domingo, 29 de septiembre de 2019

Maduro también quiere cogerse al oro y al moro

El materialismo y la codicia ya es una forma de vida
para el ser humano que pronto será consumido por ello.
R.H. Pérez

Luis García Planchart 

Los incendios de los moros


 Instalaciones petroleras de Aramco, incendiadas por los fundamentalistas iraníes

A raíz de los ataques iraníes contra las instalaciones de Aramco, los precios del petróleo, que habían permanecido durante los tres primeros trimestres, aumentaron a principios de mes, hasta llegar casi a los 80 dólares por barril de crudo (bpd), conforme indicador Brent.

Aunque el presidente Trump anunció medidas contundentes contra los responsables de esta acción, mientras Arabia Saudita termina de reparar los daños a su infraestructura energética, los daños infligidos han reducido aproximadamente a la mitad de la capacidad productiva de la monarquía islámica, equivalente al 5% del suministro mundial de petróleo.

El ataque fundamentalista cambió las reglas del juego en economía global, y, aunque Trump le dio la bienvenida al aumento del bpd en función a la productividad y autonomía de su país, cierne sobre el primer mandatario estadounidense la más que probabilidad de una crisis económica mundial, al estilo de la burbuja inmobiliaria del 2008, la cual le daría la victoria a cualquier candidato demócrata en las elecciones del 2020.

Además, los adversarios de Trump han desata en su contra un impeachment –o intento de defenestración–, que, a mi entender, terminará en un final parecido al que se le intentó a hacer a Bill Clinton, en nada o sólo en una manera de mermar su apoyo comicial, y, por ende, su poder ejecutivo.

El as bajo la manga de Trump


Para evitar lo que se le viene encima, Trump tiene un as bajo la manga, y ese as se llama Venezuela, por varias razones.
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La participación d Estados Unidos en una guerra entre Arabia Saudita e Irán, no sólo le costaría miles de bajas a la Unión Americana, sino que pudiera convertirse en un cuento de nunca acabar, como sucedió con la guerra contra Sadam Hussein; y, eventualmente, en otro engendro para parir monstruosos grupos terroristas como Al Quaeda e Isis.

Una intervención militar en Venezuela no sólo contaría con el visto bueno de la mayoría de los países que apoyan a Juan Guaidó como presidente interino. Habría bajas estadounidenses, sin duda alguna, pero no serán miles sino centenares los embanderados con barras y estrellas.

Trump podría reírse de moros y cristianos, si pudiera anunciar que cuenta en su traspatio con la mayor reserva petrolera del planeta. Además, el proyecto de reconstrucción de Venezuela sería responsable de un crecimiento sin precedentes en el PIB mundial.

Probablemente sea por eso que las medidas contra los usurpadores y cómplices les atenazan cada día más. A la negación y retiro de visas para oficiales de las Fuerzas Armadas Bolivarianas con rango superior a coronel o capitán de fragata y burócratas con jerarquía mayor a viceministros, se suma la congelación de sus activos en Estados Unidos y la Unión Europea, así como la apertura de juicios por delitos imprescriptibles.

Esto lo saben los implicados, y, amén de los metales nobles y minerales que el régimen saca de la Orinoquía a los coñazos, para pagarle la represión contra los civiles inermes del crimen organizado, son ahora los miembros del apparatchik quienes les están metiendo la mano al oro.

El frustrado vuelo de Víctor Fossi


Fossi y Rojas. arrestados por contrabando de oro en Florida

Según el Panam Post del 25 de los corrientes, el FBI detuvo al piloto Víctor Fossi Grieco y a uno de sus acompañantes, Jean Carlos Sánchez Rojas, tras aterrizar y parquear en el área de aviación general del aeropuerto de Fort Lauderdale, Florida, Estados Unidos.

En la nariz del lujoso jet ejecutivo, los agentes federales hallaron lingotes de oro, con un peso aproximado de 209 Kg, y un valor de mercado cercano a los 9 millones 200 mil dólares.

Fossi Grieco, piloto de la aerolínea Estelar, cuya propiedad se atribuye a Raúl Gorrín, presidente de Globovisión y supuesto testaferro de Diosdado Cabello, posee asimismo cuatro compañías en Florida. 

Además de los sujetos ya mencionados, en la aeronave viajaban otras personas, que habían recibido un aventón. Uno de ellos le informó al FBI que la intención de los detenidos –según La Patilla– era vender el oro en Estados Unidos, y agregó que la organización ya ha había contrabandeado dos embarques similares.

Pese a que el soplón esperaba una recompensa por su delación, al resto de los viajeros les retiraron las visas, y les echaron del país, embarcándolos de manera expedita en un vuelo a la República Dominicana.

Los atracos comunistas al oro de ayer y hoy


Lo sincrético del asunto es que el 14 de septiembre próximo pasado, se cumplieron 83 años del mayor atraco ocurrido en el Siglo XX contra las reservas de oro de alguna nación moderna, en este caso España, cometido por dirigentes de extrema izquierda del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

Caía entonces ese esperpento político denominado la II República, donde, en nombre de la Revolución Proletaria y otros epítomes del marxismo leninismo, se llevó a la guerra civil a un país europeo que no se merecía tal destino, se probaron las armas mortíferas que después se usarían en la II Guerra Mundial y se llegó, en el conteo final, a más de un millón de muertos, 30 mil prisioneros y millones de migrantes esparcidos por el mundo entero.

A fin de garantizarse el resuelve, y en vistas a la inminente caída del régimen comunista, un grupo de bandoleros –compuesto por cerrajeros, sindicalistas y pistoleros de la guardia presidencial–, violentaron las puertas del Banco de España y su Caja Fuerte, y se llevaron 510 toneladas en monedas y lingotes –lo que era entonces la cuarta reserva de oro del mundo–, y cuyo valor actualizado en peso sería de 12 mil 500 millardos de euros, o 20 mil millardos añadiéndole el valor numismático..

No contentos con el cuantioso botín, los delincuentes acudieron al resto de bancos madrileños, violentaron las cajas de seguridad y cargaron con todo lo de valor que había en ellas.

Los atracadores actuaron bajo órdenes directas del presidente del Gobierno, Francisco Largo Caballero y del Ministro de Hacienda, Juan Negrín; ambos altos dirigentes del Partido Socialista Obrero español (PSOE), pero a las espaldas del jefe del Estado, Manuel Azaña, y de las Cortes o Parlamento Español.

Con dicho mandato, los pillos trasladaron el oro a los barcos soviéticos Kine, Kursk, Neva y Volgoles, surtos en el puerto de Cartagena, pero se embolsillaron lo de las cajas de seguridad –ni pendejos que hubieran sido–.

Por su parte, Josef Stalin se quedó con el embarque –llamado el Oro de Moscú–, y, una vez caído el régimen republicano, nombró a Juan Negrín como presidente de España en el exilio, creó una radioemisora republicana y un parlamento de utilería, y estableció una escuela de sicarios, donde se gradúo Ramón Mercader, el asesino de León Trotsky; en fin, invirtió cuatro duros, y se cogió al oro y al moro.

A Maduro se le acaba la gasolina, y, como los comunistas españoles del siglo pasado, saca toneladas de oro, no sólo a Rusia sino también a Turquía, y no en barcos sino en aviones. Pero a semejanza de los atracadores de ayer también los delincuentes menores de hoy también quieren lo suyo, e imitan al tirano, cargando con sus lingoticos a Estados Unidos. Menos mal que el FBI los estaba esperando.

Fotos cortesía de Pan Am Post.

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