sábado, 31 de diciembre de 2011

Carne con carne


La pava de Nazoa y el Fúlmine de Ibáñez

Al analizar al humor y el amor en su fabulosa antología, Aníbal Nazoa hace especial hincapié en la pava, como es conocida en Venezuela a la mala suerte.
Para Nazoa, en un criterio que comparto plenamente, hay dos categorías de pavosos: los que generan la mabita, pero son inmunes a sus efectos –se la echan a los demás-, como en el caso de Fúlmine; los que no sólo engendran infortunios para ellos sino también para los suyos, como ocurre en la mayoría de los casos.
Fúlmine es el personaje de una comiquita, creada por el dibujante argentino Francisco Ibáñez, y representa al portador de la mala suerte y de las desgracias que le acontecen a quienes tratan con él.
Es lo que en España se denomina gafe, en Argentina mufoso, en Italia jetattore, en otros países mala sombra y así.
Fúlmine se halla ausente de los lugares donde ocurren los acontecimientos que se le imputan; lo cual le convierte en una suerte de tira la piedra y esconde la mano, y por eso protagoniza la ilustraciones finales de su tira cómica, estando reservada éstas a los sucesos que provoca.
Lo más parecido a Fúlmine en la vida real es Fidel, mientras que su bienamado pupilo pertenece a la segunda categoría. Mas ambos son pavosísimos.
En un reciente artículo publicada en La Patilla, Pedro Llorens actualiza el tema: Pero nada como la pava bolivariana (o chavista), representada por la boina con el escudo, el chaleco antibalas disfrazado de franela, la chaqueta tricolor y las camisetas rojas-rojitas, y personificada por el autócrata presidente comandante en jefe, las focas de la Asamblea, el ministro Jorge Giordani (en nombre del resto de vicepresidentes, ministros y viceministros) y la pollancona Eva Golinger, la Sara Palin del chavismo (en nombre de los “meta la mano” del extranjero que vienen a realizar juegos de exhibición en el país).
Sin embargo, Llorens trata el tema con ligereza –ojo, no superficialidad-, y olvida de los devastadores efectos que los mabitosos y sus acciones generan sobre el resto de la Humanidad, afectando a personas que por lo general resultan víctimas inocentes de estos procesos.
Un accidentado viaje en el avión de París
Voy a contarles al respecto algo que me sucedió al viajar a Europa, en ya muy distante verano de 1965. En Maiquetía, abordé un B-707 de Air France con destino a París y escala en Point-a-Pitre.
Al jet se subió un famosísimo pavoso, conocido en Caracas por la serie de desastres que había dejado a su paso por la existencia.
Una hora y pico después, al aterrizar en la Isla de Guadalupe, observé como, sobre la pista, estaban estacionados ambulancias, camiones de bomberos y otros automotores para emergencias, los cuales echaron a correr detrás del jet, una vez que éste pisó tierra. El aeroplano se detuvo al final de la pista, y nos sacaron como a los pasajeros de la saga de Aeropuerto. Una de las turbinas se había incendiado –por lo menos se veía negra y volteada en un ángulo imposible-.
Cuando me transportaron a la terminal, el número de Reader’s Digest que estuve leyendo a bordo, se había convertido en pulpa de papel. Los viajeros pernoctamos en el Hotel Caravelle y se nos ofrecieron dos alternativas para continuar: la primera, vía Ámsterdam en KLM; la segunda –más larga-, vía Miami en Air France.
Al chequear que el sujeto de marras se había decidido por Holanda, opté por EEUU. Y llegué a París con varias horas de atraso, pero sin mayores contratiempos. Los que siguieron con Esteban, en cambio, les tocó una huelga en Schipol y tuvieron que esperar casi 6 días para acceder a su destino.
Cánceres y ACV supuestamente generados por el Imperio
La acusación –que ahora llama reflexión-del bienamado pupilo sobre la posibilidad imperial de transmitir el cáncer no es nueva ni original.
Pedro Albizu Campos (1891-1965) considerado la figura más relevante en la lucha por la independencia de Puerto Rico durante el siglo XX.
Albizu fue condenado en 1936 por conspirar para derrocar el gobierno de EEUU. En 1947 Albizu regresó a Puerto Rico para encabezar la lucha armada contra el Estado Libre Asociado.
El 30 de octubre de 1950 se produjo el Grito de Jayuya, que incluyó un intento de magnicidio contra el presidente estadounidense Harry Truman, acto del cual fue acusado Albizu, y por cuya razón se le encarceló de nuevo.
En 1953 el gobernador de la Isla, Luis Muñoz Marín, indultó a Albizu.
En 1954 Albizu volvió a protagonizar un acto terrorista, esta vez contra la Cámara de Representantes en Washington, y al ponceño se le revocó el indulto.
En la cárcel, la salud de Albizu se deterioró gravemente, y 1956 sufrió un derrame cerebral. Albizu Campos afirmó entonces que la causa de su ACV había sido el resultado de experimentos de radiación a los cuales fuera sometido por agentes del FBI.
El Presidente de la Asociación de Cáncer de Cuba, el doctor Orlando Damuy, viajó a Puerto Rico para examinar a Albizu. Las quemaduras en su cuerpo, según afirmó el galeno, parecían ocasionados por intensa radiación.
¿Qué hay de cierto, qué hay de falso en la enfermedad terminal de Albizu? ¿Qué relación existe entre este caso y la denuncia del Guasón sobre que el cáncer que sufren varios de sus colegas y él mismo pudiese haber sido producido por el Imperio?
En primer lugar, mi hipótesis es que el affaire mediático sobre la enfermedad y fallecimiento de Albizu tiene un mismo origen: propaganda, probablemente planeada por la extrema izquierda cubana y los movimientos nacionalistas puertorriqueños. Y lo afirmo porque, como hoy sabemos, la radiación puede desencadenar varios tipos de cáncer, pero médicamente no es origen de ACV.
En segundo lugar, considero que la especulación sobre la pava que camina por la América Latina es mucho más probable que cualquier opción incluida en la tesis de la conspiración castrocomunista. Y después de leer este blog, les recomiendo se agarren la izquierda con la mano derecha, carne con carne, porsia.
Feliz año 2012 y que Dios ponga en marcha muy pronto su Plan C –Plan Celestial-.

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