jueves, 26 de mayo de 2016

El Golpe de Estado que recibió Venezuela

No hace falta ser letrado
ni ser un sabio eminente
para ver que a mucha gente
Con el golpe se ha aplastado.
Se vivía esperanzado
de hacer un mundo mejor
y hoy día, con gran dolor,
se acabó nuestra esperanza;
y  una terrible matanza
en Chile se decretó
Domingo Pontigo: Triste once de Septiembre–Mil nueve setenta y tres



Los adecos no entienden alemán
Según opina con mucha cordura mi tocayo Luis, el gobierno narco-comunista de Maduro ha dado un Golpe de Estado, al haber pasado por encima de la Carta Magna y haber suspendido garantías básicas como los derechos a la asociación, la manifestación, la privacidad de las comunicaciones, la inviolabilidad del hogar doméstico, la detención si habeas corpus por tiempo indeterminado y el dedicarse a cualquier actividad legítimamente productiva. Por mucho menos que esto –asevera el otro Luis–: […] Los ñángaras se rasgaron las vestiduras y llamaron “dictador” a Rómulo Betancourt en la década de los 60 del siglo pasado.
Las acciones de Maduro conforman un Golpe de Estado; pues se define como tal –hablando etimológicamente, del francés, coup d'État– a la toma del poder político, repentina, pacífica o violentamente, por parte de un grupo diferente al gobierno o poder que destituye; vulnerando las normas legales de sucesión vigentes, nacidas del voto y propias de un Estado de Derecho. Hay que distinguir al Golpe de Estado de la revueltas, motines, rebeliones, putsch, revoluciones y guerras civiles; términos que los interesados emplean impropiamente en el contexto del proceso, con fines de propaganda y desinformación.
Tan Golpe de Estado es el de Maduro que Rafael, mi hermano, me cambia la conversación o cierra el teléfono cuando toco temas extremos; Matoño, mi primo, me dice que baje la voz cuando almorzamos con un telerreceptor a millón con cualquier partido de fútbol; y, Bernardo, mi cuñado, me dice por whatsup que mejor tratamos el tema personalmente. Así es que, como señalé antes, el estado de excepción es peor que durante el gobierno de Rómulo, cuando mi abuela Alida hablaba por teléfono con mi tía abuela Carlota, y le decía–: Es gibt einen Coup in Carúpano! (¡Hay un golpe en Carúpano!) A lo que Carlota respondía–: Halt den Mund, lassen Beute gehen! (¡Cállate, nos van a mandar presas!) Y mi abuela replicaba–: Vergessen Sie die adecos nicht verstehen Deutsch! (No le pares, los adecos no entienden alemán)

El estado soy yo


Luis XIV: El primer golpista de la Historia

El concepto Golpe de Estado se empleó en Francia por primera vez, durante el siglo XVIII, al referirse a una serie de medidas violentas y repentinas conocidas como Hechos del Príncipe; en las cuales el monarca pasaba por encima de la legislación y las normas éticas para deshacerse de sus enemigos, mantener la seguridad del Estado o lo que a su juicio denominaba como bien común. En su sentido original, fue un concepto similar a lo que hoy se denomina autogolpe, es decir, desinstitucionalización del Estado por su mayor autoridad. El primer golpista fue Luis XIV. Al concentrar el poder en si mismo como pocas personalidades lo habían hecho. Su eslogan más conocido lo aclaró-i muy bien: L'Etat, c'est moi (El estado soy yo).
El término se amplió a lo largo del siglo XIX hasta cubrir la acción violenta de un organismo del Estado, por ejemplo, sus FFAA, para defenestrar al presidente. El concepto se superpuso y a la vez diferenció de revolución, caracterizada ésta por haber sido principalmente organizada por civiles ajenos al gobierno.
En 1930 Curzio Malaparte editó Técnica del colpo di Stato (La técnica del Golpe de Estado), obra que impuso el uso del concepto en su acepción moderna, tras las autopsias del fascismo y el nacismo. Malaparte aplicó el Golpe de Estado no sólo a las acciones por organismos del Estado, si no, también por los poderes civiles, que  provocan su caída y acceden al poder.
Para Malaparte, la diferencia básica del Golpe de Estado con los de guerra civil y revolución son la sorpresa y escasa duración de las operaciones, reduciendo al mínimo el tamaño y la intensidad de la confrontación armada.
En 1962, Samuel Finner escribió otro ensayo ad-hoc sobre el Golpe de Estado: The Role of the Military in Politics (Los militares en la política). Finner distinguió 4 niveles de presión, de los cuales considera legítimo sólo al primero:
1.    Sobre el Ejecutivo o el Parlamento, en favor de sus intereses;
2.    Sobre el Ejecutivo o Parlamento, bajo amenaza de que, de no ser aceptadas las medidas propuesta, se procederá a realizar acciones militares
Finner considera este paso como extorsivo. Aunque el Ejecutivo o el Parlamento no cambie aparentemente de actitud, Finner sostiene que esta situación implica un Golpe de Estado tácito, en el que el Poder amenazado decide según se lo impone el grupo de presión.
3.    Uso de la violencia o amenaza de ella para reemplazar al Ejecutivo o el Parlamento por otro Poder Civil
4.    Uso de la violencia o amenaza de ella para reemplazar al Ejecutivo por un gobierno militar
En el caso de el decreto de excepción de Maduro y desde el punto de vista teórico, se dan varios de los supuestos que configuran un Golpe de Estado, a saber:
Se pasó por encima de la legislación y las normas éticas para deshacerse de los supuestos enemigos, mantener la seguridad del Estado y lo que el gobierno considera como bien común; Ha habido sorpresa y escasa duración de las operaciones, reduciendo al mínimo el tamaño y la intensidad de la confrontación armada; ha habido un Golpe de Estado tácito, en el que el Poder amenazado –en el caso de Venezuela, la Asamblea Nacional– decide ahora según se lo impone el grupo de presión –el Ejecutivo y su nomenclatura–; Uso de la violencia o amenaza de ella para reemplazar al Ejecutivo por un gobierno militar –según las implicaciones de las declaraciones del general Vladimir Padrino López, Ministro de la Defensa, y otros miembros del Alto Mando.
Un golpe al que nadie le paró ni medio milímetro


Diosdado: We will come back
Lo más increíble de caso venezolano es que nadie advierte, denuncia o repudia el Golpe de Estado de Maduro, en plena vigencia, ni local ni globalmente. Al presidente Barack Obama, quien reclama la aplicación evolutiva de los DDHH en Cuba, Vietnam y el Levante en la reunión de hoy del G7, el sustantivo Venezuela pareciera habérsele borrado de la memoria.

No espero que los mandatarios de Bolivia, Ecuador o Nicaragua se pongan del lado del pueblo venezolano, pero, ¿qué pasa con Costa Rica, México y Panamá? Y, finalmente, ¿de qué substancia están hechos los cojones de los líderes opositores, inclusos de los mismos parlamentarios, quienes mantienen un silencio cómplice e inexplicable al respecto?
A partir de que las dictaduras clásicas latinoamericanas quedaron démodée, en la década de los 80 del Siglo XX, el Golpe de Estado adoptó modalidades más complejas y menos evidentes, a través de la desestabilización económica –carencia de alimentos, medicinas y otros insumos, o guerras económicas, que Maduro atribuye a la empresa privada, al Niño u a Pepe Le Moco, pero que han sido los gobiernos chavistas y los militares bolivarianos quienes crearon las miserias del presente al trocarse en importadores de bienes de consumo y negociadores de dólares en el mercado paralelo– y generación de caos social –saqueos, manifestaciones violentas, invasiones y huelgas–, agudizado a través de los medios masivos de comunicación –caracterizada por la hegemonía radioeléctrica del régimen y la autocensura de los escasos medios privados–.Estos trastornos antes descritos van casi siempre acompañadas de revueltas, provocadas intencionalmente y, algunas veces, espontáneas, en las cuales las muchedumbres ocupan los espacios públicos, desafiando a la autoridad de los poderes establecidos, a veces violentamente. Las revueltas generan la anarquía , buscada y aprovechada tanto por quienes impulsan los golpes de Estado como por quienes buscan mantener el empoderamiento disfrutado.

Ayer, a través de una red social, escribí lo siguiente: Hay que leer entre líneas la información generada por Primero Justicia recientemente. Casi de manera simultánea y a destiempo, Capriles se opone al impeachment de Dilma y Borges critica la actuación de Pedro Carmona el 11-A. Como se diría en España, ¿qué se traen estos tíos entre manos? Me temo que todas extrañezas y las que surgirán forman parte de las miserias del Golpe de Estado que le dieron a Venezuela, y que nadie reclama.

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