domingo, 30 de octubre de 2011

El hombre pequeño, el pene y la vagina

Honorable matrona de la sociedad capitalina
Cuando comencé a leer rutinariamente la prensa, mis secciones favoritas eran las de Opinión, Sociales y Deportes. La Política no existía en tiempos de Marcos de Jesús Pérez Jiménez, o simplemente su contenido constituía una apología a la dictadura.
Hoy paso por alto a los Sociales pues, como habría dicho mi extinto padre, allí aparece mucha gente decente, pero no conozco a nadie. Y mucho menos a los boliburgueses quienes, contradiciendo las recomendaciones de su líder ideológico Fidel, les encanta observar su nombre en letra de imprenta, preferiblemente rubricada por Osmel Souza.
A los cronistas sociales del pasado les encantaba acuñar frases que, inevitablemente, se transformaban en citas célebres. Una de ellas, la más lapidaria que recuerdo, se empleaba en el contexto del relato de un festejo: Fulana de Tal, honorable matrona de la sociedad capitalina…
Sin mirar la foto que acompañaba el texto, uno podía imaginarse a la Fulana como una persona que había renunciado a los placeres del lecho para dedicarse a acumular sobrepeso, hasta adquirir la forma de una hallaquita –o tamal, para los cuates de afuera-, perdiendo para siempre las líneas que la hicieron alguna vez una mujer deseable.
¿Qué llevaba a tantas señoras solas entonces –y algunas ahora- a refugiarse en los hijos, los nietos y las calorías y no salir en búsqueda del amor, la aventura y una nueva pareja?
Una suerte de percepción idealista de la sexualidad, basada en el pecado original, que no sólo choca contra la naturaleza humana, sino también con otros aspectos socioculturales.
Además, el conflicto existencial y permanente entre el Ser –hedonismo o búsqueda del placer- y el Deber ser –ascetismo o sublimación por sufrimiento-, conduce a quienes lo padecen cotidianamente de un estado esquizoide, que puede desembocar en la neurosis –como lo demostró Freud- o sexopatías que lesionan a terceros y se convierten en procederes antisociales, desafortunadamente aceptados por el colectivo.
Mas no sólo es la religión la que intenta controlar al sexo. También lo hace el Estado, con fines perversos. Como lo aseguran Roberto De Vries y Marina Lander, psiquiatras venezolanos:
La presencia de la corrupción dentro de todos los niveles de nuestra vida pública, nos motiva a demostrar que todo corrupto es un psicópata, con alteraciones graves en su sexualidad y técnicas para obtener placer o poder.
Para reconocer a un corrupto, en un país donde el tema ya es un lugar común, podemos guiarnos un poco mejor por la vida sexual que proyectan que por las decisiones de nuestra justicia, las cuales no pasan de unas cuantas órdenes de investigación gran parte de las veces.

Al explicar por qué los sexópatas de las clases dominantes se han apropiado del inmenso botín de la renta petrolera y la aceptación mayoritaria y pasiva de tanta indignidad por el pueblo venezolano, De Vries y Lander proponen dos posibles hipótesis: O temen que los corruptos ser expiados de sus culpas por enfermos mentales, o se ha creado un estigma social y colectivo donde resulta peor ser loco que ladrón.
El control político del sexo
En los regímenes totalitarios, la idea central es que quien raciona y satisface las necesidades básicas del ser humano tiene y retiene el poder.
Esta idea se evidenció, dramáticamente, en el frustrado experimento nazi de producir arios puros, sin padres ni madres legítimos, criados en hogares Foster, bajo la tutela de ideólogos de la tiranía. Así como en el también fracasado intento de los comunistas soviéticos de promover el amor libre –es decir, irresponsable- entre los y las camaradas.
Los polvos más costosos del mundo
Pero, donde la manipulación de la sexualidad por el Estado alcanza su cénit, es en el espionaje y contraespionaje.
El caso más publicitado ha sido el de Mata Hari, Margarethe Geertruida Zell, bailarina holandesa especializada en la Danza de los siete velos -una versión victoriana del strip-tease-, ejecutada en 1917 por venderle secretos militares obtenidos al enemigo.
Mucho antes de Mata Hari, sin embargo, Emily Morgan, una mulata preciosa –La rosa amarilla de Texas-, sedujo a Antonio López de Santa Anna (1826), y le retuvo en el lecho el tiempo necesario para que las tropas de Sam Houston rodearan al campamento enemigo, y le propinaran una soberana paliza a los soldados mexicanos, quienes dormían plácidamente en el valle del río San Jacinto.
A partir de esa fecha infausta comenzó a desintegrarse la nación azteca, y terminó perdiendo 2/3 del territorio poseído durante la Colonia. Fueron, indudablemente, los polvos más costosos de la Historia.
El burdel de Hoover
Tanto el FBI como la KGB se valieron de artimañas sexuales para recoger información de inteligencia.
John Edgard Hoover, director de la seguridad estadounidense, patrocinó un elegante burdel en los suburbios de Washington, equipándolo con cámaras y espejos one way mirror, como los empleados en las salas de interrogatorios.
Filmó el comportamiento de los asistentes al lenocinio, en su mayoría políticos y empresarios de alta envergadura. La posesión de estos filmes y la amenaza de hacerlos públicos le sirvieron para mantenerse en el cargo hasta el día de su muerte.
En 1963, John Profumo, Secretario de la Guerra del Reino Unido, renunció por sus relaciones íntimas con la corista Christine Keeler, quien, simultáneamente era la amante del notorio espía soviético Yevgeny Ivanov. Profumo lo negó todo en el Parlamento, pero el MI5, organismo de inteligencia interna del Reino Unido, lo comprobó y filtró la información a los medios.
El escándalo indujo la renuncia, tanto de Profumo como del Primer Ministro Harold Macmillan, quienes adujeron problemas de salud.
En una noche tan linda como ésta…
Otro caso donde manda el entorno, es en el del arquetipo de la belleza femenina.
Para el sexo masculino no hay mayores problemas respecto a su estética, pues bien se dice: El hombre es como el oso, mientras más feo más hermoso.
Los hombres que se emparejan con mujeres a las que le llevan 20 o más años de edad, son universalmente admirados.
En el caso opuesto, a las mujeres se las despedaza sin piedad, como sucede en España con la Duquesa de Alba, donde la prensa de corazón no deja en paz a su marido. O con Carmen Martínez-Bordiu, a cuyo cónyuge, José Campos le endilgan una nueva amante cada semana en la televisión ibérica.
Pese a que Don Miguel de Quevedo sostenía que, allí por donde ella mea, ninguna mujer es fea; para las mujeres la estética es un símbolo de estado.
En Venezuela, el ideal se concentra alrededor del Miss Universo. Para parecerse a sus candidatas, las mujeres se someten a cualquier sacrificio: Implantación de prótesis en los senos, mutilación de la nariz, extracción de la grasa del vientre y recolocación en los glúteos, dietas que llevan a la anorexia, entre otras barbaridades.
Dichos tratamientos son, la mayoría de las veces, innecesarios, costosos y hasta contraproducentes. Pero, qué le vamos a hacer: Sin tetas no hay Paraíso.
Lo que es moda no incomoda
Una primera y negativa impresión del significado del ropaje nos la da el filósofo François-Marie de Voltaire:
El hombre sólo disponía de su piel desnuda, la cual expuesta al sol, a la lluvia y al granizo se arrugaba pronto, se curtía y se agrietaba. Al macho lo caracterizaban unas extremidades peludas, que cuales le afeaban sin protegerle. Su rostro estaba, igualmente, cubierto de vellos. Su mentón recordaba una rastrojera con las raíces afuera. ¡Tal era, por tanto, la famosa imagen y semejanza de Dios!
El sexo débil era más repulsivo aún, y más asqueroso cuando entraba en años ¡No hay cosa más desagradable que una mujer vieja y marchita! Sin el sastre y la modista, el ser humano jamás se habría atrevido a comparecer ante otras criaturas vivas. Este animal, incivilizado, pobre y abandonado a sí mismo, ha tenido que ser el más sucio y el más pobre de toda la Creación.

Quizás este mensaje ha logrado que la actividad económica que más beneficios genera hoy en el mundo, en relación a su inversión y gastos operativos, sea la moda femenina. Millones de ingresan a los bolsillos de los costureros más famosos y los confeccionistas de ropa de marcas.
Prueba fehaciente es el enriquecimiento vertiginoso de diseñadores como la venezolana Carolina Herrera y el dominicano Oscar de la Renta, quienes, además, se tutean con los ricos y famosos del jet-set internacional.
No hay actriz de cine o cantante pop que no sueñe con su nombre, impreso en vestidos, fragancias y productos de cuidado personal. Mientras la relación porcentual del gasto en el marketing de jabones de tocador y detergentes no supera a la unidad de su costo de producción, la promoción de prendas, perfumes y cremas de marca sobrepasa el 50%, y a veces alcanza el 70% del PVP.
Hay más que evidencias para afirmar que la usuarias no se ponen lindas para complacer a sus parejas, sino para representarlas socialmente.
Con este eufemismo se encubre el objetivo principal del arreglo femenino: Despertar la admiración, envidia y cotilleos entre las mujeres.
Indudablemente, a todo hombre le agrada la compañía de una chica atractiva, bien maquillada, peinada y vestida. Pero le interesa mucho más su presencia en si misma que su apariencia.
Uno de los descubrimientos más sorprendentes sobre la conducta femenina lo hizo Victoria’s Secret.
Antes de su lanzamiento, se creía que la mujer usaba ropa íntima para seducir a su pareja. Hoy se sabe, con toda certeza, que lo hace por narcisismo.
Los resultados del bombardeo sociocultural, continuo, masivo y sesgado, reflejan un distanciamiento mayor entre ambos sexos, descrito admirablemente por el sociólogo John Gray en: Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus.
Venus, Marte y la Tierra
Si ya era difícil comunicarnos, como consecuencia de la división del trabajo acaecida en tiempos prehistóricos –los hombres cazaban y pescaban, las mujeres recolectaban vegetales y se ocupaban de todo lo demás-, al presente pudiera convertirse en un esfuerzo ímprobo y, quizás, inútil.
A tal grado llega la incomunicación, que obligó a los japoneses a inventar 3 modalidades para el lenguaje oral: el que hablan las mujeres, el que hablan los hombres y el que hablan los hombres y las mujeres.
Otra de las características del proceso al cual son sometidas las mujeres en las sociedades actuales es esa especie de histeria colectiva desatada ante la presencia de una figura conocida del espectáculo, donde las asistentes intentan subir al proscenio, apurruñar y besar a los artistas o les lanzan prendas íntimas.
Uno conocido nuestro, torero de oficio, nos comentó alguna vez que los mejores rabos no habían sido los que le habían concedido en la Feria de San Sebastián que se celebra, anualmente, en San Cristóbal, capital del Estado Táchira, sino los que se le metían en su la cama después de las corridas.
Clemente De la Cerda, gran amigo y director de las películas más taquilleras realizadas durante los sesenta y setenta del siglo pasado en Venezuela, era mucho más condescendiente respecto la conducta de esas damas que, prácticamente, se regalan a los hombres exitosos; atribuyéndola más bien al instinto natural de conseguir mejores genes para sus crías.
Pese a Malthus, ayer el planeta llegó a contar con 10 mil millones de habitantes. El ser humano no es, ciertamente, la especie más fuerte, rápida, longeva o grande que habita el planeta. Pero, sí, la más inteligente, y la que mejor se aviene a los cambios, a veces catastróficos, de su entorno natural.
Es el Rey de los Camaleones, por decirlo simplemente.
El mimetismo le incita a procrear, ante territorios extensos y fértiles que pueden ser colonizados, o conflictos, desastres y pestes que diezman la población.
Sucedió tras el Diluvio Universal, la peste bubónica, la gripe española y la II Guerra Mundial. De grandes tragedias como éstas provienen la poligamia y el mandato bíblico: Creced y multiplicaos.
Si hay superávit, el hombre inventa y desarrolla métodos para controlar el exceso poblacional, a veces muy drásticos y crueles como el aborto obligatorio en China para mujeres con más de dos hijos y la esterilización masiva de varones en la India. En otras ocasiones, lo hace con técnicas más suaves y socialmente aceptables, como el condón y otros anticonceptivos, acompañados de masivas campañas pedagógicas.
Pero de que existe una tendencia instintiva en el hombre a mantener el equilibrio, la hay. Es la constante descubierta por la Antropología, y a la cual hace referencia en las obras de sus mejores investigadores.
Laponia o la enseñanza del sexo
Los lapones –pescadores y pastores de renos del norte de Escandinavia-, entregan a las viudas los adolescentes varones, para que les enseñen a copular, hasta que ellas mueren.
También hacen lo mismo con las jóvenes púberes, que se relacionan íntimamente con viudos, hasta que éstos cumplan con su ciclo biológico. Aunque extraño, no carece de lógica.
Para los japoneses, igual que para la mayoría de los asiáticos, la familia es el núcleo de la sociedad, y la Ley opone todos los obstáculos posibles a la separación y el divorcio de los cónyuges.
A los hombres se les considera responsables de la educación sexual de sus parejas, y se les presiona para que sus relaciones sean placenteras para ellas; pues entienden que la mayoría de las desavenencias matrimoniales provienen de la insatisfacción sexual de las féminas.
Por eso, desde hace milenios, existen los ukiyo, donde las cortesanas –no son prostitutas en el sentido occidental del término, sino maestras en el arte de amar- se encargan de instruir a los mancebos al respecto.
Vale la pena destacar que también los ukiyo constituyen el origen del arte japonés: el teatro, la música, la serigrafía y las tallas en madera y marfil, muchos de las cuales están colmadas de preciosos contenidos eróticos.
La guerra del Chaco (1932-1935) fue la más grande y destructiva librada en América durante el siglo pasado. En sus batallas, Bolivia tuvo cerca de 55 mil bajas fatales, y Paraguay más de 40 mil.
Si para ambos vecinos fue muy malo, para Paraguay resultó peor, pues perdió a la flor y nata de sus hombres en la salvaje confrontación. Además hubo, de parte y parte, otros muertos a causa de la malaria y numerosas enfermedades tropicales.
Fue tal la escasez de varones, que a las mujeres en edad de procrear no les quedó mas alternativa que cruzar la frontera con la Argentina, y acostarse con los vecinos, para repoblar al país. Así vino al mundo toda una generación de hijos de padres desconocidos. Un cuento muy triste, pero verídico, que nos recuerda lo sucedido en Venezuela después de la Independencia y la Federación, y que explica, en parte, los fenómenos del machismo y la marginalidad.
Conozco a un hombre pequeño, no sólo de estatura sino de alcance mental. Pese a que tuvo una madre bella y sexualmente activa hasta que falleció, odia a su hermana menor porque no es honorable matrona de la sociedad capitalina. Porque ella considera que el pene es importante. Para sí misma, para su vagina y para la felicidad de su pareja… y la de ambos.
Hace tiempo que no la veo. Pero si me la encontrase de nuevo, quisiera comunicarle: El pene y tu vagina son hermosos e importantes, nacieron el uno para la otra. Hagas lo que hagas, no te conviertas en otra honorable matrona de la sociedad capitalina.

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