martes, 11 de octubre de 2016

Una bofetada papal

Cuando era joven, José Sarto, Pio X, estando con su hermana se quejó de dolor de muelas lo que provocó que ella lo criticara y lo tachara de quejoso y flojo respondiéndole con una bofetada. Sintiéndose avergonzado se disculpó por ser tan violento, defecto que fue corrigiendo.

El fiasco de Unasur

Fracasada como ha sido la gestión de los supuestos mediadores de Unasur entre la oposición tolerada y la dictadura narco-madurista, los estrategas del desgobierno, en vista de la reciente doble visita papal a La Habana y las prédicas del Santo Padre por la paz, asumieron que Francisco I se iba a cuadrar con ellos.
Craso error, debido a la ignorancia supina de la cual hacen gala todos los partícipes de la banda criminal empoderada que sojuzga, destruye y envilece a la Patria. Se adelantaron a solicitar el apoyo del Vaticano para promover el diálogo entre el PSUV y la MUD. Que, más que diálogo, sería una rendición, pues ya Aristóbulo, Diosdado y Nicolás habían adelantado, públicamente que no habría revocatorio, ni amnistía para los presos políticos y expatriados –en ningún caso, excarcelación de Leopoldo López, según la propuesta que llevó a AD Timoteo Zambrano–, ni apego del Ejecutivo y el TSJ a la Constitución, ni cese a la represión, ni –mucho menos– giro de 180° hacia la economía de mercado.

Una Iglesia anti-totalitaria


Hoy también se tortura a la gente. Muchos prisioneros son torturados para hacerles hablar. 

A diferencia de la Iglesia de Cuba, la de Venezuela siempre fue combativa y apegada a los principios democráticos, en lo que va del siglo XX, y a la libertad en general, a partir del 19 de abril de 1810, cuando el padre Bartolomé De Las Casas le pidió gestualmente a su feligresía que rechazaran al Capitán General Vicente Emparam. Orden que entendieron los asistentes al Cabildo de Caracas, y que terminó con la conocida frase–. Si ustedes no quieren mi gobierno, yo tampoco quiero mando.
Esta tradición se manifestó nuevamente el 1° de mayo de 1957, cuando Monseñor Rafael Arias Blanco, Arzobispo de Caracas, hizo leer en todos los púlpitos de Venezuela una Carta Pastoral en la planteaba críticamente las necesidades de los problemas de la clase trabajadora y recordaba el apego doctrinario de la Iglesia a su doctrina social. La voz de la Iglesia sacudió la conciencia nacional y encendió la primera chispa de la subversión. En un país de rigurosa censura de prensa, fue el primer grito de libertad.
A partir de la elección de Karol Józef Wojtyła en 1978, en el Vaticano dejó de ser tolerante con las tiranías, de izquierda o derecha, y más bien se dedicó a hacerse perdonar las acciones u omisiones cometidas durante las épocas del nazi fascismo, el salazarismo y el franquismo en Europa.
Juan Pablo II en 1979 y Benedicto XVI en 2006 visitaron el campo de extermino de Auschwitz. El último Papa en hacerlo fue Francisco I, quien lo hizo en silencio, pero después explotó en un discurso improvisado –: Fui a Auschwitz y Birkenau para recordar lo ocurrido hace 70 años… ¡Cuánto dolor! ¡Cuánta crueldad! ¡Cómo es posible que nosotros, hombres, creados a semblanza de Dios, hayan sido capaces de hacer lo que  hicieron… No querría agobiarles, pero debo decir la verdad… La crueldad no se acabó en Auschwitz o en Birkenau. Hoy también se tortura a la gente. Muchos prisioneros son torturados para hacerles hablar. Es terrible… Y hay mujeres y hombres hacinados en cárceles como animales. Hoy existe esta crueldad.

La relevancia del purpurado Arzobispo de Mérida

De ahí la relevancia del nombramiento realizado el domingo por el Santo Padre al purpurar al Arzobispo de Mérida, Baltazar Enrique Porras, tiene un mensaje muy claro parta el oficialismo. Baltazar Porras es Licenciado en Teología y Doctor en Teología Pastoral en la Universidad Pontificia de Salamanca. En 1983, Juan Pablo II le nombró obispo auxiliar de Mérida, y le consagró como Arzobispo de Mérida en 1991. El nuevo cardenal venezolano  está considerado unos de los historiadores más acuciosos de la Iglesia Católica venezolana, así como un prelado muy querido por el pueblo venezolano.
Como lo recuerda el diario El Nacional del lunes, Porras ha tenido varios encontronazos con el régimen narco-comunista. La última agresión, empero, no fue hacia su persona si no contra la dignidad de 5 seminaristas en Mérida, a quienes los colectivos oficialistas interceptaron, desnudaron, golpearon brutalmente y quemaron sus ropas; el 1° de julio próximo pasado.
El chavo madurismo se enemistó con el ahora Cardenal Porras a raíz del golpe del 11-A del 2002.
Chávez, temblando de miedo porque creía que creía que los militares golpistas le iban a dar matica e´café, pidió que Monseñor Porras le acompañase a Fuerte Tiuna. Chávez Al día siguiente, le pidió al Cardenal Ignacio Velasco que se montara con él en el helicóptero que lo llevaba a la Isla de la Orchila, pues había soñado que sus aprehensores lo iban a zumbar al agua desde la aeronave… Fueron dos testigos de la cobardía del Comandante Eterno, de la cual también dio evidentes demostraciones durante el infausto 4-F de 1992, mientras el resto de los militares subversivos sí habían cumplido con sus objetivos.
Aunque ni Porras ni Velasco hablaron, su sola presencia fue afrenta contra el culto a la personalidad de Chávez, y la posterior mitomanía que se ha pretendido sembrar con educación, propaganda y contrainteligencia militar. La famosa negación de la realidad o esquizofrenia a la que se refiere Gloria Cuenca o socio patología del poder, como la definió mi compañero profesor de posgrado Javier Mayorca, fallecido hace un par de años, a quien Dios le concedió el don de ver el país sin máscaras; se opone tenazmente a bajar del pedestal al líder de la chequera que caminaba por América Latina.
No me extrañaría para nada que el viraje de Chávez del catolicismo a la santería se haya iniciado con este odio irracional a los prelados de la Iglesia.
No las tiene nada fácil Baltazar Cardenal Porras si se queda en su Arzobispado. Mérida, para mis seguidores del extranjero, tiene tres fuentes de ingreso: el situado constitucional o cuota parte del presupuesto que el gobierno le asigna a los gobernadores, el turismo y las universidades e institutos universitarios.
Dada la voracidad de Alexis Ramírez, gobernador de la entidad, y sus compinches, el situado se lo tragan de un bocado, y aún quedan muertos de hambre. El turismo cada vez más se viene a menos. De 4 universidades, 3 son de oposición y una, la de las FFAA o Unefa, cuyas autoridades simpatizan con el  narco-régimen o son fichas del PSUV. De hecho, pese a que los agresores de los seminaristas fueron grabados y plenamente identificados, Ramírez se rehusó a emprender ninguna acción en contra de los paramilitares gubernamentales.
Si se tiene que venir a Caracas, hecho que pudiera ocurrir cuando Jorge Cardenal Ulrosa, al cumplir 75 años –sucederá el año que viene– renuncie, y su voluntad sea aceptada por el Papa, se enfrente contra los castro-comunistas, que aún seguirán empoderados si quienes pueden torcer el destino fatal que nos aguarda deciden hacerlo.

De cualquier manera, el gesto de Francisco I me suena como una bofetada papal.

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