domingo, 6 de diciembre de 2009

Del bancorrupto al banculillo

La Escuela de Negocios de Harvard emplea dos principios para que sus participantes triunfen académica y profesionalmente:
1. No deben establecerse reglas que conduzcan siempre a las mismas conclusiones;
2. Se deben sumar cambures, manzanas y limones, y obtener resultados
.
Señalamos lo anterior para especular sobre lo que ningún medio de comunicación ni vocero político ha expresado cabalmente hasta el momento, la respuesta a las preguntas: ¿Quién empuñó la guadaña que cercenara la testa de Ricardo Fernández Berruecos, hasta octubre del presente año empresario modélico y favorito del alto gobierno chavista? ¿Y las órdenes de aprehensión contra Arné Chacón Escamillo y Perucho Torres Ciliberto, el uno preso y el otro candidato firme a convertirse en breve plazo en fugitivo de la justicia ordinaria?
Ayer mismo, en El Nuevo País, Camilo Rey Luna a encabezaba su artículo con las siguientes días: Sigue siendo una incógnita la verdadera razón por la cual bancos tenidos por chavistas y crecidos al amparo de esa denominación, han sido intervenidos personalmente por el propio Chávez y encarcelados sus gestores por virtual orden del Presidente…
La Razón plantea como hipótesis la existencia de un dossier ad hoc, elaborado por el G2 cubano –que sería el soporte para el reporte del 8 de Agosto de la Disip- , y entregado a Chávez por su embajador en La Habana, Ronald Blanco La Cruz, supuestamente un archienemigo de Diosdado Cabello. Otros medios señalan una disposición administrativa del Departamento de Justicia de EEUU, que de hacerse efectiva colocaría a Venezuela al borde de su calificación como estado forajido. Finalmente, la mayoría cree que todo se origina por las denuncias del diputado Ismael García y Henry Ramos Allup, Secretario General de AD,.
Todo lo anterior es cierto y no lo es a la vez, porque parte de medias verdades, confunde fuentes con declaraciones y desestima los ingredientes del guiso financiero integrado por corrupción administrativa, narcolavado, crimen organizado, comercio ilícito, terrorismo, abuso de poder, prevaricación de funcionarios públicos.
Es verdad que García y Ramos dieron a conocer informes sorprendentes. Antes de hacerlos públicos, García presentó el suyo a la Fiscalía y la Asamblea que, por supuesto, se hicieron las locas. Es verdad que el Departamento de Justicia norteamericano lleva a cabo serias pesquisas sobre el origen de los fondos de los boliburgueses: de éstos provienen los vetos contra personajes como Tarek El Aissami y Ramón Rodríguez Chacín, impedidos desde hace más de un año de negociar con empresas y ciudadanos estadounidenses, y aún de abrir o mantener cuentas de índole alguna en esa nación. Es verdad que el G2 cubano mantiene un ecosonograma completo sobre las actividades lícitas e ilícitas de los ciudadanos prominentes de Venezuela, y es posible que le haya entregado el prontuario de Fernández Berruecos a La Cruz, quién sabe con qué fines.
Pero hay más, mucho más que eso.
El fiscal Robert Morgenthau de Nueva York, cuyo mandato le da competencia federal para el seguimiento de capitales de origen dudoso, a escala global, ha declarado en recientes y numerosas oportunidades su intención de llegar al fondo de los delitos de la robolución bolivariana. Se lo propuso para añadir el último palmarés a su exitosa carrera, pues no aspira a reelegirse para un nuevo período, y porque, asimismo, como judío, se lo debe tanto a su comunidad religiosa como a Israel, amenazado de muerte súbita por el desarrollo nuclear de Teherán. Así es que no sólo es el G2 el único que arma expedientes contra el chavismo, sino también el Mossad, la CIA, la DEA, el FBI y pare de contar.
Ahora vamos a las conjeturas, o la adición de cambures, manzanas y limones si se lo prefiere. Si el régimen ha decidido detener y enjuiciar a algunos de sus más conocidos conmilitones, la única razón plausible es la forja de un prontuario que encubra el otro, el que conduce inevitablemente hasta el gran titiritero. De manera que, si las revelaciones de ahora causan escándalo, las ocultas generarían un pánico general, cuyas consecuencias no pueden ser estimadas.
Hay dos posturas contradictorios entre quienes acceden a y participan en los medios oficiales e independientes: Chávez gobernará hasta el 2021 o ad infinitum, Chávez saldrá del poder por el voto popular. Hay una oposición minoritaria, dura, que no cree que Chávez abandone el poder sino tras un Plan B épico y necesariamente muy cruento –un mínimo de 5 mil víctimas civiles para que los señores verde oliva se dignen a actuar, se dice por estos lares-. Pero hay otras opciones dignas de tomar en cuenta, y, entre ellas, la que le aplicaron a Manuel Antonio Noriega el 20 de diciembre de 1989, después de haberle comprobado hasta el hartazgo su ligazón con el narcotráfico, el lavado de dinero y el contrabando. Que en este caso no pasa por los antiguos y liquidados carteles de la droga, sino que es patrimonio exclusivo de las FARC, el ELN y los paracos, a ambos lados de la frontera colombo-venezolana.
A nuestro juicio, es éste el mayor de los temores que motiva a Chávez a actuar como lo está haciendo, pues aunque el diga lo contrario, siempre en algún lugar de su mente está presente la huida no hacia el futuro sino hacia un país amigo, en el caso de que las cosas no le salgan como tal como las ha planificado. Y no es lo mismo llegar como líder tercermundista, derrocado por el Imperio y sus pérfidos secuaces Alan García y Álvaro Uribe, que acusado de capo mafioso. De ahí que de la antigua motivación del bancorrupto, saltamos dialécticamente la nueva del banculillo.

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