martes, 30 de noviembre de 2010

Llegó con el agua, ¿se irá con el agua?

Es posible que el final del drama venezolano esté más cerca de lo imaginable, y que no deba pasar por las urnas electorales ni por las otras al bajar el telón.
Llegó con el agua, se irá con el agua –aseguró, refiriéndose al Guasón, Adriana Azzi, famosa astróloga que ha acertado casi todas sus predicciones. Las cuales le costaron su expatriación a la República Dominicana, pues nunca fueron de agrado del PC –Presidente Comandante- ni de su acólitos:
2010 está caracterizado por la influencia de Urano, representante de la libertad, el cual entra en la Casa de Aries, paradigma de la violencia y la guerra. El clima social venezolano cae bajo la tensión de dicho conflicto, el cual se magnifica al producirse una conjunción de la Luna y Plutón, cuyo efecto se manifestará en la crispación de la mayoría y en que el pueblo dará la espalda al gobierno.
El Estado intentará descalificar a todo el que se le oponga. Paralelamente, una noticia –que dará la vuelta al mundo- involucrará a los altos funcionarios del régimen chavista en un escándalo internacional de marca mayor.
El jefe de prensa de la Casa Blanca acusará a Venezuela de una conspiración conjunta con Irán, que conlleva el empleo de uranio.

Finaliza Azzi su proyección, publicada en enero del presente año y escrita, suponemos, con mucha anticipación: No será una guerra clásica, sino una intrincada y acción disfrazada y encubierta contra el gobierno.
No somos duchos en Astrología, Quiromancia o Espiritismo.
Además, nos quedan mucho por aprender, conocimientos que nos atraen, gratifican y perfeccionan más como seres humanos, o, al menos, eso creemos.
Sin embargo, leemos los horóscopos –especialmente los de Estampas y Todo en Domingo. Hacemos un balance de ambos, y jugamos triples –de vez en cuando- con los números sugeridos. Y hemos ganado, en ocasiones donde nos hacía falta un par de palos para redondear el mes.
Azzi ha resultado particularmente certera, sobre todo en lo referente a viajes y dolencias, así como en política. No podemos explicar por qué las pega casi siempre, pero sí destacar que ello sucede. Cuantimás si releemos lo escrito por ella hace más de 365 días.
Uno de nuestros amigos, Master en Filosofía, absolutamente racionalista, emprendió un viaje a la India para estudiar Astrología.
Y llegó convencido de que se trataba de una suerte de enseñanza perdida en la memoria de los tiempos, cuyo objeto era –como sucede hoy en Arquitectura e Ingeniería con la gestión de proyectos Perth CPM- construir el futuro, que no existe, en base a la data del presente, de la cual se dispone. Claro, no es lo mismo edificar un centro comercial que evitar un dolor de muelas, pero ambos métodos pudiesen tener nexos en común. O, al menos, así lo percibimos.
Volvamos al problema que nos ocupa y preocupa. La solución o The End a la pandemia de corrupción, crimen organizado y desorganizado y abolición sistemática de los valores, instituciones y normas constitucionales.
Hay más que síntomas de que el proceso está en bancarrota.
En bancarrota económica, sin duda alguna. Sólo hay que analizar el desempeño de PDVSA.
En bancarrota moral, ejemplificada por un tenientito de lo que una vez fuera, Ejercito forjador de libertades, y hoy puede ser llamado sino forjador de indignidades. Tenientito –nos dicen- que protege a los tomistas de Chacao, y vende materiales de construcción a precio solidario. Que entrega 10 láminas de zinc y factura 20. Mientras, su coronelito en Anzoátegui, hace lo mismo, pero a mayor escala: Vende cabillas. Claro que son maníes frente a las arias operáticas de Walid Makled en Cúcuta, pero dan una idea muy clara de la metástasis castrocomunista.
En bancarrota política, porque cada días más boliburgueses piden SOS a sus amigos opositores. Pretenden ser incluidos y no excluidos en las próximas de cambio.
En la bancarrota infraestructural e hídrica, pues la pluviometría supera ya los récordes del deslave de Vargas en 1999, Falcón está bajo las aguas, y, ¿a quien le toca la emergencia después? Llegó con el agua, ¿se irá con el agua?

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