sábado, 10 de junio de 2017

La muerte calza zapatos de tenis



El zapato es un método de viaje.
Le choco a mis amigos los zapatos.
No le doy cuerda a mis zapatos
y se levantan a la misma hora.
Pensar que Eva andaba sin zapatos,
y hay muchos niños con los pies desnudos,
se me ponen de punta los zapatos.
Y hay algo que anda mal en este instante
no  sé si estoy viendo las estrellas
es que me dieron duro en la cabeza
con un zapato vomitando rabia.
César Young Núñez: Elogio del zapato.

Londres y Caracas fueron escenarios recientes de la muerte de dos jóvenes, Ignacio Echeverría y Neomar Lander, el primero por defender a una mujer de la canalla yidahista,  el segundo por defender a otra mujer, Venezuela, de la canalla comunista.
Tanto la minúscula cúpula que dirige al terrorismo islámico como al que dirige al terrorismo madurista tienen mucho en común, aunque los separen miles de kilómetros de distancia y siglos de civilización; una equivalencia parecida a la existente entre el Reino Unido y Venezuela.

La incupabilidad de sus progenitoras



María Gabriela, según "Fortune" un de las mujeres más ricas del mundo

En ambos casos, sus integrantes y cómplices son verdaderos hijos de putas, no por comunistas o musulmanes, sino porque transgreden diariamente las normas universales de la civilización y la ética.
Conste que al llamarles hijos de puta no me refiero a su progenitoras, quienes pudieran estar al borde de la canonización por haber sobrellevado la convivencia con tales monstruos, sino al significado especial que esta expresión tiene para los iberoamericanos. Hijo de puta jamás califica a la mamá, sino al bastardo, quien pudo haber nacido con bendición papal y entre sábanas de seda, pero nada de esto le valió para su comportamiento actual.

La manipulación de la juventud

Ignacio Echeverría, asesinado por Isis

Otra similitud es el absoluto desprecio que comparten yihadistas y maduristas hacia los jóvenes. Los manipulan. Los emplean para sus torvos fines. A la mujeres las usan como objetos de placer, las preñan y después las devuelven, barrigonas, a los lugares de donde las raptaron.
A los mujeres y hombres los desechan después de exprimirlos, como si fueran toallas o condones usados.
Respóndase, querido seguidor, ¿cómo es posible que Maduro permitiese que sus sobrinos de crianza se dedicaran al narcotráfico y que, capturados in fraganti, se declararan culpables para salvarle el pellejo a sujetos como William Ruperti, quien pagó la defensa? Seguramente Ruperti lo hizo para que no le involucraran, pero, poco después, Interpol liberó una orden de captura internacional en su contra por blanqueo de capitales y narcotráfico.

La mentirosa Theresa



Sus mentiras le costaron la mayoría en el Parlamento

En Inglaterra, la generación de relevo fue engañada, descaradamente, sobre su futuro si ganaba el Brexit. No se le previno sobre la pérdida de empleos, oportunidades y créditos que dicha decisión, promovida por la banca agiotista y la Iglesia Anglicana, traería para la mayoría.
Al contrario, la Premier Theresa May les prometió mejorar la seguridad nacional al escindirse de la Unión Europea. Sus mentiras y medias verdades lograron que los conservadores perdieran la mayoría absoluta la semana pasada.
La diferencia entre conservadores –42,4%– y laboristas –39,9–, hicieron avanzar al partido de Jeremy Corbyn, en casi 10 puntos. Corbin señaló al respecto–: Los conservadores perdieron escaños, votos, apoyo y confianza. Los suficientes para que se vaya Theresa.
Y no le falta razón, pues la señora dice ahora que no puede hacer nada más contra el yihadismo, pues carece de los recursos suficientes.  Por lo cual, la matazón de gente en las calles y eventos ingleses continuará, hasta que no se tomen medidas extremas.
La acción contra Ruperti surgió de una investigación donde aparece como responsable del  trafico de drogas a bordo de sus buques. La denuncia surgió durante el juicio contra Roberto Rincón, inculpado por el multimillonario caso de corrupción de su empresa, Tradequip Services & Marine, y Pdvsa.

La decapitación de un periodista



El pescuezo que no le dolió a El Alssami

En correlación con este mismo caso, el Ministerio Público de Boston abrió procesos contra presuntos criminales rojos como el diputado Diosdado Cabello, la embajadora María Gabriela Chávez y el vicepresidente Tarek El Alssami. Para enrollar aún más esta madeja de sinvergüencerías, también abiertos están abiertos los juicios sobre las cuentas de políticos como Izarrita en Andorra y Rafael Ramírez según los Papeles de Panamá. Son miles de millones de dólares hurtados a la Tesorería que explican la postración financiera actual de Venezuela.
Isis aterrorizó al mundo con un video difundido el 19 de agosto del 2014. Allí apareció periodista estadounidense James Foley, arrodillado en el polvo de un desierto, vestido con uniforme color naranja –como sarcástica alusión a la vestimenta usada por los terroristas detenidos en Guantánamo–. Detrás de Foley, un verdugo enmascarado, declara que le asesinará en represalia por los bombardeos estadounidenses en Irak. Y luego, en cámara, decapita a su víctima.
El Alssami que no dijo ni ñé  cuando lo de Foley, salió en televisión hará un par de días, casi llorando, por el homicidio de Jesús Rojas, a quien le cortaron el cuello con una botella el domingo pasado en la noche en la plaza Francia de Altamira. El vicepresidente atribuyó el robo, cuyas características son similares a las de centenares de casos ocurren de manera cotidiana en el país durante las casi dos décadas del chavo–madurismo, a los guarimberos de la oposición.
El Alssami –como afirma el Centro para una Sociedad Libre y Segura ­–forma parte de la red terrorista Al Qaeda, predecesora de Isis. En su informe, resalta los estrechos vínculos del régimen venezolano, en particular los de El Alssami, con el fundamentalismo islámico, y sus esfuerzos por crear una red financiera para financiar el terrorismo desde Iberoamérica. A El Alssami no le duelen los 69 muertos que van en 70 heroicos días de manifestantes inermes contra asesinos armados y uniformados: pero sí el pescuezo de Rojas para atribuírselo a los marchistas.

Como acertadamente dice Armando Durán–: En política, las reglas de oro son el diálogo, las negociaciones y los acuerdos, pero en el caso de Venezuela eso ya no es posible porque el régimen ha dejado bien en claro que no está dispuesto a dar ni medio paso atrás. Tampoco Isis lo hará. Y en Londres y Caracas seguirán muriendo los jóvenes a granel, calzados con zapatos de tenis

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