martes, 29 de noviembre de 2011

Fausto, nos esperan días infaustos

El primo que vino del frío
El viernes pasado regresó el primo barcelonés de un viaje que le llevó a los confines del Hemisferio Occidental, a las regiones australes de Argentina y Chile y a la visión deslumbrante de la Antártida desde una motonave que pasa entre el Cabo de Hornos y el Sexto Continente.
No nos vimos personalmente, ni siquiera para consumir las multisápidas que acostumbramos en una arepería de la Río de Janeiro en la cual, a primera hora de la mañana de los sábados y domingos, nos encontramos con una nutrida representación de la juventud fiestera y amanecida de la capital –pues por la peligrosidad de las madrugadas citadinas, los parranderos se quedan hasta que sale el Sol, independientemente de su condición socioeconómica, pues los he visto enratonados y hasta pedos en el Metro antes de las 6 AM.
Y la razón de tal desencuentro fue el prurito del pariente por regresar a su terruño anzoatiguense, compulsión motivada a la vez porque él no soporta a Caracas, y porque, pese a su apellido de oligárquica reminiscencia –el cual comparto orgullosamente, pese a la chispa de odio que produce entre algunos de los ignorantes, resentidos y ex andrajosos detentadores actuales del poder-, no ha hecho otra cosa en su vida más que trabajar duramente –defecto que también poseo- y es en Puerto La Cruz donde ejerce su profesión.
¿Por qué critico a la MUD?
Entonces, fue a través del teléfonos como pude saludarle, y su máxima preocupación fue repetirme una pregunta que me ha hecho innumerables veces, y a la cual siempre le he respondido, pero cuya respuesta o no entiende –entender implica también aceptar- o no la he explicado bien. La interrogante es: ¿Por qué siempre critico a la MUD?
Muchas veces repito lo mismo –u me vuelvo fastidioso-: Considero a la MUD como una continuación de la Des-Coordinadora Democrática que tanto daño le hizo al país, pues le concedió a el Guasón el plazo necesario para aplicar la estrategia castrista de las misiones la cual, en un año, le daría la victoria electoral.
Además, percibo que dentro la MUD perviven colaboracionistas y tontos útiles al servicio de Miraflores. No voy a enunciarlos para que mi primo no se indigne, pero usted y también mi primo saben quiénes son.
El problema de la MUD no son sólo sus acciones, sino igualmente sus omisiones. La MUD sigue sin tener en sus manos el padrón electoral, sin reclamar los resultados finales de los dos últimos comicios, sin aclarar el enigma de los votantes virtuales. La MUD confía en quien dice ser su Rector, cuando éste niega la posibilidad de fraude. No es de la misma opinión, por ejemplo, Ezequiel Zamora, ex Presidente del CNE, que se vio obligado a renunciar por la invasión a su privacidad y el hostigamiento al cual le sometió el régimen durante el desempeño de su alta investidura.
Cuando hasta sus propios adherentes recomendaban primarias ahora, la MUD –por presión de Manuel Rosales, quien pareciera manejar a la socialdemocracia desde Panamá- las fijó para Febrero del 2012, dándole chance al Guasón para adelantar las presidenciales el 7 de octubre del año que viene.
Todo eso he escrito y se lo he dicho a mi primo y relacionados. Pero parece no ser suficiente.
La Haya, Noriega o el Doral de Bielorusia

Sin embargo, el sábado leí dos columnas en El Nacional: la de Fausto Masó y la de Armando Durán. Fausto, que es mi amigo de hace años, insiste en su posición inclusiva. Pontifica contra el extremismo –de derecha, porque el de izquierda manda con el hampa y el Guasón-. Asevera que no hay que prometerles sanciones a los narcomilitares que sostienen este armatoste impropiamente denominado Socialismo del Siglo XXI, sino más bien leyes de perdón como las decretadas a la muerte de Franco, la caída del Flaco Videla y la derrota electoral de Pinochet.
Lo siento, Fausto, pero te respondo con la línea de una conocida salsa: ¿Que te perdone yo? ¿Que te perdone? Como si fuera yo el Santo Cachón… Estoy 100% de acuerdo con Diego Arria y su propuesta en La Haya, pero extensivo a todos estos delincuentes de cuello blanco y traje verde oliva. A la Haya, o a vestir el uniforme color naranja de las penitenciarías estadounidenses. El que engalanó al general Noriega durante las últimas dos décadas. O a vivir el ostracismo con frío en ese nuevo Doral construido en Bielorusia porsiaca -dixit Carlos Blanco el domingo en El Universal-.
El salto dialéctico al castrocomunismo
Pero realmente quien se la comió fue Armando Durán con su artículo ¿Rumbo al caos?, publicado ayer en El Nacional.
Durán, a quien habré visto una o dos veces en mi vida está clarísimo, Fausto. Como no lo están Fernando Rodríguez –ahora más teodorista que Teodoro-, el Ciudadano de Globovisión ni tú.
Durán plantea la probabilidad, acuciado por la enfermedad terminal que padece, la presión de las espuelas de Fidel y las contradicciones internas de quienes dicen estar con él y su proceso, el Guasón decida romper históricamente con el pasado y presente capitalista y burgués de Venezuela y saltar a comunismo estalinista o castrocomunismo. Que el desastre en que se encuentra postrado el país no es resultado de la incompetencia, ignorancia o corrupción del equipo de gobierno –aunque mucho contenido hay en su quehacer de estos tres elementos-,
sino de una estrategia satánica, planificada en La Habana para terminar de colonizar a Venezuela y someterla a los designios de los Castro Bros antes que la Pelona se lleve al mayol de ellos.
Por eso, Durán le advierte a los mosqueteros de la MUD y a su Milady: La perspectiva de una campaña electoral fundamentada en una supuesta normalidad política resultaría un fatal paso en falso. Posibilidad sobre la cual, según el mismo Durán, sólo se habrían apercibido Diego Arria y Antonio Ledezma.
Durán recomienda a la MUD acuerde una estrategia auténticamente política –no electorera- que le permita al candidato electo en las primarias afrontar con firmeza y claridad el desafío de ganar las presidenciales, a punto de votos, pero también para resistir a todos los contratiempos.
Lo que, traducido a mi conocimiento, implica movilización popular, apoyo a las protestas estudiantiles, de trabajadores y comunitarias –fíjese amigo lector, qué culillo le tiene el Guasón a las masas, que para la reunión del Celac de este fin de semana mandó a suspender los juegos de béisbol-, y una declaración sin ambages que no sólo va a ganar, sino también a cobrar. De lo contrario, amigo Fausto, nos esperan días infaustos.

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