miércoles, 11 de octubre de 2017

Por qué sí hay que votar


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Se que este blog  no le va caer bien a mucha gente que aprecio, entre ellos Lorena Guevara, Jesús Petit Da Costa y Alfredo Coronil. Pero, después de una larga reunión que celebré ayer con personas de mi querencia, llegué a la conclusión de que sí hay que votar el próximo domingo.
¿Por qué?
Porque es la única forma de que el venezolano de a pie entienda que no hay manera electoral o incruenta de ganarle al régimen narco–comunista.
La trampa, denunciada el 30 de julio por el mismo presidente Smartmatic para salvar su empresa ­–y, probablemente, su pellejo­–, está montada. Planificada por  Ramiro Valdez y el G2 en La Habana- Con la complicidad descarada de los magistrados del CNE- Con la supervisión y el visto bueno de los hermanitos Delcy y Jorge Rodríguez.
Los porcentajes que lograrán la MUD y el PSUV ya fueron anunciados por Luis Vicente León, oficioso aunque no oficial portavoz del desgobierno, en  entrevista dada hace dos semanas a un periódico colombiano: 60 y 40%, respectivamente. Lo implica 8 ó 9 gobernaciones para los comunistas y el resto para la oposición tolerada.
No hay que ser astrólogo para saber con cuáles estados se quedará el régimen, con aquéllos por donde se desplazan el narcotráfico y el contrabando de extracción, que hoy son las principales y quizás únicas fuentes de enriquecimiento de la boliburguesía y el Cartel de los Soles. Además, von entidades que, como Aragua, le resultan estratégicas al ejército en ella práctica de sus políticas de ocupación, extorsión y represión nacionales.
Debo aclarar que, entre los candidatos de la MUD, hay gente honesta, bienintencionada y preocupada por el bienestar de sus regiones. Me refiero, específicamente, a María Beatriz Rodríguez, candidata por Portuguesa; Laidy Gómez, por Táchira; José Manuel Olivares, por Vargas y; Guillermo Call, por Monagas. A uno de ellos le conozco personalmente, como a Guillermo. De los demás, tengo referencias excelentes. Si yo fuese elector en alguna de sus circunscripciones, no me temblaría la mano para votar por cualquiera de ellos, aunque después les cometan fraude, como es probable que suceda con Laidy por lo que ya comenté antes.

Un país que se cae a pedazos

Pese a la híper inflación creciente y a la escasez de medicinas, todavía Venezuela no ha llegado a lo peor, aunque se dirige en línea recta hacia allá gracias a su conductor suicida, quien falleció al seguir el ejemplo de Chacumbele[1], declarando que pagaría las acreencias de Venezuela en yuanes, moneda que ni siquiera acepta el indigente más menesteroso de Yemen del Sur.
Mas, aunque esté liquidado sin siquiera darse cuenta, sus camaradas pretenden sostenerlo en Miraflores hasta el 2019, pues, a diferencia de EEUU, aquí no hay cambio presidencial por saturnismo ​–enfermedad que produce el plomo al entrar en el cuerpo humano–. En cambio, por dicha causa han sido despojados de sus mandatos varios presidentes estadounidenses, habiendo sido el más reciente John F. Kennedy. Por lo que hay que esperar a ver quien carga con el muerto, que no es fácil porque nadie le quiere.
Mientras tanto, el país se despedaza por falta de moral, ley y orden. Cualquiera hace lo que le da la gana, desde asesinar por un móvil hasta publicitar un comercial en Globovisión donde se afirma la cura milagrosa del Alzheimer, si te incorporas al rebaño del pastor que sólo cobra un módico diezmo de tus ingresos por afiliarte a su secta.
La semana antepasada se anunció el adelanto de las utilidades y una mensualidad del Seguro Social para ayer. El viernes pasado, el IVSS se desdijo, y atribuyó a la oposición la falsa expectativa. A cambio, Corposalud repartió medicinas con la presentación de recetas y carnets de la Patria, aunque las malas lenguas comentan que los medicamentos pertenecían al lote que el régimen le decomisó a Caritas a mediados de año. Y aunque aún no hemos llegado al asedio de Leningrado, donde no quedó un perro ni un gato vivo, en mi vecindario desparecieron las palomas, algunas como alimentos de la Corte de los Milagros que le regaló a La Campiña PDVSA, otras para ser sacrificadas en los ritos satánicos de los babalaos, otro regalo que Venezuela recibió de la Revolución Cubana.
Por eso sí hay que votar. A ver si el pueblo agarra una arrechera de padre y señor nuestro y se va, sin líderes, a pedirle cuentas a los responsables de esta gran tragedia. Y no tenemos que esperar al 2019, como lo quieren los politicastros de izquierda y derecha, los zares de la droga, los boliburgueses y los beneficiarios del excremento del Diablo.

[1] Chacumbele era un policía cubano, parrandero y mujeriego, casado con una mujer extremadamente celosa y   posesiva. La dama se enteró que su amado infiel estaba con otra y, como se lo había jurado en varias oportunidades, armada de un filoso cuchillo lo buscó toda La Habana y le apuñaleó. El mismito se mató alude al que, con  mala conducta, busca la muerte.

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