viernes, 8 de mayo de 2020

Nuevo “Delirio sobre el Chimbo–razo”

Luis García Planchart

El delirio original

Sabedor de que su sueño de una América Hispana unida no se iba a consolidar, Simón Bolívar, devorado por la tuberculosis, llegó en lomos de mula en mula al Volcán del Chimborazo, en el Virreinato de Quito, y esto fue en parte lo que escribió el 13 de octubre de 1822: “¿Por qué te envaneces, niño o viejo, hombre o héroe? ¿Crees acaso que el Universo es algo? ¿Que montar sobre la cabeza de un alfiler es subir? ¿Pensáis que los instantes que llamáis siglos pueden servir de medida a los sucesos? ¿Pensáis que habéis visto la Santa Verdad? ¿Imagináis locamente que vuestras acciones tienen algún precio a mis ojos? Todo es menos que un punto a la presencia del Infinito que es mi hermano”.

Si le hubiera tocado escribirlo ahora, sus palabras se hubieran enriquecido por el venezolanismo “chimbo”, que según el Wilkicionario significa: “Dicho de una cosa, que es de mala calidad o no tiene buen aspecto. Dicho de una persona, aburrida o de compañía poco agraciada. De una cosa, que le falta el complemento necesario para estar completo, o que formando parte de un par carece de la otra parte.”

Un guión que no compraría ni Netflix

Con el debido respeto a los deudos de los fallecidos en la intentona de desembarco en Macuto de la semana pasado, la planificación de la misma no sirve siquiera como guión de la peor serie de suspenso de Netflix. Hay amigos que me han sugerido que no diga nada al respecto, que me calle la boca, que no le haga juego al gobierno.

Empero me rehúso a cerrar el pico.

La gran chimburria de Fidel Castro



En el pasado histórico reciente, Machurucuto fue el gran fiasco de Fidel Castro Ruz y su Ejército Revolucionario.

Tras haber planificado cuidadosamente una invasión a Venezuela durante el gobierno democrático, en 1967, los estrategas comunistas al frente de los que estaba el propio Fidel, querían una acción que tuviese un efecto militar, a fin de consolidar a los escasos guerrilleros dispersos en el oriente del país, a la vez que inundar las primeras páginas de la prensa global con los avances de la Revolución Cubana en Suramérica.

Una docena de guerrilleros desembarcó el 8 de mayo de 1967 en las costas de Machurucuto, estado Miranda, dese dos embarcaciones. Al momento del desembarque, una de ellas encalló en la costa, ahogando a uno de sus tripulantes. El resto del contingente puso pie en tierra firme, abandonando ambas barcazas. El 9 de mayo un pescador descubrió las naves abandonadas y notificó a las autoridades locales. Estas descubrieron y persiguieron a los guerrilleros la noche del 10 de mayo. ​ El intercambio de disparos prosiguió hasta la madrugada del 11 de mayo, cuando las FFAA eliminaron a ocho guerrilleros y capturaron a dos, uno de quienes logró escapar ––Fernando Soto Rojas––, sin que se reportaran bajas en el Ejército Venezolano.

Nótese, amigo lector, la similitud entre el número de muertos habidos en la acción del presente y la del pasado, el pescador informante y otras coincidencias, por lo cual no sería desatinada la hipótesis de que pudiera tratarse de un montaje, para sacarse el clavo de la pretérita acción chimba

En primer término, la escogencia del lugar para el desembarco fue una burrada de primer orden, en aquél caso la existencia de un bajo inacabable, lo que implicaba la casi certeza de ser avistado, desde el momento en que el barco nodriza dejó su carga sobre el agua.  Como sucedió ahora con los estrategas del desembarco en Macuto, por razones distintas, pues Macuto es la zona más poblada del litoral central.

En segundo lugar, la acogida esperada para los invasores no se dio. Ni entonces ni ahora. En el pasado, la gente del patio estaba contenta con su democracia incipiente, y así lo reconoció en su mea culpa Héctor Pérez Marcano, uno de los insurgentes. En el presente, no se sublevó ni siquiera un batallón. Pese a la información de “El Nuevo Herald de Miami”, otra coincidencia con la pretérita y deseada unión de los guerrilleros con los de el cerro El Bachiller:

“La unidad de 15 hombres tenía previsto desembarcar en la costa al norte de la región central para emprender labores de reconocimiento en Caracas en coordinación con otras unidades armadas que suman hasta unos 200 hombres, dijo en una entrevista el ex Capitán de la Guardia Nacional Javier Nieto, quien es uno de los líderes del movimiento. La versión fue confirmada por otros oficiales venezolanos disidentes familiarizados con la operación, que dijeron que otros grupos ya se encuentran dentro de Venezuela.”


Mi no–resiliencia

A riesgo de ser calificado como alguien sin resiliencia, o sea, incapaz de superar sicológicamente las circunstancias traumáticas como las que la oposición no haya pegado una hasta el día de hoy, pero sí haya puesto casi todos los muertos, amén de los presos políticos y torturados. Aunque se me considere como alguien rígido, de mente estrecha, incapaz de adaptarme frente a un agente perturbador, estado o situación adversos, voy a hacer tres preguntas:

¿En qué país del mundo se firma un contrato con mercenarios para llevar a cabo acciones de este tipo? Señalo las declaraciones de JJ Rendón al respecto, legitimando en su carácter de asesor del presidente Juan Guaidó el acuerdo al respecto.

¿Cuál desembarco va antecedido por un “tubazo” periodístico? Me refiero a lo publicado por la periodista “Papo” –como llama Diosdado Cabello a la periodista Patricia Poleo–.

¿De cuándo acá los jefes de desembarcos se quedan en la retaguardia –identifico a los capitanes Colina y Nieto–, siguiendo los pormenores del caso por las redes social, y dirigiendo a sus subordinados por WhatsApp?

A mi juicio, haya sido un montaje del régimen o un acto de la oposición, lo de Macuto rompió ña escala de la chimbería. Sobre cual habría que escribir un nuevo “Delirio sobre el Chim–borazo” 

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