viernes, 1 de enero de 2021

 

La medicina es la continuación de la política por otros medios

 

 

Luis García Planchart

 

 

El arte de la guerra es la habilidad para destruir a los hombres;

el arte de la política es la maña para engañarlos.

Jean-Baptiste le Rond d’Alembert:

Mélanges de littérature, d'histoire et de philosophie, Tomo V

 

Breve crónica “De la Guerra”

 

 

Carl Philipp Gottlieb von Clausewitz nació en Magdeburgo, el 1 de junio de 1781, y falleció en Silesia, el 16 de noviembre de 1831. Fue general, historiador y teórico de la ciencia militar moderna, y se le conoce por su tratado, “De la guerra”, donde analizó –en 8 tomos– la naturaleza de los conflictos bélicos, sus motivaciones y ejecución, añadiendo recomendaciones sobre táctica, estrategia y filosofía.

 

 “De la guerra” es un tratado militar, como también lo son “El arte de la guerra” de Sun Tzu –escrito entre el 526 y el 221 ADC– y “El príncipe”, de Nicolás Maquiavelo,  pero el texto de Clausewitz pretende ser un ensayo ético acerca de la razón y el devenir de la guerra y sobre la postura que el soldado profesional debe adoptar  ante ella; resiliencia resumida en la versión distorsionada de una de sus frases: “La guerra es la continuación de la política por otros medios”.

 

“De la guerra” no sólo transformó y modernizó a la pedagogía castrense en Occidente, sino que se extrapoló a los estudios avanzados sobre la gestión empresarial, la publicidad y el marketing.

 

La nueva  guerra por el poder global

 

Hoy, en referencia a la guerra global desatada con la manipulación mediática en el mal llamado “mundo libre”, pudiéramos parafrasear la frase de Clausewitz así: “La medicina es la continuación de la política por otros medios”. Así lo hicieron los milmillonarios que aspiran a dominar Occidente, y que van a seguir haciendo si no se les pone un parado.

 

Lo primero a entender es el sentido verdadero del pensamiento de Clausewitz. La cita real, según “La Vanguardia” de España, es: “La guerra no es un acto político”. En nuestro caso, la medicina tampoco es un acto político, sino un “instrumento político”, o, dicho de otra manera, representa la continuación de las relaciones políticas y su desempeño por otros medios.

 

Clausewitz creyó que el militar estaba obligado a subordinarse a los designios del gobierno, y no al revés. También así lo creen los Soros, Gates y Slim y demás que constituyen la cúpula que maneja las finanzas y la comunicación social del mal llamado “mundo libre” respecto a los médicos que opinan sobre la pandemia. Aunque los galenos–opináticos no lo sepan o no lo crean, son sus patrocinadores quienes hablan por la boca de otros.

 

Para Clausewitz, no puede emprenderse una guerra sin responder a dos preguntas: qué se pretende obtener con ella y durante ella. La primera respuesta mide el alcance y cobertura de la acción militar; la segunda, determina su objetivo. La histeria global desatada en paralelo a la pandemia, pretende convencer a la Humanidad que, si no hacen exactamente lo que los medios les imponen, enfermarán y morirán de manera horrible.

 

La pandemia, una nueva forma de guerrear

 


 

 Aclaremos, el covid/19 es altamente contagioso y puede causar la muerte particularmente entre los afectados por inmunodeficiencia derivadas de otras afecciones.

 

El covid/19 apareció por primera vez en diciembre de 2019 en Wuhan, Hubei, China Comunista. Pertenece a una familia viral que afecta solamente a los animales, y que, sólo por excepción se ha transmitido en pocos casos  a las personas, la mayoría de las cuales sólo ha sufrido problemas respiratorios de sintomatología leve. Por lo cual la hipótesis de que el covid/19 fue producido como arma biológica no resulta para nada descabellada.

 

Si el virus fue mandado o no a fabricar para dispersarlo y crear la actual crisis, es algo que probablemente nunca sabremos. En todo caso, le vino de perlas a los políticos para concentrar su poder, a costa de las libertades de sus ciudadanos y la destrucción de la economía a niveles inconcebibles hace apenas un año.

 

Lo que sí podemos estudiar es la metodología para la comunicación masiva del mismo del fenómeno, llevados de la mano de Clausewitz, y con nuestras acotaciones en cada tema.

 

Clausewitz (C): No debe emprenderse una guerra sin responder a las preguntas sobre qué se pretende obtener con ella y durante ella. Lo primero es medir su alcance; lo segundo, determinar su objetivo final. Acotación (A): Hay que convencer a la mayoría de las personas de que, si no hacen lo que los amos del poder pregonan, se enfermarán y morirán de manera horrible.

 

C:  Cualquier campaña o batalla tiene partir de un plan que señale sus objetivos, el apoyo logístico y la intensidad requerida. Deberán también conocerse a priori los efectivos y disposición del enemigo. Un plan no asegura la victoria, pero sin él, la derrota es segura. A: Los estrategas al servicio del poder tuvieron que planear esta campaña con años de antelación.

 

C: Las claves del éxito de una batalla son la sorpresa, las ventajas con ñas cuales se llega al lugar elegido y el ataque desde varios frentes. A:  El virus irrumpió simultáneamente en varios lugares no relacionados entre sí, y la desinformación y los fake news también

 

C: El objetivo principal de toda batalla es destruir al enemigo. Por lo cual se exige contundencia, para lograr el mayor daño en el menor tiempo posible. A: El enemigo es todo aquél que no se someta a “la Regla del Oro” de los conjurados, desde un científico que nade contra la corriente, hasta un político que se acerque demasiado a las verdades sobre los orígenes del covid/19, como acaba de sucederle al presidente Donald Trump.

 

C: Aunque el defensor pareciera llevar la mayor ventaja cuando se le ataca, defenderse solamente es incompatible con la victoria, por lo cual hay que considerar a la defensa exclusivamente como una etapa previa al contraataque. A: En nuestra impresión que en el silencio de la mayoría de quienes saben lo que realmente sucede solamente hay miedo, y no voluntad de contraatacar.

 

C: Cuando dos ejércitos chocan, aparecen imprevistos o elementos distintos a lo planeado. Por eso, hay que contar con reservas estratégicas para enfrentar lo imprevisto y desequilibrar una lucha indecisa. A: Con la pérdida global de los medios de comunicación, en manos de la izquierda pro pandemia, en verdad no podemos ser optimistas sobre el futuro de la democracia liberar en el corto o mediano plazo.

 

C: La moral del combatiente multiplica su fuerza. Un soldado bien equipado y alimentado se siente superior. A: Al referirnos a las “anclas” –o periodistas alineados con el proceso–por lo general están bien equipados y alimentados; los que están fuera pasan el trabajo hereje tanto para expresarse como para alimentarse.

 

C: Ganar una batalla no debe llevar al triunfalismo. Desde el principio hay que saber el límite de las fuerzas y no ir más allá, a riesgo de perderlo todo. También hay que distinguir el avasallamiento de la destrucción. A: Creemos que el triunfalismo de nuestros enemigos es la única luz al final del túnel que nos queda para recuperar, no el mundo que perdimos en menos de 365 días –afectiva, cultural, económica, política y socialmente– sino para un renacer, más modesto materialmente pero más rico espiritualmente cuando a la canalla se le caiga la máscara que los separa del hedor creado por ellos mismos.

 

Lo que le falta a Clausewitz, le sobra a Putin

 

Cabe señalar que, en tiempos de Clausewitz, no se conocían ni la Psiquiatría ni la Psicología, tal como las entendemos hoy. Tampoco se manejaban la inteligencia y contrainteligencia en su acepción militar, o la propaganda política.

 

Aún durante la I Guerra Mundial, a comienzos del Siglo XX, los altos mandos desdeñaban el espionaje y los espías. Fue después de la II Guerra Mundial, y durante la Guerra Fría, donde se pulieron dichas actividades con la aparición de las redes sociales, al punto que Vladimir Putin ha desafiado el poder de EEUU con el 10% de lo que invierte esa nación en su defensa, afianzándose en el control de los medios convencionales y digitales, y con varios éxitos en su haber, como el Brexit y la manipulación electoral en Norteamérica bajo el precepto de Julio César, “Divide y vencerás”.

 

Para finalizar, vayan nuestros mejores deseos para todos los seguidores de este blog para el año que comienza hoy. Sobre todo, para los médicos, con la esperanza de que dediquen con todo ahínco a su noble oficio en aulas, consultorios, laboratorios y quirófanos, y dejen de parecerse a muñecos de ventrículo. Quienes no puedan resistir la atracción del protagonismo, que, al menos, tomen lecciones de actuación, pues da pena ajena verlos balbuceando en la pantalla chica, ahora que la medicina es la continuación de la política por otros medios.

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