viernes, 8 de febrero de 2013

Ponerse alpargatas, pues lo que viene es joropo


Hay personas que les gusta arrastrarse sin tener por qué...
Morella Baptista Guevara, refiriéndose a la adulancia del Maestro José Antonio Abreu frente al régimen que desgobierna a Venezuela
La actuación de un tanque ruso
La periodista y escritora cubana Lissette Bustamante, residente en Miami,  afirma en novela más conocida, Jineteras (2003): Raúl Castro actúa como un tanque ruso. Se para al comienzo de la calle, y contempla por un rato largo la agitación de la cuadra. Después, arranca y acaba con la manifestación a sangre y fuego.
La conducta detectada por Bustamante parece ser la imperante ahora en Venezuela, pues su obra, aunque narrativa, resulta casi autobiográfica al revelar la naturaleza íntima de su relación con el ahora virtual presidente de este país, Raúl Castro, dado que el sobrevenido electo para el cargo, pese a su característica locuacidad mediática, lleva 61 días sin decir ni pío, con excepción de epístolas  caligráficamente muy dudosas y relatos de extrema cursilería de los muchachos de mandados quienes, supuestamente, se reúnen con el postrado en su lecho habanero.
De manera que el tanque ruso ha iniciado su ofensiva a la machimberra, a ver si se puede ordenar el despelote al que ha mutado la revolución bolivariana por la ignorancia, ineptitud y mala fe de la nomenclatura castrocomunista venezolana en cochupancia con la gigantesca corrupción y dedicación casi a tiempo completo de una porción significativa de la oficialidad al comercio ilícito de alimentos, armamento, gasolina, divisas, drogas y medicinas, a través de los aeropuertos, puertos y alcabalas que manejan con los cubanos. Despelote al cual también ha contribuido la voracidad de los socios foropaulistas del continente, y los partidos filocomunistas de Europa.
A pesar de esta tendencia degenerativa, que lleva inexorablemente al caos y a la implosión social, el régimen ha logrado mantenerse gracias a su esencia populista y a la carencia de identidad nacional de vastas masas populares, procedentes de países vecinos, a las cuales el yacente dotó de cédulas, pero no les hizo acudir a una sola clase de Historia de Venezuela.
A lo mejor, hizo bien, porque si les hubiese obligado, tendrían una versión del devenir parecido a la olla que publicara hace años el Chino Manrique en El Diario de Caracas sobre el gobierno de Raúl Leoni, la cual, a principios de esta semana, repitieron Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, durante la presentación el supuesto esqueleto de un joven guerrillero de Bandera Roja, asesinado con cientos de patriotas más a finales de los sesenta del siglo pasado.
Agonía y muerte del más grande emperador
Pero hay una buena parte de la población y, asimismo, de los milicos, que no se tragan la farsa montada para tapar el estado de salud del comandante por el eje Caracas-La Habana; y han decidido raspar la otra olla a full chola. Por si acaso. Según un guión conocido desde hace milenios, empleado durante la gravedad, la agonía y el deceso del Rey Zheng, el más grande de todos los emperadores:
No podía encontrar sosiego ni felicidad, razón por la cual ordenó que sus cortesanos escribieran poemas el auténtico hombre inmortal, que debían cantarse a diario. Pero esto no produjo resultado positivo alguno.
Sus temores se hicieron mucho más intensos en los últimos días su vida. Uno puede figurárselo: el hombre de la nariz ganchuda, ojos oblicuos y apenas visibles, yendo noche, de un pabellón a otro, a toda prisa, ocultándose para no ser visto por los espíritus malignos y temiendo que alguien pudiera atentar contra su vida, cambiando de alojamiento a medianoche para un lugar más apartado y tranquilo. Y después, por la mañana, regresando a palacio y dando órdenes a diestra y siniestra con su desagradable voz de  chacal.
Un día regresaron unos magos a los que había enviado en búsqueda en la hierba de la vida eterna, y le informaron que no la habían podido conseguir, pues unas ballenas les habían impedido desembarcar en la isla donde crecía.
El emperador se hizo a la mar, y se ubicó, armado con una ballesta, en el castillo de proa. Mató a un gran pez, expresando que con tal sacrificio castigaba las ballenas que le impedían acceder a la hierba de la vida eterna.
De nuevo en tierra, enfermó., y murió en e! viaje de regreso,  lejos de su Imperio. El círculo de sus colaboradores -entre ellos su hijo menor-, decidió mantener en absoluto secreto la defunción .
Cada día se llevaba la comida al palanquín imperial. Se fingían reuniones y conferencias políticas. Del palanquín imperial, seguían saliendo normas y edictos uno de los cuales, se ordenaba el destierro y sui suicidio del príncipe heredero, y así lo hizo, aunque con ciertas vacilaciones.
Era verano y hacía mucho calor. El viaje de vuelta a casa duró mucho.  Dado que e! hedor que emanaba del palanquín no pudo ocultarse más,  y amenazaba con descubrir la impostura, el canciller ordenó a un carro con pescado en salazón, que apestaba de manera infernal, que lo siguiera. Así regresó a palacio el Primer Emperador Qin, con aspecto nada nada de mayestático,  y con el respeto que no podía entender dada su condición de difunto.
 Venezuela no es China ni Cuba
Mas sucede que Venezuela no es China ni tampoco Cuba. Y que Raúl, aunque más malo que Guardajumo, tampoco es Satanás, sino un demonio menor, un íncubo o un súcubo. Entonces, ¿en qué y por qué se equivoca Raúl al ordenar mano dura contra los insubordinados, especial pero no exclusivamente los de Primero Justicia?
Yerra porque ha recibido mensajes equivocados, especialmente de parte de la MUD. Ramón Guillermo Aveledo trata a estos sicofantes del hamponato como si fuesen honestos dueños de equipos de béisbol profesional. Lo que en el deporte organizado le dio buenos frutos, en el país desorganizado tuvo que ser visto por Raúl como un mensaje equívoco.
Según recomendaba el Ingeniero Enrique Rodríguez Escalona, un buen amigo cubano en el exilio: No puedes enseñarle impunemente el trasero a nadie, pues lo próximo que querrá hacer es metértelo…
La MUD, al haber aceptado todas las trampas y abusos del dictador y sus compinches, desde los tiempos en los cuales se llamaba Coordinadora Democrática, le ha mostrado el culo al desgobierno en innumerables oportunidades.
Por lo eso, Raúl se ofende cuando Henrique Capriles protesta –quien para el cubano forma parte del sistema-, contra la injerencia del gobierno de los tiranosaurios Castro en Venezuela. Raúl se indigna, y les ordena a Tintan y su carnal Marcelo que castiguen a Primero Justicia, pues nadie lo va a bajar de donde está montado, hasta que no acabe lo que hace.
Raúl no ha ganado ni una puta guerra en su vida
Pasa que Raúl es un pésimo estratega, derrotado en todas las guerras que emprendió el Siglo XX como Ministro de la Defensa en Angola, Bolivia, Unión Sudafricana y Venezuela. Acostumbrado como está a jinetear impunemente, como buen alcahuete que es de la URSS y la izquierda caviar que medra en los estados del Primer Mundo, el autoproclamado general Castro no percibe el aroma a insurrección popular que se respira en el entorno, y que ha comenzado a manifestarse como violencia entre los consumidores ante la escasez de medicinas y productos básicos.
Antes de despachar arroz, harinas de maíz o trigo, azúcar, café, pollos, lavaplatos, jabones de tocador y margarina, por ejemplo, Mercal y los supermercados que sirven a los barrios populares de La Vega y Montalbán, los proveedores deben convocar a la Guardia, para evitar que la gente se faje a golpes o saque navajas en las interminables colas. Esta misma conducta de violencia, aunque en menor grado, se observa en establecimientos donde concurren personas de clase media, como los ubicados en La Florida, La Campiña y Chacaíto.
Dado que la campaña contra el acaparamiento no ha pegado ni entre los más fanatizados chavistas, que el comprador desabastecido cambie el sujeto de su rabia del vecino al gobierno es cuestión de días u horas.
Y la cartilla de racionamiento a la cubana, iniciada como mercados de prueba en los surtidores de Táchira, Zulia y Mérida para evitar el contrabando de extracción de combustibles –cuando todos saben por allá que dicho tráfico lo  manejan los uniformados verde oliva, en combinación con los faracos-, no podrá ser extendida a otros rubros y entidades del país, como estaba previsto para el presente trimestre.
La anomia en el liderazgo
Hay un vacío de liderazgo en el establishment chavismo-MUD.
Se notó entre los gobernantes durante el acto pre carnavalesco donde Winston Vallenilla jaló bolas a granel –en compensación, le nombraron presentador del Kino Táchira-, con el atuendo elegido por Diosdado Cabello, el Millán Astray venezolano, quien concibe al caudillismo como hereditario, y bien podría haber dicho en su discurso lo que el fascista general hispano dijera frente a Don Miguel de Unamuno: ¡Muera la intelectualidad traidora! ¡Viva la muerte! También, pertenece a esta situación generalizada de falta de discernimiento la grosera respuesta de Nicolás Maduro a una chica de 15 años, quien le pide aplique las indulgencias que otorga la Constitución a su papá, Iván Simonovis, preso político del régimen desde hace más de una década, quien se pudre en los inmundos calabozos del Sebim.
En cuanto a la oposición tolerada, colaboracionista o tonta útil, la situación no puede ser más triste, insulsa y desmovilizadora: Hay un solo camino, y es la vía pacífica.
A la otra oposición, la radical, le pasa lo mismo que le pasaba a la aristocracia francesa durante el Régimen de Terror que sucedió a la Revolución: O está escondida o muerta. Con excepción de algunos que hacen foros, otros que escribimos donde podemos y los menos, que hacen campañas de preventa, promocionándose como candidatos.
Por eso, hay que ponerse alpargatas, pues lo que viene es joropo. No del Rey Zheng, sino ya usted sabe de quién. Para los ceremoniales a propósito de usted sabe qué. Y para todo lo que acontezca después, pues, pese a la gestión del general antes mentado para atarlo todo bien, deseos no empreñan. Ni sus órdenes, aparentemente, tampoco.

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