viernes, 18 de marzo de 2016

 Una gota de bondad en un océano de maldad

Una historia criminal del cristianismo
En una entrevista que la televisión estadounidense le hiciera a Erica Jong, tras el éxito espectacular de su novela Miedo a volar, con más 15 de millones de ejemplares impresos en 27 idiomas, al preguntársele su opinión sobre el Papa Juan XIII, aseveró: Lo percibo como una gota de bondad en un océano de maldad.
Tal opinión pudiera verse multiplicada tras la lectura de Historia criminal del cristianismo, enciclopedia en 10 tomos, de Karlheinz Deschner, donde se relatan detalladamente los crímenes de las iglesias, confesiones, sectas, asociaciones y sus representantes, así como de las de los líderes cristianos en el transcurso de la historia, desde su origen bíblico hasta el presente.
Quien haya visto a tres papas pidiendo perdón públicamente en Cuba por estos crímenes, a Juan Pablo I, Benedicto XVI y Francisco I, convendrá en que dichos actos nunca fueron supuestos y que Deschner pudiera tener razón al afirmar que: Todos los papas del Primer Milenio deberían estar ardiendo en el Infierno.
Carlos Mesa Gisbert afirma que, a sus 76 años-:  Francisco es un papa del Siglo XXI; sólo le falta un tatuaje en el brazo para terminar de enamorar a los jóvenes. La Iglesia ha encontrado una oportunidad y él parece dispuesto a aprovecharla a plenitud
Añade Mesa que-: El futuro de la Iglesia Católica era, y aún es, de pronóstico reservado. La crisis que afronta la institución se agudizó dramáticamente con los espantosos casos de pederastia revelados en los últimos años y con los serios cuestionamientos al manejo de las finanzas vaticanas. Es la punta de un iceberg que tiene cantidad de ingredientes, que van desde la reducción drástica de vocaciones sacerdotales hasta la caída en picada de fieles católicos que, como un río sin dique, se pasan a las filas del cristianismo evangélico.
La otra cara de la moneda
A diferencia de ex colonias como Cuba, Filipinas y México, donde la presencia de la Inquisición no sólo sirvió para mantener analfabetas a los desposeídos, en Argentina, Colombia y Venezuela la clerecía nunca fue monárquica si no republicana, y se plegó desde sus inicios al movimiento de emancipación. La tradición del valor y pertinencia de los curas venezolanos comenzó con famoso presbítero José Cortés de Madariaga, quien, detrás del Capitán General Vicente Emparam y a la pregunta que éste último le hiciera al pueblo sobre si querían ser gobernados por él, le hizo señas a la multitud para que contestaran que NO. Emparan dijo entonces que él tampoco quería el mando.
Una actitud que hoy, ahora mismo, debería ser imitada por los nobles de toga para echar a los narcosoles, boliburgueses y bolichicos que desgobiernan a Venezuela con la conchupancia del neogranadino Maduro, procónsul de Raúl Castro y miembro del infame Foro de Sao Paulo.
Pero vale la pena hablar de uno de los herederos de esa tradición, Monseñor Bernardo Heredia, quien falleció el 22 de mayo de 1998, y en quien Venezuela tuvo a uno de sus hijos más ilustres y menos reconocidos.
Heredia nació el 20 de mayo de 1915 en Nirgua, Estado Yaracuy. Se ordenó sacerdote en 1937, y en 1942 fue nombrado vicario de su terruño. Fue trasladado luego a Guacara, Estado Carabobo, donde se desempeñó como párroco y, asimismo, fundó Radio América de Valencia y El Diario de Valencia. En 1957 vino a Caracas, como párroco de la Iglesia El Rosal, y continuó ejerciendo su rol de periodista, primero como administrador y más tarde como director del diario La Religión.
Al igual que otros ilustres prelados entre los cuales se cuentan Jesús María Pellín, Juan Francisco Hernández y Ocando Yamarte, Heredia hizo presente su fe en los medios de comunicación social.
Según el Centro Gumilla (sic)-: La falta de recursos económicos, los riesgos de unos mensajes sometidos permanentemente al escrutinio de una Iglesia poco acostumbrada al debate público, los malentendidos sobre la presencia de los religiosos en “el mundo de la farándula” (cliché aún muy extendido en nuestro pensamiento maniqueo sobre la cultura de las masa) hacen particularmente meritoria la figura de Monseñor José Bernardo Heredia.
Pese a sus muchas ocupaciones, monseñor Heredia estuvo muy ligado al deporte y, como tal fue el capellán del mismo a nivel nacional.
Amante del trincherazo, torero, torerazo…
Heredia no faltaba a su barrera habitual en el Nuevo Circo de Caracas cuando había corridas. Conocedor de la tauromaquia, dicharachero y buen conversador, Heredia se granjeó la amistad de muchos artistas del toreo, ganaderos, cronistas y aficionados gracias a su devoción por un oficio al cual siempre le echaba bendiciones.
Un tarde en la que Cesar Girón, su amigo, conquistó un gran triunfo sobre la arena caraqueña, fue tanta su emoción que Heredia, ovacionaba de pie al César del toreo; y cuando el matador le pasó cerca, le lanzó la teja sacerdotal a modo de referencia. Girón la tomó,  hizo el gesto de colocársela, y, seguidamente, se la devolvió al sacerdote, quien recibió una atronadora ovación de los espectadores.
Un cura de armas tomar
Heredia era partidario del gobierno del presidente Isaías Medina Angarita, y sólo se reconcilió con el partido que lo tumbó cuando dos de sus mejores amigos, Rafael Caldera y Luis Herrera, socialcristianos ambos, llegaron a la Presidencia de la República y le nombraron capellán de Miraflores, el Palacio Presidencial. Empero, por años, Heredia mantuvo guardados unos chopos por si acaso había que rebelarse contra alguna tiranía, como la que hoy ha destruido a Venezuela.
Estos castro comunistas que ahora se persignan ante las cámaras de TV para que los ignorantes piensen que son creyentes, se olvidan que el asesino Diosdado Cabello, coautor de la muerte de 300 venezolanos durante el frustrado golpe del 4F, fue nombrado director de Conatel para cerrar 34 radioemisoras radiales, entre ellas la 1550 AM y la 97.1 FM, ambas frecuencias cedidas en concesión a monseñor Bernardo Heredia, y que la Iglesia manejaba con las uñas para llevar la palabra de Dios a sus radioyentes.
Multiplicar los panes y los peces
No sé si la Iglesia en Venezuela está clara en el rumbo hacia donde nos llevan los comunistas que asaltaron el poder en 1999. Si está dispuesta a convertirse en una estación repetidora de los hermanos Castro, para que le permitan subsistir, como lo hicieran con la Iglesia en Cuba. O si, en cambio, quieren volver a la historia de José Cortés de Madariaga, Jesús María Pellín, Juan Francisco Hernández, Ocando Yamarte y José Bernardo Heredia. Pues ya no se trata de maniqueísmos si no de tomar decisiones: ¿Con quién estás tú, compañero? ¿Con Dios o con el Demonio?  Y de multiplicar los panes y los peces, para que las gotas de bondad se transformen en un océano de libertad, felicidad y esperanza para todos los venezolanos.

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