lunes, 11 de julio de 2016

Back to the Future

No estarás para nada,
no serás ni recuerdo,
y cuando piense en ti
pensaré un pensamiento
que oscuramente
trata de acordarse de ti
El futuro: Julio Cortázar

No hay peor ciego…
Hoy me tocó ver a José Gregorio Vielma Mora, ex superintendente del Servicio Nacional de Administración Aduanera y Tributaria y actual gobernador del Táchira, bastante molesto ante las cámaras de la prensa por la decisión de Maduro de haber permitido el paso de damas a Cúcuta el día de ayer, para que adquiriesen alimentos y medicinas que no se consiguen en su entidad o que se expenden a precios de bachaqueo.
Vielma Mora mostró a cámara una fotos, supuestamente tomadas sobre alguno de los puentes, donde se exhibían paquetes de leche en polvo Los Andes. Además, el gobernador le daba órdenes a la corresponsal de Telesur para que lo encuadrara y entrevistara de la manera debida pues, según él, los demás canales lo que hacían era amarillismo y atizar el fuego en el Táchira.

Vielma no ve la apelación de origen de este producto (abajo, a mano derecha)
Desde hace tiempo hay rumores no confirmados de que, tras un incidente aún no aclarado, donde fueron heridos un oficial y soldados del ejército –suceso que le sirvió de excusa a Maduro para cerrar la frontera con Colombia–, el contrabando de extracción de víveres y medicamentos quedó bajo el control de la gobernación.
Hago un poco de historia. Recuerdo una anécdota familiar sobre la remoción del coronel Oscar Tamayo Suárez como comandante de la Guardia Nacional en el Táchira. Eran tiempos de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez, y la decisión que tomó el entonces presidente se basó una delación sobre la comisión bajo la mesa que cobraba Tamayo por dejar entrar ganado, café y otros bienes provenientes del vecino país.
           ¿Y cuánto se junta Tamayito al mes —: preguntó el jefe.
           Un millón de bolívares al mes, más o menos —: respondió el sapo.
           Hay que rasparlo —ordenó Pérez Jiménez—. Todavía si los hubiese hecho en un año, pero, ¡en un mes…! ¡Qué descaro…!
En aquellos tiempos, un millón de bolívares equivalían a unos 300 mil dólares. Lo cual nos ilustra sobre, al menos, dos puntos:
1.    Siempre hubo contrabando entre Norsantander y Táchira, de allá para acá o viceversa
2.    Desde que el General en Jefe Eleazar López Contreras, ex Presidente de la República, creó a la Guardia Nacional –a imagen y semejanza de los Carabineros de Chile y la Guardia Civil de España, en todo menos en su moral y luces–, el control de las fronteras ha estado en manos de ese cuerpo uniformado.
Dado el desbarajuste militar, aliñado por la actividad delincuencial de  a quienes José Vicente Rangel y Vielma Mora llaman paramilitares y que, en verdad, pertenecen al ELN y se ocupan –además de recoger vacunas y alojar a los secuestrados de Venezuela–, de la controlar más de 700 mil hectáreas de coca en el Municipio Catatumbo de Norsantander, la producción de la cocaína y el narcotráfico del producto hacia Europa y Norteamérica desde aquí. Muchos de los elenos acaban de darse baja en las FARC, por el expedito proceso de cambiarse de brazalete.
La tragedia del Táchira no es colindar con Norsantander, si no haber caído en manos de una chusma cívico militar, de ideología castro-comunista, cuya codicia no tiene límites, y que intentan poner orden en el despelote bajo la consigna de: ¿Cómo quedo yo ahí…? A los tradicionales comisionistas fronterizos, la Guardia Nacional, les han salido otros uniformados que se disputan sus parcelas de ingresos.
Pese a lo que Vielma Mora dice sobre la caída en el envío ilegal de gasolina Colombia, me imagino que se referirá a las pimpinas o jofainas que los wayúes transportaban para ganarse unos cobres, porque la supuesta producción de gasolina del país, de 2099 a 387 millones de barriles diarios entre el 2013 y el  2015 según Petroguía –a la cual habría que añadir la importación de naftas a precios del mercado global–, sigue incrementándose exponencialmente, mientras que el parque nacional rodante se reduce a paso de vencedores.
Dado que al gobierno de EEUU le importa un carajo lo que le pase a Venezuela, pues su petróleo ya no es estratégico para la seguridad del Imperio, la razón por la cual Thomas Shannon vino por segunda vez a hablar con Maduro fue para exigirle que defenestrara a los oficiales pertenecientes al llamado Cartel de los narcosoles; exigencia que refrendó el Jefe de Cubazuela, Raúl, durante la visita del presidente venezolano a La Habana para la firma del negociado entre las FARC y Juanma.
Y Maduro así lo hizo, el 5 de los corrientes, en la ceremonia de ascensos y nombramientos de las FFAA. Fue como sacarle la escalera a Diosdado, que estaba poniendo las tejas del techo.
¿Qué podemos esperar ahora? De la oposición colaboracionista, nada. En la otra, no hay fuerza. Así es que el pedo está entre ellos: quienes tienen millardos de biyuyos pero no a dónde ir porque están en la lista negra de la DEA; los que, sin ser inocentes, por lo menos no son narcotraficantes. Y todo esto matizado por los últimos éxitos del foropaulismo: la firma de la paz en Colombia y el ingreso de Cuba con la bendición de Obama al conjunto de naciones funcionales.
Recientemente me preguntaron que cómo veía el futuro. Me imagino que como lo vieron los alemanes en los años 30 del siglo pasado, antes de que Hitler ganara las elecciones y los llevara al desastre. Lo veo como la trilogía Back to the Future, tres películas de ciencia ficción donde todos saben que pasará, pero nadie quiere tomar la iniciativa. 

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