martes, 15 de noviembre de 2011

A votar por un tuerto, la stripper o el hipopótamo


El debate que no fue debate

Hoy los medios están colmados de información sobre la conversa de los candidatos a las primarias de la oposición, organizada por los estudiantes universitarios en la UCAB.
Opináticos de oficio cuestionan el evento, pues aseguran que no hubo, en sentido estricto, debate sino contraste de opiniones; aunque –según lo advierten- no hubo un acto semejante en los últimos 12 años.
Ante la proliferación de politólogos en dichos análisis, me siento inclinado a meter mi chuchara en el plato pues, al fin y al cabo, trabajé codo a codo con Rafael Caldera y Luis Herrera Campins las tres veces que los candidatos socialcristianos ganaron la presidencia del país; así como en otros comicios de acá y de fuera.
Aunque no estudié Politología, considera que esta actividad –todavía en formación y en desprendimiento de la mera praxis- debe caracterizarse más que por la traducción de datos estadísticos-políticos al formato alfabético, la redacción de discursos según a los resultados de las encuestas y el mejoramiento de la apariencia y la gestualidad de los pichones debe ser la detección instintiva e inmediata de problemas y su posible conversión en oportunidades, una característica general de la personalidad imaginativa. Dicho de otra manera, obtener soluciones o tener la habilidad de prever el final del camino sin desarrollar los teoremas y ecuaciones correspondientes.
El arte de analizar la política
Esta habilidad no es algo innato, sino que deriva del adiestramiento continuo de mi lóbulo cerebral derecho, lugar de donde proviene el pensamiento heurístico, y a ella atribuyo el éxito que he tenido como publicista, consultor y docente durante toda mi vida laboral, que se inicio cuando tenía 17 años.
Entiendo que esta manera de abordar el conocimiento intranquiliza a quienes no están familiarizados con la heurística como metodología del trabajo y la evaluación de su desempeño. Especialmente a algunos clientes publicitarios y políticos profesionales, quienes han hecho de los sondeos de opinión pública y su supuesto y mínimo error de 3 ó 5% paradigmas y, más que éstos, artículos de fe. Empero, olvidan que Gerard Debreu, Premio Nóbel de Economía, advirtió: Hay tres tipos de mentiras, las grandes, las piadosas y las estadísticas.
Un discurso que no cala en el barrio
Sea como fuere, la debilidad más grande que observo entre los líderes de la MUD -y que, a mi entender, resulta peor que su pasividad, divorcio de los manifestantes cotidianos o incitación tácita a la desmovilización popular- es semántica: y la defino como una incapacidad generalizada para comunicarse con el sentimiento popular o pathos en un lenguaje que inteligible; fortaleza que Chávez posee de sobra, aunque su discurso, a nivel sintáctico y morfológico sea más que cuestionable.
Mi recomendación para todos ellos es que, en lugar de contratar a politólogos que les hagan sobreactuar y lucir como actores aficionados, se pongan de acuerdo con personajes como el periodista “Chúo” Torrealba –Radar de los barrios-, quien sin decir ni una sola vulgaridad, proyecta imágenes letales cuando define a VTC, sus programas y animadores como lenguaje cloacal. Uno se imagina, de inmediato, una serie de ratas, chillando en un hediondo y podrido tubo de aguas negras. Qué es, exactamente, lo que son. De verdad, lo digo con franqueza, sin el lugar de los que están hubiesen puesto a “Chúo”, la diferencia de votos sería abrumadora a favor de la oposición.
La inclusión como exclusión del bando propio
El otro defecto que salta a la vista es la indefinición ideológica. Para los estudiantes universitarios de ni generación, estaba claro que había dos posiciones dicotómicas e irreconciliables: comunismo y democracia, totalitarismo y libertad, dictadura y alternancia.
Es que, según los encuestadores –que ahora también quieren ser líderes de opinión-, hay que ser inclusivos y no excluyentes. Inclusivos, ¿con quiénes? ¿Con los narcorruptos militares –no lo digo yo, sus nombres figuran en un expediente oficial de Departamento de Estado de EEUU-, con los evadidos del Rodeo, con los paras de La Piedrita?
Como dice Jesús Petit Da Costa, el discurso de los candidatos a las primarias, debe dirigirse, en primer lugar, a quienes simpatizan con ellos. Para entusiasmarlos, ponerles a vibrar y convertirles en cajas de resonancia. En un breve quiz que realicé ayer entre personas que abominan al Guasón y su régimen, para ninguno de los entrevistados, léase bien, para ninguno de ellos lo que dicen los candidatos a las primarias les hace tilín o les llega al alma.
Sólo después de haber reunido al rebaño principal, el buen pastor puede dedicarse a las ovejas descarriadas que pacen por la periferia. Me refiero a los ni-ni, o chapistas arrepentidos, a esos que declaran en Radar de los barrios y todavía aspiran a que su Comandante-Presidente les escuche y María Lionza les conceda un milagrito. Pero el proceso de incluir a los supuestamente excluidos.
Sao Paulo eligió a un hipopótamo como Alcalde
Escrito todo lo anterior, digo que de los contenidos del debate que más me gustaron fueron los de Diego Arria y María Corina Machado, en el mismo orden mencionado. Diego está clarísimo en lo que debe hacerse: llevar a Esteban al Tribunal Penal de La Haya –y al resto de sus compinche a instancias similares-, hacer un gobierno de transición y convocar una Constituyente –para desmontar el andamiaje castro-comunista-. Machado también –aunque frunza demasiado el ceño- cuando habla sobre la propiedad privada y el emprendimiento a través de la Pyme.
Creo haber citado en más de un blog a Ricardo Semler, empresario brasileño que inventó y aplicó exitosamente en su empresa -Semco de Sao Paulo- el concepto democracia industrial.
Al iniciar su gestión (1982), Semco facturaba sólo US$ 4 millones. En el 2003, ya superaba los 212 millones en beneficios.
Semler fue dos veces Empresario Brasileño del Año, designado por unanimidad Presidente de la Cámara de Comercio de Sao Paulo y seleccionado entre los 10 mejores gerentes del mundo por la Revista Time.
Su libro, Contra la corriente, es uno de los best-séller de negocios más leído globalmente.
Su desempeño fue matizado por una crisis nacional casi constante: el gobierno congeló todas las cuentas bancarias por 12 meses, la selección brasileña perdió el Mundial de Fútbol, un transformista ganó el Miss Brasil y un hipopótamo fue electo Alcalde de Sao Paulo.
Lamentablemente, no creo que ni Arria ni Machado ganen las primarias. En el primer caso, éstas se han convertido, para los adecopeyanos, en un casting de jóvenes adultos –dixit Alfredo Ledezma- que le descalifica –aunque su cerebro parezca funcionar mejor y se comunique con valores, objetivos, metas, reglas y políticas concretas-. En el segundo caso, en el país se impone un machismo a lo charro mexicano que sepultó la candidatura de Irene Sáez, dándole la victoria a Chávez a fines del siglo pasado, y acabó con el partido socialcristiano Copei a sabotear la gestión de la apreciada colega y amiga, la periodista y docente Rosana Ordóñez.
Pero, aunque este bando termine como en el país de los ciegos, con un tuerto de candidato, habrá que votar por él. O por la Cicciolina –la stripper cuya nominación como candidata al Parlamento Italiano obtuvo mayor número de votos históricos-. O por el hipopótamo del zoo de Sao Paulo.

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