viernes, 21 de septiembre de 2012

Carta abierta a David


Una valija a lo Antonini
 Sé que la valija contentiva de los biyuyos para inducir a los monitos del chiripero oposicionista debe pesarte ahora mucho más que la que cargaba Guillermo Antonini Wilson en el momento en el cual se la incautó la agente aduanera en el Aeroparque de Buenos Aires.
Y así debiera ser, puesto que tan sólo faltan 15 días para las elecciones presidenciales, y estarás obligado a devolver los fondos asignados al respecto, casi en su totalidad, por la ineficiencia demostrada al conseguir otros nombres adicionales a los de tres infelices que saltaron la talanquera.
Sobre todo, David, cuando The Wall Street Journal reconoce que los bonos venezolanos van al alza porque Capriles gana. Y hasta los encuestadores tarifados por el régimen reducen los márgenes entre el candidato entrante y el presidente saliente.
Además, David, debes recordar aquella conferencia del ex Ministro de Justicia en el 2006 de la oprobiosa IV República, tu paisano José Manzo González, quien aseguraba que, en Venezuela, los dólares cash provenían del narcotráfico, mientras que los de PDVSA viajaban en papelitos.
Soy como un viejo Rolls Royce
Aunque no detento ningún cargo electivo ni milito en partido político alguno, tengo varios amigos y numerosos seguidores por este blog, conscientes de que he publicado hasta de qué mal va a fenecer el Guasón. No esperes, David, que será de cáncer, porque esa muela y mareo inventada por Ramirito Valdés y sus secuaces en La Habana no me la creo.
Pese a que gozo de excelente salud. David, tengo 71 años, y requiero de algunos ajustes. Como los viejos Rolls Royce, con un ruidito aquí, un choquecito allá. Nada del otro mundo, pero que vale la pena arreglar.
Por ejemplo, David, me encantaría tomarme un semestre sabático, y dedicarme a consentir a mis nietas, que viven en Miami. O someterme a varias terapias con una masajista tailandesa, de esas que te soban con sus pies pequeñitos y aceites mentolados. O tomar el crucero de la Cunard que te lleva a recorrer el mundo en 80 días.
Pero todos esos deseos valen dólares, de los cuales no dispongo, y dudo Cadivi me los conceda si se los pido.
Te propongo un fifty-fifty
Por lo cual te propongo, David, negociemos por, digamos, 2 millones. Uno para tí, y otro para mí. Llamaré a Julio Borges antes de hacer mi declaración, y el entenderá mis motivos, los cuales no son, precisamente, unas rosas pintadas de azul.
Además, le pediré prestados a Wilmer Ruperti un camarógrafo y una videocámara para que graben mis dedos cruzados en la espalda, cuando esté jalándole bolas en cadena al Guasón. Como lo hizo Galileo Galilei ante el Tribunal del Santo Oficio, al jurar que la Tierra era el epicentro del universo –como tu comandante-presidente quiere que le digan que, en caso de perder con Capriles, el mundo sufrirá un colapso- y, por ende, no se movía. Pero musitando: E pursi muove (Y sin embargo, se mueve).
Pero apúrate, David. Antes de que el Flaco diga: Vini, vidi, venci. No te pongas a hablar pendejadas en Globovisión. Y prepara el maletín, si tu respuesta es positiva a esta carta abierta.

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