jueves, 8 de marzo de 2018

Secreto a voces

Que sea esto solo entre tú y yo:
No importa que lo sepa todo el mundo
mientras sólo sea entre tú y yo.
Nano: Un secreto a voces

Por lo tanto mi alma está fuera de vista,
muda, sin ataduras:
mi espíritu débil, incapaz de mirar de frente,
cuelga descontento, como una flor mordida
.
George Herbert: Negación

Un camello es un caballo



Desde la óptica comunicacional, el secretismo y la negación son las armas más eficaces con que cuenta Maduro.
Según el DRAE, secretismo es un modo de actuar en secreto con respecto a asuntos que debieran manifestarse. Chúo Torrealba, en una emisión en Vladimir a la una, le recordó a la oposición tolerada, esa misma que él coordinó y dirigió como Secretario General de la MUD, que abstenerse no era estrategia alguna y que, si contaba con otra para después del simulacro electoral, debía exponerla antes del lo antes posible. Asimismo, le exigió a Falcón –a quien ya denominan en las redes sociales Falsón y Farsón– que desvelara cómo piensa con su chiripero echar de Miraflores a Maduro, si es que esa fuera su intención. Empero, el documento emanado el miércoles de las fracciones reunidas en la UCV donde supuestamente se iban a presentar estas dos solicitudes, terminó siendo un camello, o el dibujo de un caballo aprobado por el comité[1].
Lo peor del secretismo no es que termine procreando equinos y no camélidos, sino su violación consuetudinaria de la libertad de información de los ciudadanos de a pie y que, como todo germen patógeno, también infecta a los opositores.
Aclaro el punto. Si usted está conspirando, no puede manifestarlo fuera del círculo conspirativo, para evitar que le pase lo que les ocurrió a los oficiales del Batallón Ayala, quienes por un chivatazo de una teniente sapa, cayeron en manos de Diosdado.
Pero, si para usted es evidente lo que sucede a ojos vistas, que el régimen es una dictadura comunista –ninguna de ellas ha salido por las buenas–, que nada hará cambiar el rumbo económico tomado por Maduro, que a los desgobernantes les importa un pito que se mueran de hambre y mengua los venezolanos, que no habrá ayuda humanitaria –para mantener los mega–guisos de los enchufados–, que cada día más hay mayor deslinde entre los azules y los rojos, que Henry Falcón y Eduardo Fernández –entre otros– se pasaron para los rojos, que lo hicieron por algún motivo oculto –pecuniario o porque son rehenes del gobierno junto a Zapatero­–; si usted, repito, está claro sobre lo que aquí se cocina aquí y ahora y, con el corazón en la mano, se siente opositor, no exista ninguna razón para que se meta en la tribu del secretismo, a menos que le dé culillo expresarse, pues el miedo es libre.
El secretismo, como rasgo patológico en la oposición puede ser explicado por Teoría de la Espiral del Silencio. Elisabeth Noelle-Neuman, su autora, parte de la premisa de que al ser los humanos animales sociales, rechazan atávicamente al ostracismo y, en consecuencia, carecen del valor para subsistir como lobos solitarios. Por eso, se conciencian sobre las ideas en boga –que ascienden, en espiral–, y las que pasan de moda –descienden, en espiral–. Si se cree que las ideas de uno ascienden, se expresan con libertad; si se cree que descienden, se la calla. Cuando una idea, una ideología domina a los medios, la disidencia se repliega sobre sí misma.

Mamá Tigre, secretismo y tribalismo



Esta teoría fue recientemente ampliada por Amy Chua, mejor conocida como Mamá Tigresa, profesora de Yale University, conferencista y autora de aclamados ensayos, quien acaba de publicar Political Tribes: Group Instinct and The Fate of Nations, donde explora la fuerza destructiva del tribalismo político y cómo ésta está socavando a EEUU, dentro y fuera del país.
Chua cree que  los internacionalistas yanquis miran a los demás países como Estados Unidos potenciales. Cita ejemplos sobre Afganistán, Iraq y Vietnam, donde se ignoró al tribalismo, motivo por el cual la existencia de millones de personas se arrojaban al caos.
Ahora le ha tocado a la primera potencia del globo experimentar en carne propia las divisiones tribales, y su supuestamente integrado mega–grupo se desmorona a ojos vistas–: La raza divide a los pobres y la clase a los blancos. Hoy ningún grupo se siente cómodamente dominante en EEUU. La izquierda cree que el tribalismo de derecha –intolerancia, racismo– está acabando con país. La derecha cree que el tribalismo de izquierda –política de identidad, incorrección política– está acabando con el país. Lo paradójico es que ambos tienen la razón.
La docencia le permitió vaticinar la victoria de Trump–: Hablé con muchas  personas que juraban que Trump no podía ganar. Pero, incluso mis padres, inmigrantes  chinos, votaron por él.
El ascenso de Trump la llevó a actualizar capítulos enteros de Political Tribes lanzado finalmente en enero de este año y ya convertido en un best-seller–: Llegué a creer que los habitantes del Tercer Mundo reaccionaban de manera diferente a los de EEUU. Y fue una equivocación, no sólo mía sino de la mayoría de nuestros políticos, pues desestimamos la posibilidad que el elector pudiera sentirse atraído por el populismo, la demagogia o el nacionalismo étnico. La realidad me pegó en la cara, como una bofetada, y por eso rehíce el libro. Uno de sus primeros temas es que la dinámica política en EEUU, cada día más parecida a la del Tercer Mundo.

En Venezuela la libertad de expresión está sujeta "a ciertas restricciones"




La anomia en el liderazgo político que padece Venezuela, ha logrado que muchos se encierren en sus tribus –empresariales, militares, religiosas–. El problema es que a dichas tribus no las dirigen caciques en la acepción antropológica del vocablo –jefe en algunas tribus de indios de América Central y del Sur–; sino en el segundo y último que  define el DRAE:
2. Persona que ejerce mucho poder en los asuntos políticos o administrativos de un pueblo o comarca. Ejemplo: Valiéndose de su dinero e influencia el cacique logró controlar los votos de los lugareños.
3. Persona déspota y autoritaria.
Las tribus del régimen siguen a pie juntillas las órdenes del cacique Castro, las cuales repiten como loros. Las de la oposición actúan conforme al eslogan más pedorro de la publicidad oficial de la IV República. Al preguntárseles que cómo va eso, responden: Falta mucho por hacer pero… ¡estamos trabajando! Desde luego, hay excepciones que se saltan  la regla del secretismo, como la Conferencia Episcopal que llama al pan, pan y al vino, vino.
La libertad de información comenzó como valor ético durante la Ilustración, creció con la Revolución Francesa y floreció con la Revolución Industrial, cuando el lanzamiento simultáneo de productos y servicios cuya única o mayor diferenciación eran sólo sus marcas, hizo aparecer la publicidad en la prensa, el único medio disponible de gran circulación a finales del Siglo XIX.
Allí nacieron los periódicos independientes, que no sólo vivían del pregón sino de los anuncios y, desde estas nuevas tribunas –con el visto bueno de los anunciantes–, se estableció en Inglaterra la alfabetización como un proyecto estatal gratuito y obligatorio, para convertir a los siervos de la gleba, emigrados del campo, en trabajadores y, por ende, consumidores.
A medida que la red fue perfeccionándose y extendiéndose con la radio y la televisión, las democracias occidentales legislaron sobre la libertad de información, reconocida por la ONU en 1946, y refrendada en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948). En ella se obliga a signatarios a aplicar el derecho de sus residentes a investigar y recibir informaciones y opiniones, así como difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión. Por eso, también a la libertad de información se la considera como un corolario de la libertad de expresión en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966) y la Convención Americana sobre los Derechos Humanos.
Los gobiernos autoritarios y las instituciones en las cuales éstos se atrincheran son enemigos acérrimos de la libertad de información. En Cuba, a la caída de Fulgencio Batista, el gobierno comunista adoptó un modelo hegemónico comunicacional ya sido ejecutado en el Caribe por el tirano Rafael Leónidas Trujillo. En Perú sucedió lo mismo con el dictador militar comunista Juan Velasco Alvarado (1968–75). En Venezuela el guión es el mismo. El resultado, en los tres casos, fue la suspensión de derecho de la libertad de información –como en Cuba y Perú– o de facto, como en Venezuela–.
El caso actual de Venezuela es dramático, pero no único.

Las refinerías de López Obrador se conectarán al gasducto de Chávez



México, el país con la mayor población hispanohablante del globo, cuenta hoy con 125 millones de habitantes, de quienes 10 millones son ricos, 10 millones de clase media y 100 millones de pobres.
Como fue una de las colonias que más tardó en independizarse de España, estuvo sometida a la nefasta influencia del Tribunal del Santo Oficio –la Inquisición– que sólo permitía la enseñanza del castellano oral, para que los aborígenes conversos aprendieran el catecismo y los rezos de memoria, y pudieran recitar sus letanías durante los servicios religiosos. Así nació una cultura de la muerte, celebrada majestuosamente una vez al año, el Día de los Santos Difuntos, pero legitimado a diario por los asesinatos de los carteles de la droga, que ya llevan más de 30 mil crímenes para mantenerse en el poder.
No hay duda que la condena a la ignorancia masiva del pueblo mexicano ha sido una de las causas de la terrible historia política azteca, donde siempre parecieran ganar los malos y todavía hoy, Andrés López Obrador, uno de los candidatos a las próximas presidenciales con mayor opción, promete arreglar la economía invirtiendo billones de dólares en la construcción de 17 refinerías estatales, un plan anacrónico pues el futuro del petróleo como commodity está más que cuestionado por la crisis del efecto invernadero. Este planteamiento sólo se compara en su estupidez con el gasducto que Chávez quería construir hasta Argentina.

Psicopatía de la negación

Vea usted qué sucede con la negación. Según Psicólogos en Madrid EU, se trata de un mecanismo de defensa donde el individuo ignora o rechaza aquella realidad que le resulta indigerible, y que de reconocerla le obligaría a tener conciencia de sus emociones y en ocasiones a tomar alguna acción al respecto. Ejemplos de negación dan a diario los  jerarcas de la dictadura venezolana cuando declaran que aquí no hay crisis humanitaria, el petro resolverá la inflación o los jóvenes ingresarán a las universidades privadas con el carnet de la patria.

En Venezuela no hay crisis humanitaria... "¡Cállate, idiota!"



Pero esa negación tiene un componente perverso cuando incluye la posibilidad de que el régimen le pague a mercenarios intelectuales, como parece haber sido el caso del abogado estadounidense Alfred de Zayas –quien se definió como trabajador a destajo al servicio de la ONU–.
Tras visitar el país, por 8 días, este Perry Mason de los Derechos Humanos concluyó que en Venezuela no había crisis humanitaria, a diferencia de naciones de África o Asia donde hay conflictos bélicos y hambruna […] Desde luego hay escasez, zozobra y desabastecimiento pero quien haya trabajado por décadas para la ONU y conozca la situación de los países de Asia, de África y algunos de América, sabe que la situación de Venezuela no es una crisis humanitaria–, declaró en Telesur.
El experto independiente llegó a Venezuela el pasado 27 de noviembre y aseguró haberse reunido con funcionarios del régimen, víctimas de violaciones de DD.HH. y de la violencia guarimbera para conocer la situación política, económica y social del país. También, afirmó haber tenido encuentros con algunos opositores, Fedecámaras, la sociedad civil, ministros del gabinete y la Iglesia. En su apretada agenda, visitó misiones sociales y supermercados para tener una impresión no completa en ocho días, pero de buena fe sí informarme cuál era la situación. Pero de Caracas no salió, y sus recorridos no lo apartaron mucho del hotel de 5 estrellas donde estuvo hospedado.
Rechazó las solicitudes para que observara situaciones puntuales al considerarlas como una injerencia a mi independencia, yo soy el relator, yo determino mi programa, yo sé qué información es pertinente, sin embargo no quiero que me dicten el informe y algunas organizaciones no gubernamentales me sugirieron de forma poco cortés con cartas insultantes, diciendo qué más hacer cuando estaba Venezuela. Finalmente declaró que: El discurso actual de crisis humanitaria por parte de voceros de EEUU, además de ser inválido, sólo persigue el cambio de régimen en Venezuela, desde 1999, muchos Estados quieren cambiar el régimen en Venezuela, destruir la Revolución Bolivariana y abrogar todas las leyes sociales adoptadas en los mandatos de Chávez y Maduro.
Fue tal el escándalo que sus declaraciones causaron que, hace un par de días,  Zeid Ra’ad Al Hussein, alto comisionado de la ONU, descalificó al proceso electoral y cuestionó la vigencia de los DD.HH. en Venezuela... pero ya el mal estaba hecho, y su no vinculante respuesta se tardó 4 meses en llegar.
También el DRAE define a la Libertad de expresión como: El derecho a manifestar y difundir libremente el propio pensamiento. Ante la pregunta que el periodista Oscar Haza le hiciera a Vladimir Villegas en el programa que el animador venezolano hiciera en Miami sobre si en Venezuela había libertad de expresión, el venezolano se salió por la tangente con un gracejo–: Se imponen ciertas restricciones. 
Para la Enciclopedia Universal, la libertad de expresión constituye uno de los derechos humanos fundamentales humanos y está presente la mayoría de los sistemas democráticos. Consiste en la posibilidad y facilidad de manifestar libre y públicamente por cualquier medio una opinión, un pensamiento o proponer una acción, así como a ser protegido especialmente en el ejercicio de ese derecho frente a quienes de cualquier modo o manera pusieran impedirlo, estableciéndose para tal fin procedimientos judiciales sumarios. O sea, Vladimir, que no hay libertad de expresión en Venezuela, pese a que a ti te dejen pasarte de la raya amarilla, a veces, para intentar demostrar lo contrario.

Dicen que les pagan para hablar mal de Borges y Ramos




Pero, en la actualidad hay casos más graves que los del canalla despreciable, como llama Eleonora Bruzual a de Zayas. Según el portal Venezuela en noticias, hay un grupo de bolichicos que estarían financiando la guerra sucia contra Henry Ramos Allup y Julio Borges, por encargo de Maduro. Los nombres de los patrocinantes –así se hacen llamar– son Gustavo Pérez, Julián Márquez, Juan Ferrer y Antonio Mosquera, pero sus micro–biografías y datos se han esfumado de las redes sociales. Sobre el único que aún hay información es Guillermo Romero, quien funge como Gerente General de Perforosven, empresa mixta de PDVSA y ROSNEFT –petrolera rusa– para explotar el gas de la Faja del Orinoco.
Esta vez el chivatazo lo dio José Aldana, quien trabajó por más de un año en laboratorio de guerra sucia, e informó que éste lo dirige Hanna Georges y opera desde una exclusiva oficina ubicada en el suntuoso edificio empresarial de la 8333 NW, 53rd St, de Miami.
La distribución de los fondos los hace ella misma –Hanna Georges–, quien es también la que distribuye las ideas y los recursos; es decir, la mente maestra del laboratorio­–: denunció Aldana. En esta oficina se crean y coordinan matrices de opinión contra la Asamblea Nacional, para que su liderazgo sea valorado con poca credibilidad. Sin embargo, son otros los actores externos que se encargan de ejecutar las directrices de Georges.
Quien recibe más dinero para hablar mal de quienes se destacan en la oposición es Reinaldo Dos Santos, astrólogo, conocido como el Profeta de América, quien recibe 25 mil dólares mensuales para crear falsas profecías y perjudicar a los dirigentes de oposición.
Patricia Poleo, periodista audiovisual, estaría en segundo lugar, con 12 mil dólares mensuales; mientras que a Fernando Viloria, novelista y twitero, le dan 10 mil. Este último maneja de varias redes influyentes, y con ellas se encarga de difundir las matrices de opinión ideadas en el laboratorio de guerra sucia.
Durante un largo tiempo estuve escribiendo mal y gratis sobre Julio Borges y Henry Ramos por este blog. Lo juro. Y fui tan bolsa que no supe encontrarle el lado productivo a la maledicencia en opináticosinoficio@blogspot.com. Intenté localizar a la señora Hanna Georges para mandarle mis files, a ver si le gustan y paga por ellos algunos cobres sobrantes, los que no les pagó a Aldana. Pero según la Guía Blanca, nadie con ese nombre vive en Miami. Y la Guía Negra deben tenerla guardada en el armario secreto de la Biblioteca de Londres, al lado del Necromicón. Como moraleja, un secreto que comparten más de dos es un secreto a voces.




[1] Sir Alexander Issigonis, ingeniero inglés que diseño el famoso Mini Cooper (1959).

No hay comentarios:

Publicar un comentario