lunes, 2 de diciembre de 2013

¿Quién es el sabihondo, usted o yo?


En una reciente entrevista dada a Globovisión y respondiéndole a la pregunta de un televidente, Ramón Guillermo Aveledo, jefe de la Mesa de la Unidad Democrática, afirmó que estaba cansado de los sabihondos que escribían en las redes sociales.
En ellas redacto porque no tengo otro lugar donde hacerlo. Los tuve, mas la desaparición de medios independientes, la adquisición de otros por capitostes del crimen organizado y el avance indetenible de la hegemonía comunicacional impuesta en Venezuela por el régimen castro comunista me los quitó.
Todo esto ha ocurrido bajo la impasible mirada de la oposición tolerada y, algunas veces, con tímidos saludos a la bandera, los cuales cesan cuando a los dirigentes cupulares los vuelven a invitar para que digan más de lo mismo, esas farsas tragicómicas que han sustituido a los antiguos y estelares programas de información y opinión que hacían vibrar a las ondas hertzianas.
No soy un sabihondo - término que se aplica a quien presume de saber más de lo que realmente sabe, y cuyos sinónimos son, asimismo, detestables: sabelotodo, sabidillo, listillo, resabido, repelente, redicho, pedante, repipi y marisabidilla-.

Trancado, por si acaso
Sí me considero analítico, estudioso y preocupado por el quehacer sociopolítico y sociocultural de mi país, y creo poseer la experiencia, la necesidad y la pasión de que Venezuela salga cuanto antes de la doble e inicua explotación a la cual la han sometido el hamponato boliburgués y la dominación cubana -lo cual, además, está consagrado en su Carta Magna como un deber ciudadano-. Por lo demás, remedando a Platón cuando invocaba a Sócrates: Sólo sé que no sé nada.
Aunque no me gusta ver sangre -ni siquiera la mía cuando la donaba o me la extraen-, de estar en mis manos el hacerlo, volvería a poner en vigencia el Decreto de guerra a muerte, proclamado por Simón Bolívar en Trujillo, el 15 de junio de 1813.
Sólo que, donde se refiere a los condenados a priori por españoles y canarios, los cambiaría por cubanos y boliburgueses.
Aún cuando yo fuese la antítesis de Drácula, comparto y respeto la decisión de mi ancestro, el general Antonio José de Sucre, quien, incluso contrariando el espíritu del Libertador, ordenó en Lima el fusilamiento de 30 mil ciudadanos sin distingos de origen por traidores a la Patria, una página oscura de la guerra, acto que posiblemente fue la causa del magnicidio de Berruecos.
Sucre, a quien se le estimaba entonces como la paloma blanca de la revolución, no le faltó el guáramo, y reaccionó con extremado rigor frente al imperativo, una vez por todas, de acabar con el Virrey de España, quién seguía mandándole platica a la metrópoli.
Así como al que lo obligan a tragarse un purgante de sal de higuera, voy  a votar el próximo domingo. No porque crea ganar algo con ello, sino porque adverso la abstención. Las dos veces que se ha puesto en práctica, una promovida por la izquierda los gobiernos democráticos y otra por la oposición durante el presente régimen, ha dado como resultado sendos fiascos.
Para manejar con sentido la estrategia abstencionista, hay que contar con un elector políticamente evolucionado. Y el venezolano no lo es. Al contrario, gracias a la adición de una masa de votantes extranjeros muy significativa, que carentes de formación básica y desvinculados de la identidad nacional, el comunismo les acostumbró a ejercer este derecho de forma clientelar en agradecimiento a los favores recibidos o esperados.


El gato y el cascabel
El resultado del 8 es previsible: La oposición dirá que ganó, porque sacó más votos; el gobierno también, porque sacó mas alcaldes. Coincido enteramente con la doctora Cecilia Sosa, ex presidente del Tribunal Suprema de Justicia, cuando afirma que: Cuando se analiza a la actual Ley Habilitante, es bastante distinta a las anteriores. La diferencia fundamental es que las anteriores andaban siempre en el filo del tema constitucional, siempre con el tema del socialismo [] la actual transforma al socialismo en comunismo.
Además, Sosa aseveró que dicha norma es completamente inconstitucional porque, aún cuando tenía propósitos, carecía de contenidos específicos y, por ende, había sido aprobada por el Diputado 99 quien carecía, constitucionalmente hablando, de esa facultad. Por eso -cualquier decreto que se derivaran de ella serían nulo de toda nulidad-.
Por supuesto, al no haber separación de poderes, al estar todos ellos reunidos en una sola persona, la del inefable ilegítimo, no hay nadie que juzgue conforme a Derecho. Y al estar convencida la oposición que las elecciones son el único camino al sabor, tampoco hay quien proteste.
De manera, señor Aveledo, ¿quién es sabelotodo, sabidillo, listillo, resabido, repelente, redicho, pedante, repipi y marisabidilla? ¡Quien es sabihondo? ¿Los blogueros, que a punto estamos de caer en el status del periodista y disidente político cubano Guillermo Fariñas quien sostiene que sus colegas seguirán en batalla para dar en las redes sociales la realidad cubana, no la que quiere el Gobierno de Fidel y Raúl Castro? ¿Quién es el sabihondo, usted o yo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario