miércoles, 30 de octubre de 2019

Haití y Venezuela: De la civilización a la barbarie

Luis García Planchart

Los otros balseros (Cortesía de EFE)
Dedicado a la doctora Lola Bello

La doctora Lola Bello, mi odontóloga, una de las pocas mujeres que me dejaba babeando y con la boca abierta cada vez que iba a verla –hasta que decidió que ganaba más dinero con la ortodoncia–, me pidió que reenviarle un artículo que publiqué en mi blog sobre Haití hace algunos años sobre Haití. En verdad, Lola, no pude encontrarlo, pero sí hallé los documentos en los cuales me apoyé para escribirlo. De manera que aquí lo tienes, Lola, actualizado y fresquito. Y espero que esta nueva versión de guste más que la anterior.

¿Por qué anteponer la Política a la Economía?

Antes de finalizar el Siglo XVIII, Haití contaba con más del 66% de las inversiones francesas de ultramar. La Isla Mágica tenía 600 mil habitantes, producía sus alimentos básicos y exportaba millones de toneladas en excedentes, actividad en la cual empleaba a más de 80 mil trabajadores y movilizaba 700 navíos de su propia flota mercante. Su per cápita era 10 veces mayor al de Suiza. Tras haber sido la colonia más próspera del Nuevo Mundo, Haití fue la primera nación americana en abolir la esclavitud.

En 1794, Napoleón, quien había vendido a Luisiana por un puñado de dólares, consideraba tan importante a Haití, que envió a su cuñado, el general Charles Leclerc, al mando de 15 mil legionarios, para sofocar la revuelta separatista del liberto Toussaint-Loverture.

Aunque Leclerc negoció la paz con Loverture, a la larga le traicionó, deteniéndolo y dejándolo morir de mengua en prisión. A raíz de lo cual Jean-Jacques Dessalines y Henri Christophe retomaron la insurgencia, y derrotaron a los franceses en 1803.

Todavía cuando Simón Bolívar, acudió a Haití en busca de ayuda para su proyecto independentista, Haití seguía siendo una nación acomodada. El Libertador recibió más de 6 mil fusiles con sus bayonetas, municiones, plomo, víveres, una imprenta completa, el flete de algunas goletas y dinero y un puñado de voluntarios.

Estos recursos fueron los que le permitieron desembarcar en Barcelona, iniciar las campañas de Apure y Caracas y concentrar sus fuerzas en Guayana y Oriente. Al despedirlo, en Puerto Príncipe, el presidente haitiano, Alexander Pétion, le solicitó a Bolívar: Pido a Usted que al llegar a Venezuela su primera orden sea declarar los Derechos del Hombre y la libertad de los esclavos.

Y entonces, ¿qué fue lo que le pasó a Haití?

Según el futurólogo José Luis Cordeiro, a partir del mandato de Pétion: Haití adoptó entonces un proceso parecido al de Venezuela […] en lugar de abrirse a la globalidad, se aisló de ella y comenzó a autodestruirse, en una lucha de clases que acabó, con 32 mil blancos, y 24 mil mulatos. Al quedarse sin minorías reconocibles, sus pobladores terminaron matándose entre ellos mismos.

La República Dominicana se independizó fue de Haití

Cuando se hartaron de esta sangrienta orgía, los haitianos invadieron a la República Dominicana, y le impusieron una cruel dictadura durante 26 años
Por eso, los próceres dominicanos no le deben su gloria a haberse independizado de España, un hecho que ocurrió de manera incruenta y casi automática al perder la Madre Patria si guerra contra Estados Unidos, sino cuando se liberaron del yugo haitiano, en 1844, al derrotar a sus invasores, y relegarlos al tercio de la isla que siempre habían ocupado.
Entre 1843 y 1915, hubo en Haití 20 presidentes, 16 de los cuales fueron derrocados o asesinados. Durante este último año, Haití fue ocupado por Estados Unidos, que alegó razones humanitarias. En 1934 los yanquis se fueron, pero continuaron ejerciendo su tutela hasta 1947.
En 1937, la frontera entre Haití y la República Dominicana fue escenario de un asesinato masivo que, aunque siempre formó parte del imaginario caribeño, resultó desconocida para el resto del mundo. Se le bautizó Masacre del Perejil, pues los soldados dominicanos llevaban una rama de perejil y les preguntaban a los sospechosos de ser haitianos que pronunciasen dicha palabra.
A los negritos del batey –así se llama a los migrantes temporarios que recogen las cosechas de caña de azúcar allende su frontera común–, cuya lengua materna les hacía arrastrar las erres igual que a los franceses, el acento les costó la vida.

Cuando un haitiano valía menos de US$ 200
El sátrapa Rafael Leónidas Trujillo: Nada que envidiarle a los Castro o a Maduro
(Cortesía de History Channel)
BBC News estimó entre 9 y 20 mil los haitianos que perecieron en República Dominicana por órdenes del tirano Rafael Leónidas Trujillo.
Esta diferencia de casi un 100% en lo que fuera realmente un genocidio se debe a que Estados Unidos obligó al sátrapa a pagar US$ 1,000 por cadáver, y de ahí pudo haber venido la primera rebaja.  La segunda, porque Trujillo alegó que la primera cuota que había enviado a Puerto Príncipe, de US$ 200, se le habían embolsillado los militares, en vez de dársela a los dolientes, que era lo convenido. Total, que la vida de los haitianos en el Siglo XX quedó tasada en dos billetes de a cien dólares, mucho menos de los que se pagaba por un buen esclavo durante la Colonia.
En una entrevista que Joaquín Balaguer, presidente de Republica Dominicana, le concedió a Miguel Ángel Capriles en 1967, el mandatario le manifestó al dueño de la Cadena Capriles –quien entonces vivía exiliado en Puerto Rico– que Trujillo, para atornillarse en el poder, había decretado el asesinato de los haitianos para no tener que matar a sus compatriotas, utilizando el terror como un arma psicológica.
Balaguer, quien fue ministro de Justicia y RRII de Trujillo, declaró a Capriles que, en este caso, Trujillo se adelantó en décadas a los métodos de los hermanos Castro, el Che Guevara y Ramiro Valdés, a quienes consideraba –al igual que su exjefe– asesinos psicópatas.

El médico que renunció al Código de Ética y abrazó el vudú


Papá Doc y Baby Doc, los tiranos de Haití
Diez años más tarde, Jean-Françoise Duvalier, alias Papá–Doc, fue electo presidente, en 1957, cuando Haití contaba con recursos suficientes para salir de su postración. Duvalier fue impuesto en el cargo por Estados Unidos, en base a su desempeño como médico durante las crisis humanitarias de la Isla.
Sin embargo, Duvalier, graduado en la École de la Salpetrière de París, donde –además de la carrera integral se había especializado en Neurología y dominaba según las enseñanzas de Jean Martin Charcot–, al tomar las riendas del poder, renunció a la deontología o Código de Ética de la Medicina, se autonombró jefe de la secta satánica del vudú y creó a los Tontons Macoutes, la milicia policial y paramilitar más primitiva y depravada de América, sólo superada, quizás, por los colectivos que hoy siembran el pánico colectivo en Venezuela.
Al estilo de los mayores déspotas modernos, Papá–Doc y su hijo, Jean–Claude, alias Baby–Doc, redujeron a Haití a la más espantosa miseria, si es que el superlativo del vocablo tuviese algún equivalente en el resto del mundo.

El patois creole como instrumento de dominación

¿Cómo lograron los Duvalier acabar con sus opositores?
Al adoptar América los modernos idiomas europeos, los esclavos crearon lenguajes propios para que sus amos no los entendieran. Sucedió en las Antillas Neerlandesas y en Cuba, con el papiamento y el ñáñigo. A diferencia de sus vecinos, el patois creole se transformó en un instrumento para mantener el analfabetismo y la represión.
El francés dejó de ser el idioma coloquial, y se cambió, oficialmente, al patois creole, impidiéndole a las víctimas de la barbarie que hicieran conocer al mundo sus denuncias. Varias fuentes estiman que, durante las dictaduras duvalieristas, fueron asesinados de 40 mil a 60 mil civiles haitianos, principalmente a manos de los Tontons Macoutes.
Los marines regresaron tres veces más a Haití: para sacar a Baby­–Doc, derrocar al golpista coronel Raoul Cedrás, restituir en la presidencia a Bertrand Arístide e imponer el orden público, tras el fracaso y la renuncia forzada de este último gobernante, quien se mudó a Caracas a comer caviar de belga y otras exquisiteces de Rey David, y a vivir alojado a costa del gobierno de CAP en hoteles de 5 estrellas,
El 16 de enero de 2011, Baby–Doc regresó sorpresivamente a Haití.
Miles de sus partidarias le recibieron, en el entendido de que iba a lanzarse como presidente. Sin embargo, en febrero de 2013, un juez obligó a Duvalier a comparecer por primera vez ante un tribunal haitiano, por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante su dictadura. El 4 de octubre de 2014, Jean-Claude Duvalier en Puerto Príncipe, a causa de infarto. ​
La inestabilidad política de la nación y la canallesca propaganda que culpó a Haití de haber esparcido el sida en el Continente, espantaron al turismo internacional, que era su fuente principal de divisas.

Haití y Venezuela, ahora corren cabeza a cabeza

Hoy Haití es una de las naciones más pobres del planeta, ocupada por las tropas de los cascos azules de la ONU, y depende absolutamente de la ayuda internacional para subsistir.

La otrora orgullosa Venezuela, cuya soberanía y fondos los manejan ahora los tiranosaurios cubanos, cada día se haitianiza más; yendo cabeza a cabeza con la Isla Mágica,, a ver quien llega primero al fondo de la barbarie.

Aunque, en Venezuela, la dominación no proviene del patois creole sino de la explotación del hambre, el manejo del terror –al estilo de Trujillo, pues mi en eso los cubanos o Maduro han sido creativos–, la promoción de la ignorancia, la cabronería de las democracias europeas, la cargazón de los países vecinos, la estupidez de los gobernantes yanquis y la hegemonía mediática con sus fake-news y posverdades como claves para mantenerse en el poder.

No hay comentarios:

Publicar un comentario