domingo, 26 de febrero de 2012

La cerecirula

Una delicia frutal
Ayer probé una delicia frutal sin nombre específico todavía, resultado de un laborioso proceso genético, el cual tomó más de una década.
En el Mercado de Chacao, los marchantes la llaman cereza, pero es un híbrido entre ésta y la ciruela, la cual a su vez es una evolución del durazno.
En cuanto al sabor y la textura, representa una síntesis de ambas especies, pero con énfasis en el dulzor de la cerezas.
La mayoría de estas novedades se producen en EEUU, y muchas de ellas en California, pues allí el Estado las promueve, con financiamiento y el apoyo científico y tecnológico, dado por prestigiosas universidades y centros de investigación como la Universidad de California -fundada en 1868 y reconocida como la institución pública de enseñanza superior número uno en EEUU-, situada en la ciudad ribereña de Berkeley, al norte de San Francisco; y la Universidad del Sur de California, fundada 8 años antes en Los Ángeles.
En ambos casos, se trata de centros dirigidos inicialmente a la formación de profesionales en Agronomía, Arquitectura, Ingeniería, Zootecnia y Veterinaria, para solventar las necesidades de los granjeros que las financiaron, así como el crecimiento urbano.
Más tarde, escalaron a posgrados y experimentos para mejorar los suelos, cultivos y animales de crianza, y, de manera simultánea, otras áreas del saber y quehacer humanos, convirtiéndose en epicentros de verdaderas revoluciones: desde la invención de la Bomba “A” hasta las protestas contra la Guerra del Vietnam, pasando por los súper atletas Trojans.
Del Valle de la Muerte al Valle de la Vida
El famoso Valle de Napa fue conocido hasta comienzos del siglo pasado como Valle de la Muerte, pues era una zona desértica y carente de agua. La transformación llegó cuando el incremento poblacional de las ciudades costaneras explosionó el consumo de agua potable, y se construyó la red de embalses para satisfacerla e irrigar a los campos adyacentes.
Producto de esta constante dinámica, surgió el vino californiano, para ubicarse a la postre como primero en el ranking como primero en la degustación de los más connotados catadores:
En 1976, 11 expertos en vinos compararon los mejores vinos franceses con varias botellas californianas, en una prueba a ciegas. Entonces nadie negaba que Francia fuese la productora de los mejores caldos del mundo. Cuando todos y cada uno de los jueces -9 de ellos franceses- otorgaron las mejores calificaciones a los productos de EEUU, la reacción otorgó un nuevo significado al título de la novela y largometraje Las uvas de la ira del Premio Nobel de Literatura John Steinbeck.
Para mayor indignación de los viticultores galos, quienes habían calificado el triunfo estadounidense como un lechazo, y echado a patadas al marchand Steven Spurrier, organizador de la contienda, California volvió a triunfar en los blind test de 1991.
Junípero: El primer héroe californiano
Fue el fraile franciscano Junípero Serra (24/11/1713-28/08/1784), evangelizador y fundador de varias misiones en la Alta California, -entre ellas Los Ángeles, San Francisco, Sacramento y San Diego, quien llevó las estacas de las vides a la región, contraviniendo la prohibición las autoridades españolas que reservaban la producción del vino y las olivas para el trueque entre la Península con sus colonias americanas.
Cuando Junípero y sus monjes llegaban a algún sitio con agua y tierra apta para la labranza, levantaban la capilla, algunas cabañas para residencia y un fuerte protector contra posibles ataques.
Acogieron a los indígenas que se acercaron, movidos por la curiosidad y, una vez establecida la confianza mutua, les invitaron a radicarsese alrededor de las misiones.
Les catequizaron y enseñaron agricultura, albañilería, carpintería, ganadería y herrería. Les proporcionaban semillas y animales, y les asesoraban en el trabajo de la tierra. A las mujeres las enseñaron cocina, costura y el uso de telares.
Este encuentro pacífico dio lugar un sincretismo que aún perdura y moldeó al californiano una manera única, quien considera al fraile como un héroe regional.
Los plátanos y yucas del Guasón
Contrasta esta postura con la del Guasón, quien basa sus discurso en la Leyenda Negra, y promueve la invasión de tierras cultivadas de manera avanzada por sus ignorantes acólitos, para que siembren plátanos y tubérculos.
Lo cual no pasa de ser una farsa que pretende encubrir operaciones siniestras, como la toma de las tierras de Guayana ricas en coltán, una operación que le costara la vida a Franklin Brito y que ya lleva más de 9 millones de muertos en una guerra no declarada al Sureste de África.
Lo que quiero decir es que basta ya de esa huevonada socialera de que la tierra hay que entregársela a quienes no tien ni puta idea de cómo hacerla productiva. Que la cereciruela no se produjo por un milagro de Dios, y que Venezuela volverá a reverdecer cuando la mafia Giordani-Jaua entregue o sea despojada del poder.

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