miércoles, 4 de septiembre de 2019


Ayúdame, María Elena. a ver un futuro mejor

Luis García Planchart

Nota: El siguiente texto es mi respuesta a un e mail de María Elena, sobre su comentario a mi artículo publicado ayer -"La estrategia bisagra"-. María Elena es amiga entrañable de mi juventud, y vive desde hace años en  Estados Unidos. Ella es hija de un coronel del Ejército de Venezuela, cuando éste era "forjador de libertades" y no, como lo es ahora, "forjador" de indignidades. Su papá murió joven, no sin dejar un buen recuerdo por su honestidad y talento como músico y melómano, con la colección de acetatos más grande que yo recuerde..


Los chicos malos de la partida

Querida María Elena:
A mi entender, nadamos en un mar de hipocresía en América Latinadonde se mezclan la economía y la política, y manda la primera. Explorar sus profundidades me llevaría otro libro, como "Narcotráfico,Inc.", que edité en este mismo blog,  por lo que sólo te citaré algunas de mis reflexiones:
Para acabar con el narcotráfico, no basta con deshacerse de los capos de los cárteles, llámense Pablo Escobar Gaviria, El Chapo Guzmán o el venezolano Walid Mackled.
Así como el crimen organizado sacrifica 10% de sus alijos para "coronar" al 90% restante, está obligado a liquidar a su misma gente, echándole sus cadáveres a los "leones mediáticos", sobre todo cuando los capos intentan meterse a políticos profesionales, como sucedió con Escobar -quien se hizo, prácticamente, dueño de Medellín-, o Mackled -quien aún sería alcalde de Valencia, a punta de línea blanca fabricada en su planta de Carabobo-.
Si no se hace nada con los consumidores, cualquier proyecto contra el narcotráfico está condenado a fracasar.
Hacer algo sólo ofrece, a mi entender, dos opciones: o los gobiernos les venden directamente a los adictos -como sucede, parcialmente al menos, en algunas entidades de la Unión Americana, Holanda y Uruguay–; o matan a los narcotraficantes y meten en celdas acolchonadas a los adictos, para que no se suiciden por abstinencia -si sobreviven bien, y si no, también-, como ocurre en China, Indonesia y Vietnam.
La pregunta sería: ¿está dispuesto EEUU a adoptar alguna de estas dos opciones contra 30 millones de narcoadictos a las drogas fuertes, en su propio territorio?
Aunque la respuesta fuese afirmativa, que lo dudo, ¿cómo enfrentar la presión de sus fabricantes de armas, las empresas farmacológicas que producen los precursores para la coca, países como Afganistán que cultivan y exportan los opiáceos y la banca -especialmente canadiense, británica y estadounidense-, que lava el dinero sucio de los carteles?
Por si lo anterior fuera poco, gobiernos como los de Bolivia y Venezuela, alineados con el Foro de Sao Paulo, ya se quitaron la careta.
Maduro mantiene al ELN y las FARC en tierra de nadie, entre Colombia y Venezuela, en lo que se denomina “efecto bisagra”.
Evo es responsable del más reciente y espantoso incendio de la Amazonía, pues promovió la deforestación de las áreas contiguas a Brasil y Paraguay por los cultivadores de coca.
Además, hay una conchupancia mediática extremo-izquierdosa, a escala global; en algunos casos por una clara infiltración ideológica de los comunistas y teóricos de la teología de la liberación, combinada con los oscuros intereses económicos de los dueños y concesionarios de los medios y los tontos útiles que trabajan en ellos -a mi entender, el rasgo más nocivo y perjudicial de ignorancia del comunicador social-.
Para la prensa, "malos" son Bolsonaro y Trump, a Nicolás y Ortega los mencionan ahora en bajo perfil y Macrón es el mejor y más reciente protagonista estelar de las primeras páginas en todo el mundo, por qué pidió la intervención colonialista de Brasil, y aseguró que su nación debía fortalecer al Ejército para protegerse del imperialismo yanqui -a lo cual Trump le respondió, en una noticia poco difundida, que el EEUU le había sacado las patos del barro a Francia en dos guerras mundiales-.
Asimismo, a los periodistas les parece muy bueno que la corrupta Cristina vuelva a ganar en Argentina, para "equilibrar la balanza". Lo cual, de darse implicaría, como asegura Mario Vargas Llosa, que el país que creó el maestro y general Domingo Faustino Sarmiento, retrocederá "de la civilización a la barbarie", como pasó con el nuestro.
Apreciaría muchísimo, María Elena, me ayudes a descubrir sobre qué podemos hacer. A mi edad, me siento frustrado, decepcionado e impotente al tener que legarle a mis nietas, Olivia y Sofía, un mundo peor del que recibí de mis padres. Y expatriado como estoy de un país que ya no es mío, sino propiedad privada de la canalla castrochavista que lo desgobierna, destruyó y explota hasta verle el revés a la olla, mi visión de futuro es cada vez más negra.
Besos, TQM.
Luis Antonio

No hay comentarios:

Publicar un comentario