos augurios, provenientes de las trincheras de la izquierda y la derecha retrógradas, las medidas keynesianas adoptadas por el Presidente Barack Obama y otros mandatarios de los países centrales, están sacando de la crisis al modo capitalista de producción, un foso al cual lo condujeron capitostes de malas entrañas y peores intenciones, quienes se jugaron los dineros de los demás como si las bolsas fueran las mesas de los casinos. Todo lo cual sucedió ante la complacencia y cabronería de las autoridades financieras del Primer Mundo.
Por supuesto que, para 1 de cada 5 españoles hoy sin empleo, la situación es poco halagüeña o confortante, pues sus reflexiones no se basan en proyecciones a futuro, sino en la satisfacción de sus necesidades básicas. Pero para ellos hay una esperanza de recuperación, que no la hay para nosotros, inmersos como estamos en un sistema diabólico que agrupa lo peor de dos mundos: el estalinismo como ideología y praxis políticas y la más inicua explotación del hombre por el hombre del capitalismo salvaje.
Al recordar nuestra trombosis, revivimos su proceso de curación y los sacrificios que hicimos para consolidarlo. En primer lugar, pasar hambre, porque 40 kilos no se pierden de un día para otro, o con alguna dieta milagrosa. En segundo lugar, hacer ejercicio –en nuestro caso, caminar-. En tercer lugar, reordenar nuestra vida. Y funcionó, como funcionará la recuperación de la economía global, duélale a quien le duela y pésele a quien le pese.
Ahora bien, lo que no funciona ni funcionará es la economía chavista, porque no tiene ni pies ni cabeza, no hay ninguna buena intención detrás de ella, se basa en la repetición al caletre de propaganda comunista y sólo le sirve a unos cuantos acólitos, cuya brújula es la avaricia, y que nunca soñaron con enriquecerse tan rápida, desmesurada e indebidamente.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Los caballos de Troya

Los partidos de oposición venezolanos, sobre todo aquellos que tienen conexiones internacionales, deberían ser muy cuidadosos con los consultores políticos que, seguramente, vendrán para las próximas jornadas comiciales, si es que las hubiere.
Lo afirmamos responsablemente, pues algunos de ellos, por desconocimiento de nuestra realidad heterodoxa, y otros, pagados por Chávez, que ha resultado un maestro en reclutar una variopinta de extremistas del mundo entero, abiertos o camuflados, debe estar moviéndose en esa dirección desde hace ya bastante tiempo.
La Guerra Civil Española no se inició cuando Francisco Franco se levantó en armas contra el régimen marxista, sino muchos años antes, el 12 de abril de 1931, una fecha aciaga en la historia democrática planetaria, momento en el cual los anarquistas y comunistas manipularon los resultados de una elección municipal y proclamaron un victoria que, pese a ser espúrea, causó la abdicación de Alfonso III, su destierro –del cual no regresaría jamás-, el bochinche republicano, un conflicto que contabilizó más de un millón de muertos, la inmigración de centenares de miles de españoles para sobrevivir a las miserias de la posguerra y la dictadura vitalicia de un Generalísimo por la gracia de Dios.
Pero lo que se movió entonces y lo que se mueve ahora en la Madre Patria es candela pura, electoralmente hablando. El 11 de marzo de 2004, a sólo 72 horas de los comicios nacionales, el terrorismo islámico se convirtió en una fuerza inédita en dicho escenario , logrando que con la masacre de 12-M José Luis Rodríguez Zapatero sobrepasara la barrera de los 18 puntos que le separaban del portavoz del gobierno, hasta el momento ganador en todas las encuestas.
Algún día se sabrá, quizás cuando los actores no estén presentes, como la crónica anunciada de un acto terrorista, con advertencias y evidencias a montón, no se detectó y previno; por qué el gobierno atribuyó el mismo, equivocadamente, a ETA y no a Al Qaeda y por qué muchas pruebas vitales sobre la permanencia de los terroristas islamistas y sus acciones anteriores y posteriores al monstruoso crimen, así como muchas pruebas, fueron desestimadas o se perdieron. Y destacamos que algún día se sabrá, pues nada puede permanecer por siempre oculto, como sucedió años más tarde y cuando nada se podía hacer con el fraude de 1931.
Venezuela tampoco ha estado exenta de esta clase de manipulaciones.
En 1978, el comando de campaña del candidato opositor, Luis Herrera Campins, recibió como regalo la asesoría de David Garth, un estadounidense coordinador de elecciones provinciales y municipales. Golillero como lo son todos los políticos, Herrera Campins se cobijó bajo el manto garthiano, y mandó al carajo a sus colaboradores de siempre, que se había agrupado en una empresa propiedad de su viejo compañero de aula Alberto Betancourt.
Garth se deshizo de las consignas que habían encumbrado a Herrera Campins en el tope de la preferencia –Luis Herrera arregla esto, de Graterolacho; y ¿Dónde están los reales?, nuestra- y se inclinó por un lema vacío de contenidos: ¡Ya basta! Lo que casi le costó el triunfo, de no ser por un incidente fortuito, ocurrido en el populoso barrio de Caucagüita, al cual Pilar Iribarren –fiel amiga y compañera del candidato socialcristiano- le sacó el máximo provecho.
Años después nos enteraríamos que Garth pertenecía al mismo club de Joseph Napolitan, consultor del candidato y partido de gobierno, y que la información sobre el desempeño de ambas campañas se intercambiaba libremente durante sus reuniones celebradas en Nueva York.
La que sí fue clara víctima de estas maquinaciones fue Irene Sáez en 1998, cuando arrancó con una clara ventaja de 30 puntos sobre Hugo Chávez Frías, y que contaba con el apoyo de técnicos electorales españoles. Al igual que Henrique Salas Römer, quien aseguró que su línea estadística de intención de voto iba en ascenso implacable y, al final, se cruzaría y superaría a la de Chávez. Cosa que, por supuesto, no ocurrió, pues a quien Salas le quitó los votos no fue, precisamente, a Chávez sino a Saéz. En esa época, Chávez buscó los consejos de un personaje enigmático, conocido como El Dominicano, que, eventualmente ayudaría a Irene a convertirse en gobernadora de Nueva Esparta. De éste y otros capítulos aquí narrados contamos con amplia data, la cual ponemos a la disposición de los interesados, pero que no copiamos para no extendernos en demasía ni aburrir al resto de los lectores.
Lo que no nos consta pero sí nos produce profunda sospecha son los roles jugados Jimmy Carter y César Gaviria en el ménage electoral venezolano del 2004. Esperamos que, asimismo y en so momento, la verdad será revelada.
Ayer, en una entrevista con Larry King, Chávez demostró que se ha aprendido muy bien las lecciones sobre el manejo de los medios, que se encuentra súper bien asesorado y que cuenta con los servicios de una trasnacional de la comunicación sociopolítica –cuyo nombre Nelson Bocaranda y yo conocemos bien, pero que por prudencia nos lo reservamos-.
Pero es importante que nuestros políticos, sobre todo aquellos que hasta ahora han jugado en las ligas menores o que eran demasiado menores para jugar en liga alguna, sepan cuál es el paradigma de los asesores políticos: There is not a free lunch –Ningún almuerzo es gratis-. Y para que se cuiden de las golillas, pues pueden ser incluso pagadas por el mismo Chávez, para ejecutar su misión de caballos de Troya.

martes, 22 de septiembre de 2009

El regreso del monstruo de la Laguna Negra.

En 1954 Jack Arnold, basado en el mejoramiento de la Oxberry –un sistema usado inicialmente para producir dibujos animados y que permite tomas cuadro a cuadro- y la cinematografía tridimensional inició una saga de largometrajes cuya primera entrega fue El monstruo de la Laguna Negra. Aunque la trama de esta película de ciencia ficción va desde lo ridículo hasta lo imposible, dada la novedad de los efectos empleados y la convergencia de elementos universalmente presentes en los terroríficos cuentos infantiles y de muertos –ahora rebautizados como leyendas urbanas-, el impacto de este filme fue inmediato a escala global, la taquilla multimillonaria y su éxito originó que el cine se volcara sobre estos temas, antes mala o truculentamente tratados debido a la falta de recursos. Fue lo que sucedería en la década de los ochenta con la computación digital, creada por Steve Jobbs y desarrollada argumentalmente por Arthur C. Clarke, George Lucas y Steven Spilberg.
Con El regreso del Monstruo de la Laguna Negra se cumplió el pronóstico de que nunca segundas partes fueron buenas; y con el capítulo final, El monstruo vengador, la horrorosa criatura pareció enterrarse para siempre en la ciénaga amazónica de la cual salió, pues la tercera parte aún fue peor.
Esta historia, seudo-infantil y matizada por la alharaca del armamentismo latinoamericano y la guerra mediática, se asemeja en su forma al show con el cual Manuel Zelaya y sus financistas mantienen en vilo al pueblo hondureño y a la opinión pública internacional desde hace poco más de tres meses.
Los productores de esta nueva versión del regreso del monstruo no son otros que los miembros originales del Foro de Sao Paulo, cuyo liderazgo original ostentara el entonces líder obrero y ahora presidente de Brasil Luiz Inácio Lula Da Silva. Aunque muchos políticos, especialmente estadounidenses, creen que Lula ya se dejó de eso, lo cierto es que desde las barricadas de la extrema izquierda, jamás se ha levantado una expresión de censura contra el mandatario sudamericano, ya sabe, amigo lector, epítetos como traidor, pitiyanqui, vende patria y otras ternuras que se le endilgan a los camaradas que saltan la talanquera. Pareciera que Lula, en cuya nación sí existen una poderosa oligarquía industrial y un ejército anticomunista, no es que se haya olvidado de eso, sino que lo reserva para cuando las condiciones estén dadas.
Para satisfacer a empresarios y militares, Lula maneja dos estrategias inteligentísimas: la colonización de los países contiguos - al viejo estilo de las factorías, sin transferencia tecnológica-, especialmente de Venezuela, cuyas insensatas políticas han acabado prácticamente con la producción manufacturera y agroindustrial; y el rearme, que incluye la fabricación local de cazabombarderos Rafale y adquisición de helicópteros Cougar y 5 submarinos, uno de ellos propulsado nuclearmente.
Los Rafale y Kfir 10 –estos últimos incorporados a la fuerzas áreas de Colombia y Ecuador- provienen de un tronco común, el Dassault Mirage 5, cuyos diseños fueron plagiados por la inteligencia israelita.
El Kfir 10 está mejor adaptado a los vuelos cortos y la lucha antiguerrillera –prioridad de Israel contra el terrorismo que le rodea-, y el Rafale, destinado a la aviación y la marina francesas, conformado más a la visión del viejo imperio todavía vigente en las academias castrenses galas.
La mayor diferencia entre el Kfir y el Rafale, aunque ninguno de ellos es invisible a los radares como el bombardero estadounidense Steal, es que el primero se ubica en la generación 4 –ubicados en el Siglo XX, al igual que los Sukhoi 30 comprados por Chávez y los tanques T-72- , y el Rafale, junto a las aeronaves de combate judías IAI Lavi y IAI Arie de generación 5 , nacieron con el nuevo milenio.
Lo que no está claro es para qué Brasil necesita un submarino nuclear, un arma estratégica de gran movilidad cuyo objetivo primario es atacar al enemigo con proyectiles convencionales y termonucleares, gracias a su capacidad de permanecer bajo el agua por meses y su desplazamiento casi indetectable por el radar. Los tanques T-72, cuyo formato no ha variado sustancialmente desde 1970, más que para ganar guerras han servido, históricamente, para someter a la insurgencia civil doquiera ésta ha estallado.
Tras la anterior y, a nuestro juicio, necesaria digresión, regresemos al retorno de Mel. En esta anécdota, a quienes se les ha enrollado verdaderamente el trompo es a los internacionalistas. Zelaya declara abiertamente y da instrucciones a sus partidarios desde la Embajada de Brasil –contradiciendo así su calidad de “huésped”-, y el paleontólogo que lo creó en principio y planificó su vuelta al ruedo –Chávez- se regocija más bien de bajo perfil, ya que su sólo nombre produce reacciones adversas entre la mayoría del pueblo hondureño.¿Qué pasará? Nadie lo puede prever con certeza. Lo que sí resulta muy probable es que esta nueva aventura de la vida real termine como acabó la primera, con un fiasco. Y se convierta en una reprise del liberto de El regreso del monstruo de la Laguna Negra.

lunes, 21 de septiembre de 2009

La zona ponzoñosa.

Ayer peleábamos con los supuestos virus de la computador, y decimos supuestos pues, según los expertos, a una Mac no le entran ni coquitos, y mis ordenadores han sido siempre Mac pero en este caso, como lo señalaba Mao Zedong en su Libro Rojo, algo que se parece a una manzana, al acercársela al rostro huele a manzana y al morderla sabe a manzana, debe ser una manzana; así como las impertinencias de nuestro Mac deben ser virus. Ayer veíamos -más bien escuchábamos- un concierto que atrajo a más de 700 mil cubanos a la Plaza de la Revolución, y que fue transmitido en vivo por Globovisión pero no por VTV, quizás porque el tema de la paz está fuera de la agenda de Chávez o porque temía que algún conato de disidencia -que no lo hubo- diese el mal ejemplo a los de acá.
Ayer terminábamos los guiones de unos seminarios que daremos en fecha próxima, y lamentábamos la ausencia de Tony Canale, un extraordinario ingeniero informático, amigo de muchos años que nos enseñó lo poco que sabemos sobre los intríngulis de la computación y quien, seguramente, había podido solucionar el problema que nos angustiaba, de no haber sido porque un infarto fulminante le partió el corazón el lunes pasado.
Ayer, leyendo las notas y los artículos de la prensa y formándonos nuestra propia opinión sobre los justos reclamos de las troyanas –así se llaman ahora más de un millón de venezolanas que han perdido a algún familiar en manos del hampa-, de la división por el miedo y el odio que identifica Carlos Blanco como característica de la sociedad actual, de la definición de Milagros Socorro de Mérida como una isla –aislada del resto del país por la falta de mantemiento de su vialidad y el cierre de su aeropuerto-, de la irracionalidad de los gobiernos de España y Estados Unidos al no permitirle una salida electoral al gobierno hondureño, de las declaraciones de Jimmy Carter que insiste en que el deslizamiento de Chávez hacia la autocracia es culpa de los electores que se abstuvieron de votar en las fraguadas elecciones donde fueron electos los actuales asambleístas; en fin, ayer, con toda esta información y otras penurias menores a cuestas, una frase mágica nos vino a la cabeza, La zona ponzoñosa, el titulo de una novela corta y alucinante, publicada en 1913 por Sir Arthur Conan Doyle, el mismísimo creador del imperecedero personaje Sherlock Holmes.
Conan Doyle, quien estaba ya harto del detective y su carnal, escribió obras que pueden ser consideradas de anticipación, más que de ciencia ficción.
En El mundo perdido, Conan Doyle ubica a sus actores sobre el Macizo Guayanés, y ellos encuentran especimenes desconocidos o que se creían desaparecidos. Aunque la trama se centra en el Reino Animal, que poco abunda en la zona, los naturalistas más reconocidos del mundo convinieron en el decenio de los ochenta del siglo pasado que todavía no habían nacido los investigadores capaces de clasificar la diversidad y amplitud de la flora guayanesa.
Hay que entender que, en 1913, John Watson –el padre de la psicología moderna- ni siquiera había comenzado a experimentar sus teorías conductistas, y que sólo diez años más tarde Segismund Freud –el padre de la psiquiatría moderna- completaría sus trabajos sobre el psicoanálisis. En el universo de Conan Doyle, empero, existían hechos malditos, inclasificables e inexplicables desde toda lógica. Para una mente brillante como la del letrado escocés, sólo quedaba acudir en última instancia al espiritismo, ya que tampoco las religiones oficiales se ocupaban de estos enojosos temas.
Dentro de la circunspección propia de la época, La zona ponzoñosa aborda la locura colectiva que se apodera de una nación o región, y de cómo los amigos de siempre se vuelven irreconciliables enemigos y comienzan a actuar totalmente fuera de control. Este fenómeno se inicia en Sumatra, y se extiende, rápidamente, al resto del orbe. Uno de los afectados, el mismo profesor Challenger que visitara Venezuela, se conciencia sobre el problema y sus devastadores efectos colaterales. Atribuye la causa de los mismos al paso del globo terrestre por un mar de miasmas estelares, cargadas de un tóxico letal que hace que la gente pierda la razón.
Challenger recomienda a sus amigos que conserven la calma y auto supriman las manifestaciones de miedo, pánico y violencia desatadas por el veneno, hasta que la Tierra salga de su órbita de influencia.
Si miramos en profundidad lo que nos sucede actualmente, debemos reconocer que Conan Doyle no se equivocó en sus predicciones generales, ni sobre Guayana ni sobre el mal que nos aqueja. En los detalles, sí lo hizo, porque, aún cuando era muy inteligente carecía del don de la clarividencia. Por tal razón, se enfocó en la fauna y no en la flora del sur del Orinoco. Y en la toxicidad estelar y no en la humana que, como todos sabemos, tiene nombres, apellidos y grado de Comandante en Jefe. Porque no puede haber duda alguna de quién es el causante de que Venezuela navegue ahora por la zona ponzoñosa.
Post Data: En la entrega anterior y en referencia al siniestro ocurrido en Anzoátegui, hablábamos de 10 víctimas fatales –y no de 8, que fueron las que realmente perecieron en el primer momento- y de algunas decenas de afectados. Ayer, desafortunadamente, los fallecidos subieron a 10, y –amigo lector, perdone nuestra equivocación, los intoxicados por el gas cloro superan los 300-. Ayer, alguien asomó tímidamente en la prensa que la responsabilidad de lac seguridad de los cilindros contentivos de este veneno activo es del fabricante y no del transportista. De Pequién, filial de Pdvsa. Y esto también lo señalamos. Así que recibas usted nuestras excusas, y tómelas como fe de erratas.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Gas del bueno

Anteayer murieron 8 ciudadanos de manera horripilante, y 14 o más quedaron gravemente lesionados; todos ellos víctimas del gas del bueno, en este caso, del cloro.
Según relata el ex defensor de los derechos humanos, poeta de la Revolución y gobernador chavista reelecto del Anzoátegui Tarek William Saab, la culpa la tuvo un conductor imprudente quien, con exceso de velocidad, chocó contra el transporte cargado del tóxico letal, e hizo que éste descargara su mortífera carga sobre el pavimento de la inconclusa autopista que une al Estado Anzoátegui con el resto del país en las inmediaciones de la población de Clarines.
El primer magistrado de la entidad oriental, como Poncio Pilatos, se lavó las manos argumentado que dicho cargamento ni siquiera iba destinado a Barcelona, sino a Cumaná. Lo cual es un pretexto que poco conforta a los deudos de las víctimas fatales del siniestro y a los sobrevivientes afectados o, tal vez, minusválidos para el resto de sus existencias, dada la letalidad del elemento dispersado a trocha y mocha en la noche anzoatigüense.
Dado que el hospital de Clarines colapsó –lo cual no es raro en estos tiempos que corren-, hubo que transportar muchos heridos a Barcelona y solicitar oxígeno a Caracas, un gas del malo que escasea de manera notoria en todos los hospitales y dispensarios que dependen del estado fascista sanitario.
Lo importante en las declaraciones de Tarek es que exculpa tanto a Pdvsa –quien sabe con que criterios de caleta y estiba fueron empacados los cilindros mortales en El Tablazo, Estado Zulia, donde el Socialismo del Siglo XXI expropió todo lo expropiable y una legión de militantes del PSUV ocuparon los cargos de los trabajadores altamente capacitados de los antiguos y burgueses contratistas petroleros. Además, se exculpa a sí mismo, ya que durante su continuista gestión administrativa ha sido incapaz de mantener la vialidad anzoatigüense, pese a que cobraba peajes desde la frontera con Miranda, hasta que el que te conté decidió transferir las irresponsabilidades al gobierno omnipotente. Pero eso sucedió hace poco, cuando la jaula de las focas aprobó la Ley respectiva. En otras palabras, que Tarek es responsable de que la Autopista Antonio José de Sucre, en el trayecto que recorre su territorio natal, se haya convertido en una trocha,
Tarek comunicó la lúgubre noticia a través de La Hojilla, un programa de VTV donde se difama impune y diariamente a los escuálidos, o adversarios del gobierno chavista. En ese pasquín televisivo, incluso, se ha dicho que Alberto Federico Ravell, director de Gobovisión, es un gay escandaloso. Lo cual, además de ser falso de toda falsedad, atenta contra la liberación del movimiento de homosexuales y lesbianas que otros altos dirigentes de su partido han propiciado y manifestado públicamente. En nuestro conocimiento personal del susodicho, si de algo no ha pecado Ravell es de mariconería, sino, exactamente, de todo lo contrario.
En fin, que Silva dio la noticia al país; así como un funcionario de Fondicis, disfrazado de Dudamel y con una sintaxis bolivariana, a través de la cual aseveraba que la tierra venezolana no se había abrido en siglos, nos intentaba tranquilizar tras el terremoto del sábado. Y decimos terremoto y no sismo pues, después de 4 grados Richter, los geólogos hablan de terremoto.
En fin, que escribimos esto con ira y poca reflexión, contrariando nuestra propia manera de ser. Lo cual revela nuestra condición humana, y nuestra indeclinable pasión venezolanista. Lo cual no es del todo malo, si lo comparamos con el gas del bueno.

martes, 15 de septiembre de 2009

Dios y el diablo: Todo está en nosotros.

Henri Barbusse (1873-935), periodista y escritor francés profundamente comprometido con la justicia social y la libertad de expresión, publicó El infierno (1908), una novela desolada y pesimista, en la cual narra las experiencias de un empleado bancario, vistas a través de un pequeño agujero que media entre su habitación y la vecina en una pensión de París.
Al otro lado sucede de todo, en la suya sólo existe voyerismo, que justifica para entender lo que ocurre en su entorno, y que concluye en una extraordinaria afirmación: Todo está en nosotros. El dolor y el placer, la guerra y la paz, el cielo y el infierno.
Se trata de un texto magistral, como lo destacara en su momento Vicente Blasco Ibáñez; para leérselo de un jalón, y así lo hicimos hace varias décadas, aunque todavía conservemos su trama fresca en la memoria.
Lo que une a escenas aparentemente inconexas del relato es la vida misma, que transcurre sin orden ni concierto aparentes, y que contrasta con la existencia real del autor, pues Barbusse no fue sólo un letrado, sino un hombre de acción, quien enfrentó en numerosas ocasiones al establishment para defender sus ideales, y que, aún siendo un pacifista confeso, al estallar la Gran Guerra no vaciló en presentarse como voluntario, a los 41 años de edad, y pelear en la primera línea de fuego durante 23 meses, hasta que fue dado de baja por estrictas órdenes facultativas.
Esta capacidad de observar, reflexionar o, atar hechos y sucesos que a primera vista lucen desvinculados, sacar conclusiones válidas del proceso y proceder en consecuencia, es lo que se nos pide ahora para resolver las penurias morales y materiales que aquejan a la República.
Lo decimos tomando como punto de partida dos opiniones muy interesantes recabadas en los últimos días. La primera, de un profesor universitario que concurrió a las últimas marchas de protesta y que contó durante la primera, sobre un trayecto alterno –detrás del Colegio de Ingenieros para ser más precisos- , los cadáveres de siete gallos presumiblemente decapitados en ceremonias satánicas previas al evento. La segunda, de un hermano que al comentarle la tormenta, el granizo y el terremoto del sábado pasado, nos recordó que esas son, exactamente, las manifestaciones con las cuales el Diablo anuncia su regreso. No queremos que algún lector se lo tome a joda, pues se trata de asuntos muy serios, sobre los cuales hay numerosas referencias históricas.
Sin ir más lejos, trasladémonos a la Isla de La Española, a hora y media de vuelo desde Caracas.
Cuando América adoptó los idiomas y la civilización occidentales, los esclavos enmascararon sus cultos y dioses africanos en el cristianismo, desarrollando dialectos para engañar a sus amos y la Inquisición. Sucedió en Curazao con el papiamento, en Cuba con el ñáñigo y en Paramaribo con el taki-taki. Los haitianos concibieron el suyo, pero a diferencia de sus vecinos, el patois creole, más que en un rasgo de identidad cultural, se transformaría, a la larga, en un instrumento para la sumisión de ellos mismos.
A finales del Siglo XVIII Haití fue primer Estado de América en abolir la esclavitud, (1794), y se convirtió en la colonia más próspera del Nuevo Mundo, pues Francia colocó en ella dos tercios de sus inversiones foráneas. Contaba con una población de 600 mil habitantes y no sólo producía la totalidad de su cesta básica, sino exportaba millones de toneladas al año de algodón, azúcar, cacao, café e índigo, actividad que ocupaba a más de 80 mil trabajadores y abastecía y movilizaba una flota de 700 buques. El per cápita haitiano era entonces 10 veces superior al suizo.
Al independizarse años después, la Isla Mágica siguió siendo tan próspera que a ella fue donde acudió Bolívar, después de caída la Primera República, para lograr el apoyo material que requería el relanzamiento de su gesta libertaria.
En 1957, Jean-Françoise Duvalier fue electo Presidente de Haití, con todos los recursos para sacar al país de la terrible postración en que estaba. Doctorado en París, se había distinguido por combatir las enfermedades y aliviar los dolores de su gente.
¿Qué cambio horrendo sufrió su psiquis al llegar al poder? Al investirse renunció a su condición de médico, se autonombró jefe supremo del vudú –una secta diabólica que explota las ánimas en pena o zombis-, organizó a sus círculos del terror -los Tontons Macoutes-, transformándolos en la policía más primitiva y depravada del Caribe.
Armado de la represión y el animismo, desató la corrupción, promovió la superstición y mantuvo desinformado a su pueblo.
La educación primaria, libre y obligatoria hasta su mandato, se convirtió en privilegio para los hijos de la clase dominante. El francés dejó de ser idioma coloquial, y fue sustituido por el creole, artimaña que le permitió aislar aún más a sus compatriotas de la globalidad, impidiéndoles a los defensores de los derechos humanos comprender siquiera los reclamos de las víctimas de la barbarie.
Los profesionales y tecnócratas abandonaron el país en masa, y muchos de ellos se establecieron y son hoy las cabezas más visibles del progreso en los países emergentes africanos, pues el haitiano ha demostrado a través de los tiempos un mimetismo asombroso a los nuevos ambientes. Y es que el natural de la Isla Mágica es cortés e inteligente, recio trabajador y asciende rápidamente en el estrato social, tal como lo evidencian, para no ir tan lejos, los balseros emigrados a Miami.
Papá Doc y su hijo, Baby Doc, culminaron sus desafueros con la reducción de Haití a la más espantosa miseria y profundo temor. Hoy Haití es uno de los países más pobres del mundo, ciertamente el más depauperado de América, y sobrevive, malamente, gracias a la ayuda internacional y la ocupación militar de los cascos azules de la ONU.
Por eso, volviendo a los gallos decapitados y las reacciones telúricas, relacionémoslos –no con ese Averno pintado por Dante Aleghieri y caricaturizado hasta la saciedad por los racionalistas a ultranza- sino con El infierno de Barbusse, y el demonio que ha poseído a tantos sátrapas en el devenir histórico. Y compartamos la conclusión del intelectual, el problema y la solución, Dios y el diablo: Todo está en nosotros.

sábado, 12 de septiembre de 2009

It’s just peanuts!

Robert Morris Morgenthau, nacido el 31/07/19, es Fiscal de Nueva York desde 1975. Su fama en los predios judiciales no sólo se basa en su larga carrera como acusador –recuérdese que en Estados Unidos los representantes del Ministerio Público son electos por votación popular-, sino también en el resultado exitoso en el cual terminan sus casos, cada vez que los inicia con declaraciones públicas.
El 27 de Febrero del año en curso, anunció que no optaría a una nueva reelección pues, al cumplir 91 años, no es que estuviese cansado o enfermo, sino que prefería abrirle caminos a los mejores penalistas aspirantes a hacer carrera en la Fiscalía de Manhattan.
También –agregó- que deseaba despedirse del estrado con un juicio estelar.
Fiel a su tradición de veracidad y credibilidad y –según nota publicada por el diario El Universal de Caracas el 8 de los corrientes- aseguró que según investigaciones realizadas por su despacho se había demostrado la vinculación de Irán con la banca venezolana, cuyo objeto sería que el régimen fundamentalista de Teherán evadiese las sanciones impuestas por la ONU y adquiririera, entre otros bienes, la materia prima y precursores qwue requiere la fabricación de bombas de hidrógeno.
Esta conexión también tendría como finalidad construir en Venezuela una villa nuclear, sueño del presidente Chávez para afianzar su proyecto de desestabilización y dominación geopolíticas en el Hemisferio, y el cual las autoridades estadounidenses han desestimado por considerarlo como rugidos de un ratón: En general nadie se preocupa lo suficiente por el peligro que implica la conexión entre Irán y Venezuela, advirtió Morgenthau. Dado que Venezuela no ha sido objeto de sanciones internacionales o de Estados Unidos, los bancos norteamericanos procesan las transacciones bancarias de sus pares venezolanos presumiendo la buena fe de que dichas operaciones se realizan de manera legítima.
¿En qué basa Morgenthau sus aseveraciones y establece los lineamientos para las acciones que debería seguir en lo adelante el organismo a su cargo?
En primer lugar, en la jurisdicción legal que la Fiscalía de Nueva York tiene sobre delitos relacionados con el lavado de dinero, competencia que adquirió extraterritorialidad gracias la inclusión del terrorismo y la corrupción en la misma categoría del tráfico de drogas, así como en desarrollo informático de la banca global pues, aunque estos negocios ilícitos se realicen fuera de Estados Unidos, pues basta con que alguna información cruce por la red de las instituciones norteamericanas –por ejemplo, un simple e-mail que da instrucciones para transferir algún fondo de un lado a otro- para que caigan en la competencia de Morgenthau.
En segundo lugar, en el alud informativo sobre negociados delictuosos desencadenado por las quiebras de las burbujas financieras y los escándalos piramidales de Madoff y Stanford, que ya no son abanicos sino turbinas que desparraman ñoña sobre empresas y nombres considerados hasta hace poco como paradigmas en solvencia moral y económica , hasta el fatídico año –para mal de ellos y bien de la Humanidad- del 2008. Estos contenidos no sólo nutren los expedientes de Morgenthau, sino que pusieron bajo la lupa de funcionarios del Impuesto sobre la Renta y cuerpos de seguridad de Estados Unidos paraísos fiscales como los de Suiza, Gran Caimán y Andorra –donde, por cierto, también los cobres de nuestros bichitos fueron congelados hasta nuevo aviso-; logrando que los gobiernos antes permisivos revisaran sus políticas sobre el secreto bancario.
En tercer lugar, al caso de Morgenthau versus el Banco de Crédito y Comercio Internacional –BCCI-, cuyos intríngulis servirían como libreto del mejor thiller, si es que alguien se atreve alguna vez a filmarlo.
Como algunos lectores ni siquiera habían nacido en 1991, permítanos resumir esta historia de la vida real. El BCCI fue fundado en 1972 por el ciudadano pakistaní Agha Hasan Abedi en Luxemburgo. Desde allí, extendió sus operaciones a 77 países, con más de 400 oficinas y representaciones y una capital de 20 millardos de dólares, el cual, para el inicio de la última década del siglo pasado, le posicionaba como el séptimo banco privado en el ranking mundial.
Daniel González, vice Chairman del BCCI para América Latina, tras la intervención de la institución financiera por las autoridades reguladoras de Estados Unidos y el Reino Unido, confesó que su misión era captar fondos de cualquier fuente, sin objeciones sobre el origen de los mismos. Narró cómo, para lograr su propósito, se reunió con personajes notables como Fidel Castro, Alan García –quien ejercía la Presidencia de Perú-, Pablo Escobar Gaviria –Jefe del Cartel de Medellín-, Carlos Saúl Ménem –Presidente de la República Argentina-, Carlos Andrés Pérez –Presidente de Venezuela- y Alberto Mongue –Presidente de Costa Rica-.
En Venezuela, las delaciones de González provocaron la expulsión de Adolfo Ramírez Torres de Acción Democrática y el inicio del proceso que terminaría prematuramente con el gobierno de CAP, ya que el affaire estalló a los tres meses de haberse juramentado para su segundo mandato. En Argentina, destaparon la triangulación en la compra de cazabombarderos para su reventa a Centroamérica, un caso que todavía está pendiente en los tribunales australes. En Cuba, como alguien tenía que pagar el pato por el líder máximo de la Revolución, el general Arnaldo Ochoa y tres altos oficiales, el coronel Antonio de la Guardia, el mayor Amado Padrón y el capitán Jorge Martínez Valdés, fueron procesados en un juicio sumarísimo por el delito de alta traición a la patria y a la revolución y ajusticiados.
Tras entregarle el gobierno al Chino Fujimori, Alan García se autoexilió en Argentina y debió esperar por años antes de que la gente se olvidara de los rumores que sobre su conducta se disiparan. Y ni siquiera Luis Alberto Mongue, un gobernante apacible, amable, prudente, que buscó siempre el consenso, puso salir ileso de la maledicencia generada por el $20-billion-plus del BCCI.
En Estados Unidos, la prestigiosa firma de auditores Price & Waterhouse fue demandada por garantizar la colocación ewn el BCCI de 175 millones de dólares en 1998. En el Reino Unido y contra el Banco de Inglaterra surgió un pleito del Emir de Abu-Dabi, accionista principal del BCCI en 1999 por, aproximadamente 400 millones de dólares, y otros procesos que se extendieron hasta el 2005, y cuyos resultados nunca dejaron satisfechos a cualquiera de las partes.
Algunos entendidos consideran que, dada la inclusión de elementos de alta toxicidad presentes en el más que probable caso a ser incoado por la Fiscalía de Nueva York contra la conexión financiera Caracas-Teherán, lo que sucedió con el BCCI podría quedarse como una novela de segunda a su lado. It’s just peanuts! –dicen.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Oliver Stone, Marc Flores y Hugo Chávez

La estabilización de los resultados de las encuestas sobre la popularidad de Chávez y el desempeño de su gobierno, con una leve tendencia a la caída, desvela, a nuestro entender, el fracaso de la dirigencia de oposición convencional al no haber planteado una causa para quienes siempre estuvimos en contra de su régimen y los que, de una manera casi anónima, comienzan a distanciarse de él, dada la ilimitada capacidad de ganarse enemigos que éste tiene, merced a la profunda incompetencia para resolver los problemas cotidianos del ciudadano de a pie.
En ese intento de mantener el status quo –que es precisamente lo Chávez desea para completar los cambios de su agenda-, los más conocidos pantalleros no sólo le hacen el juego sino, lo que es aún peor, siembran entre las masas desesperanza, depresión y apatía.
Por supuesto que hay excepciones en la desconsoladora lectura cotidiana del periodismo de opinión: Oswaldo Álvarez Paz, Carlos Blanco, Armando Durán, Jesús Petit Da Costa. Pero sus voces se ahogan en la hojarasca de quienes, que, aún conscientes de que electoral se aleja cada vez más como solución, no están dispuestos a hablarle al venezolano con la verdad pura y simple. Lo cual deja como epílogo a sus temores e incapacidades estructurales una ruptura con el pathos –o sentimiento popular-.
Al no haber causa, tampoco hay objeto ni contrato civil o social. Lo sabe hasta el más lerdo de los estudiantes de Derecho. En nuestro caso, lo que existe es una obligación incausada, una especie de cheque o pagaré que se le ha endosado en lo económico a Brasil, y en la soberanía a Cuba.
Pero los autodenominados demócratas –según ellos y Chávez, los demás, los que pensamos diferente y creemos que ya basta de tanta miseria moral y material- se dedican a construir el maravilloso mundo que vendrá después de que el que te conté se vaya, lo cual no pasa de mera fantasía o vana ilusión, pues, por las buenas o las malas, él se irá cuando le plazca, y, por ahora, esa opción no está en sus planes a algún plazo. Y el soldado de Fidel. que comanda lo que otrora fuera la Patria de Bolívar, se percibe a sí mismo como salvador de un mundo multipolar, donde Obama y él mismo destruirán al odiado capitalismo, que ha llegado a acabado –el imperialismo-, por obra y gracia de la crisis económica. Este es el resumen plasmado por Oliver Stone en su promocionado documental.
Para Stone, igual que para Danny Glover o Román Chalbaud, la imagen pública de Chávez es filmable, y, en también, asimilable a la del predicador boliviano José Marc Flores, quien ayer secuestrara un avión de Aeroméxico en ruta Cancún-México, para salvar a la nación azteca de una segura destrucción gracias a la fatalidad de la fecha el nueve-nueve-nueve que, volteada, se lee seis-seis-seis –o número atribuido a Satanás-. En el caso de Chávez, Satanás es el capitalismo salvaje y su merced la espada que camina por América Latina para prever la destrucción del planeta.
Visto así, en mera ficción, el argumento no es desdeñable. Pero en la realidad objetiva, en el aquí y el ahora, la disidencia democrática carece de un Plan B, y sólo posee un Plan A, el cual ha fallado en casi once años de lucha comicial y callejera. Pero sí posee una palmeta verbal y mediática para atizar a quienes diferimos de un proyecto que nadie conoce, y que Chávez –aprovechándose de la anomia de la desinformación- califica como retorno a la IV República. No puede haber democracia sin partidos-: claman los demócratas oposicionistas. Mentiras podridas. Bla, bla, bla. ¿Y que pasó entonces en Alemania, Checoslovaquia, Polonia, Hungría, etcétera, después de la caída del Muro de Berlín, cuando en dichos países el único partido existente era el comunista?
Mientras tanto, esa hampa desatada y consentida por el régimen chavista se ha llevado por los cachos al coronel Héctor Luis Trade y al capitán y juez militar Franklin Patiño; al primero –según sus deudos- por incompetencia del CICPC, y al segundo -¿qué callo pisaría el juez Patiño?- por sicariato. Cuando ni siquiera la carroña militar que rodea a Chávez es capaz de proteger a sus propios oficiales, la pregunta es: ¿En qué mundo vivimos, en el real o en el de Oliver Stone, Marc Flores y Hugo Chávez?

lunes, 7 de septiembre de 2009

El racismo ideológico

El racista es, primero que todo, un ignorante.
Es por ello en el colegio donde hay que
Inmunizar a un pueblo contra esta
degradación del espíritu.

Jean-François Revel.

Por razones ideológicas, el racismo se ha propagado en el mundo en un solo y maniqueísta sentido: de los blancos contra los negros y los aborígenes, los nazis contra los judíos, los boers contra las bantúes, los hombres contra las mujeres.
Pero esos tradicionales y conocidos no son los únicos ni más perversos modos de segregación.
En una entrevista que Evo Morales, antes de ser electo presidente de Bolivia, le diera a la Televisión Española aseveró –palabras más, palabras menos- que ya los blanquitos habían discriminado los suficiente a los indígenas de su país, y que ahora les tocaba a éstos hacer lo contrario.
El movimiento indigenista es hoy, a escala global, una organización próspera, con ingresos provenientes en Norteamérica de la explotación de hoteles y juegos de envite y azar, a la cual los gobiernos de Canadá y Estados Unidos ha premiado con privilegios desconocidos para otras minorías étnicas.
Es una moda que también se extrapoló a países como el nuestro, donde Chávez le entregó más de la mitad del territorio –la Orinoquía- para que los aborígenes viviesen conforme a sus tradiciones ancestrales, sean cuales fueran éstas, pues no están claras dada la meteorización tribal y lingüística de los indios en nuestro espacio físico, y por esa característica con que Luis Felipe Urbaneja, ex ministro de Justicia de Pérez Jiménez, definiera su situación peculiar: El problema es que los indios en Venezuela no producen ni se reproducen.
Y por cierto otro ex ministro, Carlos Genatios, disidente del gobierno actual, advierte que la Ley Orgánica de Educación menciona ocho veces el vocablo indígena, pero ni una sola vez los términos arte o ciencia.
Sin embargo, la experiencia recabada a cambio de los favores recibidos no ha sido, precisamente, ejemplar pero sí ejemplarizante. El movimiento indigenista, que en Canadá posee entre otros negocios el monopolio de la pesca del salmón del Pacífico, es famoso no por esta delicadeza gastronómica, sino por las continuas perturbaciones contra el orden público, cuyo blanco favorito es la ciudad de Ottawa. Pero poco ha logrado en cuanto a la incorporación de sus representados a la civilización moderna.
El subcomandante Marcos, quien intentó explotar la veta indigenista en México, fracasó estrepitosamente, ya que el mexicano –como el venezolano- se siente tan orgulloso de su presente mezcla genética como de su pasado precolombino. Octavio Paz va más allá cuando sostiene: Para nosotros hispanoamericanos, la tradición original, la más nuestra, la primordial es la española. Escribimos desde ella, hacia ella o contra ella. Al negarla, la continuamos; al continuarla, la cambiamos.
Al finalizar el apartheid en Sudáfrica, las condiciones acordadas abarcaron casi todos los temas, a excepción de la integración racial. Ni los bantúes ni los boers, que conforman las mayorías de esa nación, estaban interesados en lo que ha dado en llamarse matrimonios mixtos.
El 30 de mayo de 1969, ante el asesinato de un dirigente obrero y la instigación del Poder Negro –Black Power-, se desató un motín sin precedentes en la hasta entonces pacífica y laboriosa Isla de Curazao. Los amotinados decidieron quemar los establecimientos comerciales propiedad, en su mayoría, de blancos sefardíes, que nada tenían que ver con el homicidio del sindicalista –muerto a manos la policía colonial holandesa- ni con los reclamos laborales, ocasionado en pocas horas daños por casi 50 millones de dólares. Años más tarde, a raíz de una tormenta que impactó fuertemente a Saint Thomas, Islas Vírgenes, EEUU, los damnificados hicieron lo mismo que sus soul brothers curazoleños, y eligieron objetivos similares a los destruidos en Willemstad, previo saqueo de los mismos.
Empero, a nuestro entender, el peor de todos los racismos es el ideológico, ya que se basa en una presunción falaz: yo tengo la razón y el que piense diferente es mi enemigo. En un análisis brillante publicado por Carlos Colina en el Suplemento Literario de El Nacional, el sábado próximo pasado, el ensayista desvela cómo la tradicional hermandad del pueblo venezolano se ha ido degradando, hasta convertirse en una lucha de moros y cristianos, merced a la imposición gubernamental de la lucha de clases desde el inicio de su malhadada gestión.
La lucha de clases es el peor de todos los racismos, el racismo ideológico, y proviene del resentimiento social de Carlos Marx, quien se declaró apátrida y ateo para intentar justificar los fratricidios de todas las revoluciones que han ensangrentado al mundo desde 1918.

domingo, 6 de septiembre de 2009

¡No más Chávez!

Además de lo multitudinarias que fueron, lo más importante de las concentraciones de oposición del viernes y el sábado pasados, fue su eslogan ¡No más Chávez!, internacionalizado en la primera y sostenido en la segunda. Y así lo sostenemos porque, tras haber ejercido por más de 40 años el oficio de publicista, sabemos cuán difícil es atinar con una consigna impactante.
Aunque no hay reglas escritas al respecto, a nuestros alumnos les inculcamos una de las pocas verdades absolutas de la publicidad: Los mejores eslóganes contienen el nombre del producto y el beneficio al consumidor. En el caso que nos ocupa, están presentes ambas condiciones, y el joven neogranadino Alejandro Gutiérrez, autor de la feliz frase, debiera asegurarse de hacer constar su autoría por todos los medios habidos y por haber, para garantizarse aunque sea un recordatorio en la historia.
Alguien saltará y dirá que no es lo mismo vender a un producto –en esta situación, (des)venderlo- que a un líder. Aunque, como sabemos, publicidad y propaganda no son iguales, sí poseen raíces comunes, y lo que es bueno para el pavo también lo es para la pava.
El primer creativo que utilizó volantes como arma política contra un régimen autocrático fue Johannes Gutenberg –cuyo apellido real era Gensfleisch- (1398-1468), natural de Maguncia, Alemania, e inventor de la imprenta tipográfica en Europa (1450). Por causa de dicho volante, en el cual atacaba con todos los hierros al Príncipe de Hesse, Gütenberg se vio forzado a emigrar de la población de Alta Villa, donde estaba radicado tras graduarse de orfebre en la Universidad de Erfurt.
Su destierro lo llevó a la ruina, y tuvo que compartir los secretos de su invención con otros interesados para poder subsistir. La desgracia personal de Gutenberg, quien murió en la más completa miseria, resultó, empero, una bendición para el resto de la Humanidad, pues generó una revolución sin precedentes en la historia planetaria, que involucró a todos sus habitantes y transformó todas sus actividades.
Milenios antes de Gütenberg, el eslogan también era el arma favorita de los políticos en Creta. En algunos se solicitaban votos para tal o cual candidato, en otro, un vecino, harto de que le ensuciaran las paredes de su vivienda con estos reclamos, escribió una especie de maldición gitana donde invocaba todas las maldiciones divinas hacia los grafiteros de entonces.
Todo publicista se enfrenta, en algún momento de su carrera, con la política. Asesoramos a Rafael Caldera y Luis Herrera Campins en sus campañas triunfadoras, que ocuparon la Presidencia de la República durante tres períodos. Al segundo de los candidatos le escribimos el mejor eslogan de su contienda: ¿Dónde están los reales…? Sin embargo, dado que el éxito tiene varios progenitores –y el fracaso ninguno-, nuestro nombre se diluyó entre la envidia del pajonal generado por centenares de aspirantes a algún cargo en la administración herrerista. Lo cual debe también servirle como consejo al amigo Gutiérrez para que se ponga las pilas.
Pero hay reuniones publicitarias y propagandísticas a las cuales es preferible no asistir. Sobre todo aquéllas donde se discuten fotografías, logotipos y temas de campaña.
Lo de las fotos puede durar horas, requerir consultas de técnicos extranjeros y terminar no en la mejor opción sino en la que imponen el cronograma electoral, el fastidio y el cansancio.
La creación de un logotipo va del absurdo a la locura, con estados intermedios donde florecen las encuestas, los bocetos, la sociología y la psicología. No sabemos cuánto costaría que le voltearan la cara al oso de la Cerveza Polar, pero, con todo el afecto y respeto que la familia Mendoza nos merece, no creemos que el resultado final haya podido mejorar las características organolépticas, percepción o preferencia de tan popular fermentado alcohólico. Y lo decimos porque, en la actualidad, a ningún diseñador se le ocurriría trazar logotipos como los de Maizina Americana, Ford o Jabón Las Llaves; y vaya si han sido exitosos por más de un siglo.
Los temas, consignas y eslóganes pertenecen, asimismo, a este interregno de las buenas intenciones que, como se saben, recubren las paredes del Averno. Cuando son buenas, pues, en la mayoría de los casos, los asistentes se sienten creativos, y exigen su derecho a participar, el cual ejercen regularmente con muchas críticas y ningún aporte.
Por eso, regresamos a nuestra recomendación anterior, la de usar –de ahora en lo adelante y para todos los fines de la disidencias- el eslogan de Gutiérrez contiene la verdad bien dicha -con el perdón de McCann Erickson-, de manera clara, sintética, memorable y contundente: ¡No más Chávez!

sábado, 5 de septiembre de 2009

Más solos que la una

A veces nos habría gustado escoger Estudios Internacionales como carrera universitaria, y no el variado menú de opciones dentro del cual nos graduamos y posgraduamos. Y lo decimos de esta manera porque, aún cuando poseer una especie de doctorado en generalidades nos ha permitido hablar y escribir sobre variados temas, el internacionalista –así se le llama ahora- se ha puesto de moda en esta época, y concurre a variados foros y encuentros –sobre todo cuando es adversario del régimen chavista, a denunciar cualquier cantidad de atropellos, violaciones y desacatos contra la legalidad endógena y exógena. Y como estos hechos son comunes en la República Bolivariana de Venezuela, los viajes se multiplican, lo cual es una ventaja frente a las limitaciones del ingreso propio y los dólares Cadivi, porque –dígase lo que se diga- alguien paga dichas estadas, pues la mentada profesión no se caracteriza, precisamente, por ingresos muy elevados-.
No es que creamos que estas denuncias sean inútiles. Al contrario, sirven para forjar prontuarios cuyos contenidos, en algún momento, se revertirán contra los transgresores, si se cumple la amenaza contemplada en aquél bolero que señala: ¡Ya la pagará! (bis), si en la Tierra no hay justicia, en el Cielo tu verás… El problema es que el Derecho tiene un cronograma diferente al de la real politik. Se conduce, más bien, según el criterio de Cicerón –quien, amén de filosofo, fue uno de los grandes abogados de la Antigüedad.
Los clientes del vate, desesperados ante la imprecisión del Calendario Romano, donde no había seguridad sobre cuales fechas eran faustas –en otras palabras, legalizaban los actos jurídicos en ellas realizados- y cuales infaustas –lo contrario-, le preguntaban cuándo podían hacer sus negocios más comunes: comprar esclavos, vender inmuebles o casarse. Éste les respondía, impepinablemente:
En las calendas de januario. Y surgía otra interrogante: ¿Y cuándo serán las calendas de januario? A lo que Cicerón replicaba: Cuando nazca el buey Apis. Por lo que a los dolientes no les quedaba otra que persuadir a los sacerdotes encargados del Calendario –a través de dádivas entregadas por Cicerón- que modificaran las fechas a conveniencia de los solicitantes.
Pero este recurso no existe en la actualidad, y mucho menos para los damnificados de la revolución bonita. Así los presos políticos, los productores del campo expropiados, los familiares de los secuestrados y una legión de ciudadanos a quienes el presente gobierno se ha ganado como adversarios, no les queda otra que esperar a las calendas de januario y el nacimiento del buey Apis.
A menos que… Mas este a menos que se complica con las decisiones que toman los estadistas y juristas en las potencias del centro, y que parecieran aplicarse a tabla rasa en las naciones periféricas. Como en el caso de Honduras, donde los malos son en este momento quienes defendieron la Constitución y expulsaron a su sostenido violador, y el bueno es el nuevo Tín Tan del Alba, cuya presencia en Tegucigalpa es exigida –no sólo por la OEA sino por el State Department- para que las elecciones a celebrarse en noviembre próxima puedan legitimarse ante los ojos de Dios y de los hombres.
Otro ejemplo, el petróleo venezolano tiene sus años contados para seguir siendo utilizado como un arma estratégica contra el Imperio: exactamente 10, que fue el plazo concedido por el presidente Obama al cartel de las hermanas petroleras para que sustituyan sus importaciones de crudo de los países inamistosos o forajidos –usted sabe, los que gobiernan tipos como Ahmadineyad, Chávez y Qadaffi- por la de los que sean amigables o estén cuadrados con su proceso democrático y económico. O eso, o que inventen nuevas tecnologías para sustituir los combustibles fósiles y, de paso, le hagan un cariñito al planeta, que bien lo requiere.
Pero son 10 años más. Y después, ¿qué? Porque las señales no son nada auspiciosas. Y no pueden serlo, pues los Estados Unidos tienen, por ahora, otras prioridades: salir del pantano iraquí, crear una matriz favorable para proseguir en el tremedal agfanistano –con una posible extensión geopolítica al paquistaní-, convencer a los chamos de Corea del Norte e Irán de que se dejen de fabricar bombas termonucleares y a Putin de que se olvide del Caúcaso, son algunas de las que encabezan su lista de urgentes. Sin hablar, para no extendernos, sobre la crisis económica.Por lo que Venezuela está en uno de los últimos lugares –si es que está en alguno- y la pérdida de las dos soberanías –como acertadamente anota Jesús Petit Da Costa en un reciente artículo, la política entregada a Cuba y la económica, a Brasil- no le causa al Imperio ni frío ni calor, aunque Chávez se siga desgañitando en su contra. Por eso, tenemos que concienciarnos de que estamos más solos que la una, rodeados e invadidos por enemigos. Y, aún así, no tenemos más opción que seguir adelante.

El secuestro como pedagogía revolucionaria

jueves 3 de septiembre de 2009

El pasado 27 de febrero, cuatro forajidos vestidos de negro, que portaban rifles, interceptaron el vehículo donde Germán García Velutini, presidente de Vencred y directivo del Banco Venezolano de Crédito, se trasladaba a su residencia, lo obligaron a descender de él y se lo llevaron secuestrado en una operación comando, similar a la que ejecutan los atracadores de camiones blindados.
A más de seis meses de esta acción delictiva, la familia del plagiado sigue sin tener noticias del paradero de la víctima ni de las demandas de sus victimarios, y reclama una acción más efectiva de las autoridades respectivas que, en su momento, señalaron poseer numerosas pistas sobre los bandidos y, por lo menos, cuatro personas más que cooperaron en el acto.
Todo lo relatado anteriormente ocurrió en horas diurnas, frente a la mirada atónita e impotente de los vecinos de una urbanización de clase media de Caracas, cuya calle principal conecta con la vía rápida que bordea el norte de la ciudad, la denominada Cota Mil.
Las características de este suceso llevan la impronta de la narcoguerrilla colombiana, y todo hace presumir que García Velutini debe encontrarse ahora en algún escondrijo del país vecino, suerte que comparten –según han denunciado públicamente las ONG que se ocupan de ello- más de 50 compatriotas sin que el gobierno se esfuerce mucho en rescatarlos, ya que parecieran no ser políticamente importantes.
El modus operandi de este tipo de procesos, ampliamente comentado por la prensa internacional y hasta llevado al cine en filmes como Prueba de vida, implica un período más o menos largo de silencio para obligar a la familia del secuestrado a negociar con sus captores, la negociación propiamente dicha y, en el mejor de los casos, su liberación. Vale la pena anotar que estos procedimientos chocan con la normativa legal vigente en Venezuela, que penaliza cualquier actuación diferente a la intermediación de la seguridad del Estado.
Hasta aquí, y pese a los justos reclamos de la familia de García Velutini, el delito cometido –con todo lo trágico que representa para la víctima y sus allegados- es uno más en esa lista infame e infamante que la narcoguerrilla carga a cuestas y que no tiene más ideología que el afán de lucro, la pura y simple avaricia, dígase lo que se diga. Un delito que se volvió común y corriente en Colombia, hasta que el gobierno del Presidente Uribe le puso un parado, y que, de este lado de la frontera ha venido in crescendo a partir del año 1999. Un delito que también se ha puesto en boga en México, sin que sus operarios aleguen alguna causa noble al respecto, y que está íntimamente vinculado con la potenciación del comercio ilícito, a escala global, y la proliferación de sus carteles en esquemas celulares menos vulnerables a la acción represiva que las antiguas organizaciones piramidales.
Hasta aquí, como señalábamos anteriormente, no hay nada nuevo, y la noticia que comenzó en la primera página de todos los diarios corre el riesgo de ir desapareciendo paulatinamente de los medios, de no mediar circunstancias muy particulares.
Aunque el secuestro se aplicó al principio en Venezuela a los productores del campo, basado en ese prejuicio de la izquierda latinoamericana que identifica a nuestros esforzados empresarios con los antiguos latifundistas rusos –con quienes en verdad nada tienen en común-, hoy se extiende al resto de las personas pudientes y hasta a la clase media en su modalidad exprés.
Sin embargo, siempre hubo una categoría de ricos a quienes los narcoguerrilleros se cuidaban de tocar ni siquiera con el pétalo de una rosa, la de los banqueros. ¿Por qué? Porque aún el hamponato político y guerrillero requiere de ellos y de sus instituciones para sus operaciones financieras. La última referencia conocida en Venezuela que victimizó a alguien relacionado con los bancos pasó hace décadas, y proyectó sucesiva y rápidamente al negociador de entonces, un modesto gerente de sucursal del Banco de Venezuela, el estudiante de Derecho Carmelo Lauría, a la presidencia del ente y a las alturas del poder como ministro de varias carteras durante la primera gestión de Carlos Andrés Pérez.
¿Por qué entonces se rompe la tradición, por qué ahora y por qué con García Velutini precisamente?
En primer lugar, nótese que García Velutini se desplazaba en Caracas sin temor, sin guardaespaldas ni camionetas blindadas: El que no la debe, no la teme. Y es que el Banco Venezolano de Crédito resulta modélico desde el punto de vista organizacional, y es un mentís a que aquí no se puede hacer dinero sino por debajo de la mesa. Desde su fundación, se caracterizó no por ser el más grande o el que ganaba más dinero, sino por el manejo profesional y transparente del dinero de sus ahorristas, inversionistas y deudores, dentro de la mejor planificación, en actualización permanente y con apego a los valores tradicionales de la venezolanidad. Esto le permitió superar todas las crisis habidas, y convertirse en una excelente herramienta para hacer negocios, pero no negociados.
En segundo lugar, los García siempre han manejado su riqueza bien habida, trabajada con mucho esfuerzo y dedicación, sin pompa, boato ni saturación mediática. Sus fiestas no aparecen en las revistas o crónicas sociales, y sus trapos sucios -si los hubiera- se lavan en casa. Esta es una segunda gran diferencia. Nos consta personalmente, pues fuimos compañeros de trabajo de Sofía García en un programa radial, a quien un cruel padecimiento se la llevó prematuramente de este mundo, y la que fuera esposa de Germán y madre de sus hijos; y no hubo -en nuestra experiencia- persona mas amable, laboriosa y menos poseída que ella en su trato diario, lo cual representaba el reflejo exacto de su relación familiar.
En tercer y último lugar, Oscar García Mendoza, hermano de Germán, es uno de los pocos banqueros –por no decir el único- que se ha manifestado públicamente a favor de un cambio democrático en el país, en numerosas ocasiones y con apoyos muy efectivos al respecto. El Banco Venezolano de Crédito fue el primero en denunciar las triquiñuelas de Cadivi en contra de los viajeros venezolanos al exterior, y el primero –y hasta ahora también único- en rehusarse a seguir pagando dólares sin la debida y oportuna contraprestación. Y también fue la institución elegida por la fundación que realizó la colecta nacional para pagar la multa que Conatel le impusiera a Globovisión, no porque contara con el mayor número de sucursales, sino porque otros ni siquiera quisieron oír hablar del asunto, previendo que esta iniciativa se convertiría al final, como en efecto se convirtió, en un referendo a favor del acosado canal independiente.
En el manual básico del guerrillero, la Guerra revolucionaria, escrito por León Trotsky, se enfatiza cómo las penas máximas impuestas a los enemigos, además de un contenido estratégico deben poseer un sentido pedagógico. Se castiga a alguien notorio para amedrentar a los demás. Ojala éste no sea el caso, nuestra conjetura no pase de un desvarío y el secuestro de García Velutini termine rápida y satisfactoriamente.

Hackeado

Apreciados lectores de Opinático sin oficio:
Ayer mi vieja dirección g-mail y, en consecuencia, mi llave de acceso blogger original, fueron hackeados de una manera tal que ya no puedo acceder a ellos. Me vi obligado a abrir otras cuentas, en ambos casos. Lo cual me motiva a seguir escribiendo desde esta nueva trinchera, y a recuperar en la medida de los posibles los contactos que había atesorado a través de varios años. Afortunadamente, la nueva dirección se parece a la anterior, y el título es el mismo. Para quienes no leyeron la última entrega del blog anterior -y posible causa de su hackeo-, se las copio en éste.
Saludos y cuenten conmigo.