sábado, 13 de agosto de 2011

Con los libros, sin la noche

Jorge Luis Borges, al ser designado Director de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, se quedó ciego. Y escribió el Poema de los Dones, cuya primera cuarteta expresa lo siguiente:
Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de Dios,
que con finísima ironía,
me dio a la vez los libros y la noche.

No me queda más que recordar a Borges pues, el jueves que viene, me van a operar de un desprendimiento de la retina. Y no sé (ni tampoco los retinólogos) como quedará del ojo con el cual mejor veía.
Lo cual me lleva a reflexionar sobre lo terriblemente frágiles o vulnerables que somos los humanos. Y, asimismo, acerca de una frase que solía repetir mamá: La salud es un estado anormal entre dos enfermedades.
El motivo de este blog no es excusarme. En más de una oportunidad he repetido la famosa frase de Lavosier: Qui se excuse, se accuse (Quien se excusa se acusa).
Sólo quiero aclarar, en este calichoso (no pasa nada) y caluroso mes de agosto (llueve y el sol calcina cuando aparece), que mi postura frente al régimen no ha cambiado, que no estoy chorreado por las amenazas rojo-rojitas o verde-verdecitas, sino por el reto ante una operación de alta cirugía y que, finalmente, cuando salga del trance, volveré a la palestra.
Esperando sus oraciones y deseos, quedo de ustedes. Con los libros, sin la noche.

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