viernes, 14 de marzo de 2014

El verdadero amor por Venezuela

Amor es…
romper manifestaciones
utilizando los pelotones
y efectivos policiales.
Porque al ser contra el gobierno
las huelgas son ilegales…
¡Candela! ¡Candela!
Amor es mi Venezuela
¡Nos maten! ¡Nos Maten!
No nos vamos a callar…

Amor es – Gaita zuliana

La paloma de la paz y la paz de la paloma
Fue seguramente un lapsus mental lo que hizo posible que Pablo Picasso escogiese a la paloma como el ícono de la paz. Y que, para remate, le añadiera al pico una rama de olivo.
Para Sir Julián Huxley, biólogo y pensador inglés y Director General Fundador de la UNESCO, la paloma es un pájaro despreciable, que se come a sus pichones y porta numerosos gérmenes que generan enfermedades letales para la Humanidad. Así lo asevera en su ensayo, publicado por la Revista Planeta en el decenio de los sesenta del siglo pasado, y que se titula La pérfida paloma y el noble cuervo.
La paloma resulta aún más nociva en los antiguos inmuebles, pues sus detritus corroen los viejos pisos de madera y los hacen desplomarse. En España, por ejemplo, los halconeros han vuelto a estar en boga, y sus mascotas depredan campanarios y hatillos, liberándolos de la plaga colombina.
La paloma de Picasso
Picasso fue miembro fundador del Partido Comunista Español, y nunca renunció a su ideología o militancia, pese a la atroz persecución sufrida los artistas en la Unión Soviética durante el estalinismo. Y, asimismo, aunque el cubismo, estilo favorito del famoso pintor malagueño, era totalmente opuesto a los lineamientos de la Asociación de Escritores Soviéticos, comisariato político que velaba imponía el realismo socialista a todas las expresiones estéticas durante la sanguinaria tiranía comunista.
Si semiología de Picasso fue inconsciente, el añadido vegetal resulta demasiado sugerente para creerlo una doble coincidencia.
La corona de ramas de olivos, otorgada a los ganadores de las Olimpiadas Griegas -diseño cambiado por el emperador Julio César por laureles de oro para disimular su alopecia-, es considerada símbolo de la victoria hasta hoy, y dicho el simbolismo triunfal se destaca en los escudos patrios de argentina y Colombia.
Fíjese usted, amigo seguidor, en los tres elementos: un pajarraco filicida que enferma y corrompe al entorno, que porta en su pico la rama de un vegetal que simboliza la victoria y, finalmente, la moral proletaria de su autor, a quien le importa un carajo el destino de sus camaradas intelectuales detrás de la cortina de hierro, mientras él acumule riqueza con su arte contrarrevolucionario.
Pues bien, para mí no hay contracciones. La paloma de la paz es la paz de la paloma que quiere Maduro cuando convoca a los líderes estudiantiles a sus monólogos. La de los esbirros de la secreta venezolana, adiestrados bajo la por el sicópata cubano Ramiro Valdés, ex director de la tenebrosa cárcel La Cabaña, para quebrar a los adolescentes en el SEVIM y aterrorizar a los demás manifestantes.
Porque asesinatos y torturas son lecciones pedagógicas, en dosis controladas, para dominar a las masas. Lo afirmaba León Trotsky en La guerra revolucionaria. Y así fueron empleados por los nazis, los fascistas -en su sentido estricto y no en el que le atribuye Maduro-, y los comunistas doquiera les han reclamado por la libertad.
Lo bueno para la pava también lo es para el  pavo
Al comentar lo anterior con amigos, me preguntan: Luis, ¿por qué habiendo tanto bicho malo te metes con Picasso? Porque yo considero al comunismo como un mal incurable, semejante al yidahismo o a cualquier otro fanatismo del presente o el pasado. Porque en su sentido objetivo, lo que el comunismo ha logrado es la creación de cúpulas corruptas, atiborradas de bienes, al lado de pueblos famélicos que hacen cola para comprar pan, café y papel toilette. Porque sospecho que esa izquierda caviar, de la cual tantos representantes hubo en Venezuela antes del zarpazo cubano militar de Chávez, era una posición esnob para llamar la atención.
Ahora, si yo no tengo razón, le pido a dos damas que lo demuestren. A la diputada al Congreso Chileno Camila Vallejo, quien, hasta apenas hace 2 años, hacía lo mismo que hoy hacen los estudiantes venezolanos en las calles de su país. Y que jamás fuera reprimida brutalmente por los carabineros del salvaje capitalista Sebastián Piñera.
Camila Vallejo, ahora diputada chilena, antes manifestante estudiantil
Y a la Presidenta de ese mismo parlamento, la senadora Isabel Allende, a quien Venezuela le abrió generosamente sus puertas durante su exilio. Donde consiguió amor y familia política, pese a los derechistas que resultaron ser. Si es cierto lo que Allende ha escrito en sus relatos, a guisa de biografía, donde se pinta como un dechado de tolerancia, debería levantar su voz en contra la violencia, la brutalidad y el salvajismo del régimen de Maduro.
Isabel, exiliada, novelista y Presidente del Congreso Chileno
Aunque lo bueno para la pava también lo es para el  pavo, no creo que actúen si realmente son comunistas. Pues, al fin y al cabo, los camaradas de Venezuela actúan conforme a lo decidido por el Foro de Sao Paulo.

Lo único que en estos días me reconforta es la presencia por tiempo indeterminado de las anclas de CÑN en el país. Dicha red siempre tuvo instinto para anticipar los cambios, como sucedió antes de La guerra del Golfo. Y que se pueda ver, a corto plazo, el verdadero amor por Venezuela. Que no es el de Chávez ni Maduro, sino el de los estudiantes que la quieren liberar de un capricho miliciano, que a todos ha sumido en el mal.

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